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A Dios rogando...

La ofensiva terrorista con la que la CNG busca mayor poder para negociar puede ser a la vez lo que lleve el diálogo al fracaso

12 de agosto de 1991

SOLO UN DIA DESPUES DE que se interrumpieran en Caracas las negociaciones entre el Gobierno y la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, la ofensiva subversiva se hizo sentir nuevamente por todo el país. En menos de dos semanas se produjeron 94 actos terroristas que dieron como resultado 108 muertos, 56 heridos, 19 policías y 18 civiles secuestrados, mientras 33 guerrilleros fueron capturados por las autoridades. Día a día, las cosas sucedieron así:
JUNIO 28:
-Destruida la caseta de monitoreo remoto y medición de la carga de energía de la subestación eléctrica del distrito de producción de El Centro, en Barrancabermeja, Santander. El costo de este atentado superó los 40 millones de pesos.
JUNIO 30:
-Atentado contra el oleoducto Galán-Bucaramanga, que llevó a la suspensión del bombeo durante dos días. Se perdieron 212 barriles de ACPM.
-Atentado contra el alcalde de Cali, Germán Villegas. Dos de sus escoltas fueron asesinados y su hermano quedó gravemente herido. -Atentado dinamitero contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas, cerca de la estación de Orú. La circulación del crudo fue suspendida durante 24 horas.
JULIO 10:
-Un frente de las Farc emboscó a una patrulla de policía en el municipio de Santander de Quilichao, Cauca. Tres policías perdieron la vida.
-En Santander, la CNG atacó los corregimientos Campo Dos y Petrolia, destruyendo un tramo de tubería del gasoducto Barrancabermeja-Bucaramanga. El servicio de gas se afectó durante un día en todo el departamento. Murió un suboficial de la policía, cuatro agentes resultaron heridos y tres fueron secuestrados. Las patrullas de policía que salieron a contrarrestar la acción fueron emboscadas. Los guerrilleros derrumbaron varias torres de energía y destruyeron las instalaciones de los dos puestos de policía.
-Asaltadas las poblaciones de Puente Quetame y Une, Cundinamarca. Los puestos de policía fueron destruidos. Saqueadas las instalaciones de la Caja Agraria y Telecom.
JULIO 2:
-Destruida la estación de recolección de crudo de Quililí, Putumayo, que manejaba 350 barriles diarios de petróleo. Los terroristas quemaron dos carrostanque particulares. Las pérdidas ascienden a 540 millones de pesos.
-Volado un tramo de la línea férrea entre Puerto Berrío y Barrancabermeja. Por 18 horas se suspendió el servicio. -
Nuevo atentado al oleoducto Caño Limón-Coveñas, que causó una abolladura en el kilómetro 436. El bombeo fue suspendido inmediatamente.
-Siete departamentos de la costa Atlántica soportan racionamiento de energía como consecuencia de la voladura de la torre eléctrica del municipio antioqueño de Yarumal.
JULIO 3:
-Dinamitado el puente que comunica las poblaciones de San Martín y San Alberto, en el sur del Cesar.
-Atacada la población de El Reposo, en el alto Sinú. Tres campesinos fueron asesinados y dos secuestrados.
JULIO 4:
-Volada la torre de interconexión eléctrica del municipio de Aguazul. Este hecho dejó sin luz a Casanare durante ocho días. Los daños se calcularon en 80 millones de pesos.
-Atacada una patrulla de policía en la vereda Azufrada, en el Magdalena medio. Cuatro agentes resultaron heridos.
-Un frente de las Farc secuestró en Tibú al ex congresista Darío Ordóñez Quintero.
-Atentado contra una patrulla militar del Grupo Mecanizado Rondón, en la carretera entre Casanare y Becerril, norte del Cesar.
-Atentado dinamitero al radar de aeronavegación del norte de Bolívar.
JULIO 5:
-Asaltado el corregimiento de La Junta, al sur de La Guajira. Un agente de la policía murió y cinco más fueron secuestrados.
-Emboscada una patrulla de la policía en la vía Barrancabermeja-Bucaramanga. Cuatro agentes resultaron heridos.
JULIO 6:
-Una amplia zona minera de Antioquia quedó incomunicada, luego de que miembros de la CNG dinamitaron el puente sobre la Troncal de la Paz, en jurisdicción del municipio de Zaragoza.
-Asesinado el conocido ganadero Luis Alejandro Pérez Nieto, en su finca en el municipio de Acacías, Meta.
-Dos bombas explotaron en Cartagena, destruyendo una de las más antiguas casas coloniales de la ciudad.
-Atentado contra el pozo de explotación de crudo de Orito, Putumayo. Resultaron afectados los tanques de almacenamiento y los equipos de bombeo. Diez mil barriles se descargaron, con pérdidas que superan los 250 millones de pesos.
-Volada una torre de interconexión eléctrica en la vereda Colmena, Antioquia, provocando daños eléctricos en todo el Atlántico.
-Células rurales de la CNG bloquearon el tránsito de vehículos que se dirigían de Bucaramanga hacia la costa Atlántica.
-La Policía Metropolitana neutralizó dos acciones terroristas contra seis torres de energía en Medellín y en el municipio de Guadalupe, Antioquia.
JULIO 7:
-La CNG atacó los municipios caucanos de La Sierra y Almaguer. En ambos hechos resultaron destruidas las estaciones de policía y saqueadas las agencias de la Caja Agraria. Tres soldados, cuatro civiles y seis guerrilleros perdieron la vida.
-Atacadas las poblaciones antioqueñas de Uramita y Giraldo. Murieron dos agentes y tres civiles. Destruidos los cuarteles de la policía.
-Atentado dinamitero en la subestación de Guabal, Cali. Dos miembros de la Policía resultaron heridos.
-Volada la torre repetidora de Telecom en Norte de Santander. El hecho fue reivindicado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
-La Policía Metropolitana de Medellín desactivó 13 bombas de dinamita colocadas en la capital antioqueña.
-Retenes móviles de la CNG interrumpieron el tráfico vehicular entre Pasto y Mocoa durante varias horas.
-Asesinados dos contratistas de una empresa de oleoductos en el municipio de Puerto Wilches, Santander.
-Dinamitadas las torres de energía de los municipios Chipaque y Cáqueza, en Cundinamarca.
JULIO 8:
-Atacadas las torres eléctricas de los municipios de Apartadó, Turbo, Carepa, Chigorodó, Mutatá, San Pedro de Urabá y Necoclí. Las poblaciones quedaron totalmente incomunicadas.
-Destruida la torre repetidora de Telecom en La Floresta de Convención, Norte de Santander.
JULIO 9:
-La CNG voló tres torres de energía en Santander, dinamitó un tramo del oleoducto Colombia y destruyó la draga 9 de la Empresa de Mineros de Antioquia.
-Asesinado en el Ariari, Meta, el dirigente liberal Jaime Vélez Botero.
-Asaltadas dos patrullas de policía. Murió un agente y cuatro más resultaron heridos.
-Desatada una ola de terrorismo telefónico en algunas ciudades de la costa Atlántica.
-Averiadas dos torres de alto voltaje en el Terminal de Transporte de Bucaramanga.
-Atacadas patrullas de policía en el municipio de Viotá, Cundinamarca. Murieron tres agentes y cuatro resultaron heridos. Este hecho se repitió en Timaná, Huila y en El Rosal, Nariño.
JULIO 10:
-Atacada la inspección de Valencia, Tolima. Murieron dos agentes de policía y tres fueron secuestrados.
-Enfrentamientos entre el Ejército y la guerrilla en el municipio de Pajarito, Boyacá. Murió un guerrillero y dos soldados resultaron heridos.
-Continúan los racionamientos de energía en toda la costa Atlántica, Meta y Casanare. Las pérdidas superaron los 15 millones de pesos.
-Atacado el remolcador Isazu, que surcaba el río Magdalena. Dos infantes de marina y tres civiles resultaron heridos.
JULIO 11:
-Atentado dinamitero en la pista del aeropuerto de Cartagena. El hecho ocasionó un cráter de cinco metros de diámetro por seis de profundidad, y paralizó las actividades aéreas.
-Más de 100 guerrilleros se tomaron la población de San Martín de Loba, Bolívar. Murieron cuatro policías y tres civiles. Más de 10 personas resultaron heridas.
QUE BUSCAN
Tras esta oleada de atentados terroristas lo que los colombianos se preguntan es ¿qué está buscando la Coordinadora Guerrillera? Hay quienes consideran que el hecho de haber centrado sus operaciones militares en la costa Atlántica tiene como finalidad lograr que el Ejército, que tiene un control eficaz en las zonas de influencia del ELN, desplace parte de sus efectivos hacia una zona distante. La presencia de las Farc y ELN en la costa es reducida, lo cual hace suponer que la intención es provocar la protesta de la ciudadanía en esa región del país, para obligar al Gobierno a destacar sus unidades más efectivas -las brigadas móviles- a la protección de centros estratégicos que puedan ser eventuales blancos de ataques terroristas.
Pero independientemente de la pura táctica militar, lo que parece ser un hecho es que, aunque parezca paradójico, el incremento de la violencia guerrillera está en estrecha relación con las negociaciones de Caracas. Para nadie es un secreto que la CNG está plenamente convencida de que mientras más actos de fuerza despliegue, más sólida será su posición de negociación frente al Gobierno. La Coordinadora quiere dejar en claro que no está derrotada militarmente y que tiene una enorme capacidad de perturbación del orden público, que es lo que ha demostrado mediante el ataque de puntos neurálgicos de la infraestructura económica del país.
En esta ofensiva desatada por la Coordinadora Guerrillera hay también un mensaje político. Los grupos subversivos quieren demostrar que la afirmación de que la Constitución era el tratado de paz entre los colombianos, no es cierta. Los guerrilleros de la CNG con su insistencia en los actos violentos intentan probar que la entrega de los capos del cartel de Medellín no necesariamente trajo consigo la pacificación del país, porque el verdadero factor de perturbación son ellos y no el narcotráfico. A pesar de que la Coordinadora es consciente de que con el terrorismo pierde cada día más apoyo popular, sabe también que en este proceso el Gobierno pierde más. Al no ser posible conjurar todos los ataques a lo largo y ancho de la geografía nacional, el Gobierno deja una imagen de ineficacia y debilidad que llevan a la ciudadanía a pedir solucioncs rápidas así sea a costa de una negociación desventajosa.
Pero hay algo más tras la intensificación de la ofensiva guerrillera. Para todo el mundo es sabido que los diálogos de Caracas pusieron al descubierto hondas divergencias internas tanto dentro de las Farc como del ELN. Hay sectores guerrilleros que consideran que Caracas debe ser la vía para buscar el fortalecimiento de la Coordinadora y para lograr protagonismo ante la opinión pública, mientras hay otros que creen que debe ser el camino para una solución política al conflicto guerrillero. Los sectores radicales están promoviendo la táctica de la escalada para matar dos pájaros de un tiro: mostrar su fortaleza y cerrar la posibilidad del diálogo. Los moderados, a pesar de que en principio tienen que aceptar como necesaria la estrategia de la ofensiva para consolidar el poder de negociación, están conscientes de que es la última oportunidad que les queda para entrar en la vida legal, y se les hace la boca agua cuando ven a Navarro aprovechando las ventajas que les ofrece el sistema a los guerrilleros redimidos.-