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EE.UU. ENTRA EN LOS AÑOS 90

14 de mayo de 1990

Abamos poder olvidar esos limites que la voluntad política restaurada podría reversar la sensación creciente de insuficiencia. Pero la mayoría de nosotros sabe que una política de "mantenerse erguido" mientras se ignoran los problemas reales no es suficiente para nuestro tiempo. Clamamos por la regeneración y el rejuvenecimiento de nuestro país, y por un liderazgo que nos ayude a confrontar los retos más asperos.

Para tener éxito en los 90 y al entrar en el próximo siglo, necesitaremos aprender de nuevo algunas lecciones que el resto del mundo ya ha asimilado. En primer lugar entre ellas, paradojicamente, esta el poder real de la libre competencia económica y política, piedra fundamental de la forma norteamericana de vida.

Las energías productivas desencadenadas por la política participativa y la economia de mercado han sido evidentes durante algún tiempo en Europa Occidental, Japon y muchos países del este asiatico. La Unión Soviética y las naciones de Europa Oriental están reformando dramaticamente sus economias y abriendo sus políticas.

Hasta en América Latina, donde la autoridad centralizada y jerarquizada esta profundamente enraizada, se siente un fuerte impulso hacia la competencia, en países tan diferentes entre si como Argentina, Chile, Perú y Jamaica. Tal vez los esfuerzos más extensos para expandir la participación popular en política y estimular la competencia economica estan llevandose a cabo en el vecino México. Después de tres generaciones de férula autoritaria, los mexicanos estan clamando por "Sufragio efectivo" que fue su grito de batalla revolucionario en 1910. Y luego de al menos 30 años de expansión del control gubernamental de la económia, México está iniciando la privatizacion, que incluye la venta de instalaciones estatales.
La decisión gubernamental de vender la compañia telefónica a inversionistas privados, y tal vez extranjeros, hubiera sido impensable hace una decada.

Ironicamente, el único país de mayor importancia donde la política participativa y la competencia economica no han venido realmente ganando terreno es Estados Unidos. Al contrario de la Unión Soviética, la ideología dominante durante muchos años en este país se basa en la democracia y el capitalismo. Al contrario de América Latina, los valores subyacentes y las corrientes culturales en Estados Unidos incuestionablemente conducen a la viva competencia económica y política. Pero la preocupante tendencia en este país se ha encaminado hacia la participacion política cada vez menor y a la disminución de la competencia económica.
Las estadisticas de participación electoral son vergonzosas y estan empeorando. Una razón para ello es la percepción, cada vez más amplia entre los votantes, de que queda muy poca rivalidad significativa en nuestro sistema bipartidista. Los programas que se ofrecen y los valores que se abrazan por los candidatos parecen los mismos, sólo difieren sus envolturas y el manejo propuesto.
Las ventajas de estar en el poder son enormes, lo que contribuye aun más a reducir el significado de las elecciones.
La economía norteamericana esta plagada de problemas similares. Se invierten muchos más recursos y energia en el mercado que en la actividad empresarial. Las fusiones y compras de empresas han reemplazado a la innovación y a la superación de servicios como el camino hacia mejorar utilidades. Las compañias y los sindicatos luchan por protecciones arancelarias y no por la apertura de mercados.
Para tener éxito en los 90, los norteamericanos necesitan ser más "como nosotros", tal como James Fallows escribió recientemente al contrastar las fortunas economicas de Estados Unidos y Japón. Necesitamos revivir y reafirmar esas cualidades que hicieron grande a Estados Unidos: debate político vigoroso, un fuerte compromiso con la calidad de la educación pública, incentivos para los empresarios y una profunda y vinculante preocupación por la igualdad social.
Las competencias política y económica son, por cierto, fuerzas poderosas. Si no ponemos bajo control pronto sus energias con más efectividad, podríamos encontrarnos gravemente cuestionados en los años 90.