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DUELO

Tras el estallido de un camión en Fontibón la Policía perdió a varios de sus mejores hombres.

21 de julio de 1997

La semana pasada murieron tres oficiales de la Policía que no eran comunes y corrientes. Por eso llamó tanto la atención el dolor expresado por el general Rosso José Serrano y el coronel Oscar Naranjo en las exequias de los uniformados, que perecieron cuando adelantaban una operación encubierta en el occidente de Bogotá. Por primera vez en su carrera y sobrecogido por el pesar, el director de la Policía dijo que los uniformados caídos eran sus hijos. Y es que Serrano y los altos mandos de la institución tienen muchos motivos para llorar a sus hombres. En los últimos tres años el mayor Javier Uribe Uribe y los capitanes Efrén Cepeda y Miguel Angel Blanco integraron uno de los más exitosos grupos de inteligencia de la Policía Nacional. Los oficiales, que dependían directamente de Serrano y de Naranjo, fueron los encargados de ejecutar no menos de 50 exitosas operaciones de inteligencia que se tradujeron en duros golpes contra el narcotráfico, la guerrilla y el terrorismo. "No se justifica _dijo Serrano_ que existan seres despiadados que convivan a la sombra de gentes buenas y que en cualquier momento empuñen el arma asesina para acabar con la vida de sus mejores servidores". Al mismo tiempo el coronel Naranjo, director de Inteligencia de la Policía,en un emotivo discurso que sorprendió a los asistentes a la misa, se refirió a la muerte de sus subalternos y dijo que "los criminales deben quedar notificados de que nuestra tristeza no significa claudicar en la defensa de los principios que inspiran nuestra democracia y los terroristas deben saber que el conjunto de la sociedad interpreta sus acciones como hechos de una increíble torpeza en función de la causa que pretenden imponernos a sangre y fuego".El grupo de los oficiales Uribe, Cepeda y Blanco adelantó las labores de inteligencia que desencadenaron la captura del presunto narcotraficante Pastor Perafán, en Venezuela; la detención de Luis Carlos Molina Yepes, presunto autor intelectual de la muerte de Guillermo Cano; la captura de Francisco Ramírez Murillo, hermano de Luis 'Micky' Ramírez; la detención de Pedro Libardo Ortegón, presunto piloto y heredero del imperio de Gonzalo Rodríguez Gacha; y la captura de Alfonso Maquilón Amaya, esposo de Rafaela Rodríguez Orejuela.E stos oficiales también capturaron a Francisco León Paolini, oficial de la Guardia Nacional de Venezuela y presunto jefe del frente XVI de las Farc; a Javier Amaya Sánchez, miembro importante del frente Libardo Mora Toro del EPL; y a Luis Rubio Rojas, ex alcalde de Puerto Boyacá. "Va a ser muy difícil reemplazarlos porque la Policía tardó casi 10 años en formarlos como hombres de inteligencia. Ellos fueron entrenados en diversos lugares del mundo y se distinguieron frente a expertos de la CIA y la DEA", dijo un oficial de la institución. En la hoja de vida de los tres oficiales aparecen numerosas felicitaciones por la ejecución de operaciones en las que se produjo la captura de reconocidos delincuentes.
Sigue el misterio
Al cierre de esta edición no se conocía con exactitud el tipo de sustancia que el martes pasado causó la violenta explosión que le costó la vida a los tres oficiales y a otros seis miembros de la Policía. Hasta ahora las pruebas recolectadas indican que muy posiblemente se trata de un material explosivo desconocido, inestable, de configuración no convencional. "Ni en el sitio de la explosión, ni en el camión que transportaba los nueve bultos que estallaron hemos hallado rastros de tacos de dinamita o algún otro elemento detonante. Por eso creemos que se trata de un explosivo nuevo para nosotros", dijo otra fuente policial consultada por SEMANA. Solo cuando los investigadores establezcan el tipo de explosivo que mató a los nueve policías se podrá saber con claridad si se trató de un atentado o de una trampa o si, por el contrario, los oficiales Uribe, Cepeda y Blanco fueron víctimas de un desafortunado accidente. Lo único que está claro, conociendo a Serrano y sus hombres de inteligencia, es que el caso no está cerrado y que la operación que adelantaban tres de sus mejores oficiales no ha terminado.