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Los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos (izquierda), y de Estados Unidos, Barack Obama (derecha), se entrevistaron en septiembre pasado en Nueva York, durante el período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

POLÍTICA

EE.UU. y Colombia acuerdan plan para que se apruebe el TLC

El compromiso lo anuncian este jueves en la Casa Blanca los presidentes de ambos países, Barack Obama y Juan Manuel Santos.

Juan Carlos Iragorri, corresponsal del SEMANA en Washington
5 de abril de 2011

Después de tantos ires y venires, de tantos viajes a Washington y tanta plata en ‘lobbystas’, de tantas cartas de ruego y tantas columnas de prensa, el TLC ha resucitado de sus propias cenizas. La certificación de semejante fenómeno la darán este jueves a media tarde los presidentes de Colombia y Estados Unidos, Juan Manuel Santos y Barack Obama, respectivamente, en una reunión que sostendrán en la Oficina oval de la Casa Blanca.

En el encuentro, los dos mandatarios anunciarán formalmente que han llegado a un acuerdo por el cual Santos se compromete a poner en marcha unos cambios en la legislación nacional, mientras que Obama ofrece someter este año a consideración del Congreso norteamericano el Tratado de Libre Comercio suscrito por ambos países el 22 de noviembre del 2006. Un noticionón.

A la cita, fijada por sorpresa y cuyos detalles serán confirmados en las próximas horas por la Presidencia de Estados Unidos, también asistirán la ministra de Relaciones Exteriores, María Ángela Holguín; el embajador en Washington, Gabriel Silva; el secretario general de la presidencia, Juan Carlos Pinzón, y la Alta Consejera para las Gestiones Pública y Privada, Catalina Crane.

Fuentes políticas en Washington le confirmaron a SEMANA que según el acuerdo, Colombia no sólo incrementará la vigilancia sobre las cooperativas, de modo que no sean utilizadas en perjuicio de las garantías laborales y la actividad sindical, sino que les meterá el diente a las investigaciones de los asesinatos y otros delitos cometidos contra los sindicalistas en el país.

La Casa Blanca, a su turno, dejará claro que en los próximos meses le hará llegar el texto del TLC al Congreso norteamericano que, si las cosas salen tal como pintan, debería aprobarlo en el segundo semestre de este año. Una acción de ese tipo era impensable a finales del 2010. Conviene recordar que el pasado 17 de diciembre, el portavoz de Obama, Robert Gibbs, dijo que el TLC no era prioritario y que estaba embolatado.

El viaje de Santos a Washington constituye toda una sorpresa. En su gira por Estados Unidos el presidente sólo había previsto hablar el martes en la prestigiosa Universidad de Brown, en Providence, en el estado de Rhode Island, y acudir el miércoles al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en Nueva York, presidido ahora mismo por el embajador colombiano Néstor Osorio.

Hasta finales del 2010, el TLC langudecía en Estados Unidos. Pero el triunfo de la oposición republicana en los comicios legislativos de noviembre, sumado a la caída de las exportaciones agrícolas a países como Colombia, a la consiguiente presión de los empresarios sobre la Casa Blanca y al cambio de gobierno en Bogotá, le dieron un giro de 180 grados a la suerte del acuerdo comercial.

Un mes atrás vino el empujón decisivo, cuando en la Casa Blanca se reunieron una delegación norteamericana y un equipo gubernamental de Colombia en el que se hallaban Juan Carlos Pinzón y Catalina Crane. Los encuentros se repitieron, se despejaron las dudas, se fijaron compromisos y se establecieron unas reglas de juego que permitieron que el TLC, como Lázaro según la Biblia, haya resucitado.