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Ejecución pública de un joven aterroriza a municipio de Nariño

El corregimiento de Santa Rosa, en Nariño, revivió este domingo la crueldad de la guerra cuando un grupo de paramilitares obligó a sus habitantes a presenciar en la plaza el fusilamiento de un joven de 22 años, al tiempo que realizaba vejaciones.

23 de marzo de 2012

Cinco días atrás, el domingo 18 de marzo, sobre la una de la tarde, una veintena de hombres armados con fusiles y vestidos con ropas camufladas llegaron al corregimiento de Santa Rosa, ubicado a 50 kilómetros de Policarpa (Nariño), la cabecera municipal. Su irrupción alertó a los habitantes que se encontraban participando del día de mercado y provocó que la gente saliera en busca de un escondite según relata un testigo, que por razones de seguridad permanece en el anonimato.
 
"Ellos llegaron gritando y pidiendo que todos los habitantes salieran a la plaza pública", recuerda.

Otro de los allí presentes cuenta que había un grupo de muchachos tomando cerveza y que al ver a los hombres armados saliió a correr pero uno de ellos, Diego Delgado, de 22 años, cayó en sus manos.
 
"El muchacho estaba tomado y empezó a discutir con ellos, entonces los hombres lo llevaron hasta una caseta comunal que está en la plaza pública. Al mismo tiempo los otros hombres obligaban a la gente a que fuéramos hasta la plaza y decían que todos íbamos a ver cómo lo iban a matar".

Simultáneamente las personas que iban llegando a la plaza eran obligadas a hacer una fila y a presentar su documento de identidad. "Ellos estaban comprobando las cédulas porque estaban buscando a alguien pero no lo encontraron por eso la pagó ese pobre muchacho", testifica otro de los presentes.

"En ese momento, la madre del joven que ellos tenían llegó a la plaza, se abrazó a su hijo y empezó a suplicar por su vida. Los tipos le pusieron el fusil en la boca y la obligaron a apartarse, acto seguido mataron al chico", rememora el testigo.

Después del asesinato del joven, un muchacho trabajador según los vecinos, los hombres siguieron asustando a la gente y golpeando a otros. Finalmente, una hora después de su llegada, los criminales abandonaron la vereda.
 
Una autoridad de la zona, testifica que "desafortunadamente son hechos que con alguna regularidad suceden cuando la Fuerza Pública abandona el sector. Ahora la gente se siente muy triste, además de que están totalmente humillados y sin saber qué hacer".
 
Semana.com habló con el coronel Cardozo Santamaría, comandante de la brigada XXIII, quién explicó que durante los hechos ocurridos no había tropas en el corregimiento de Santa Rosa. "Las tropas más cercanas estaban en Sánchez, lugar donde el año pasado también hubo una mascare y la fuerza pública más cercana era la policía de Madrigales", explica Cardozo.
 
El coronel dice que después de ser comunicados de lo allí ocurrido, "nos movilizamos el día lunes y obtuvimos información sobre lo ocurrido. Estamos trabajando para saber a qué grupo pertenecen, supuestamente a los Rastrojos, concretamente a la estructura 'Rocas del Sur'", comenta el comandante.

Viejos fantasmas
 
Desde la gobernación del departamento aseguran que se encuentran muy preocupados por lo que pasó porque hace tiempo que no sucedían este tipo de ejecuciones. Sin embargo reconocen que es posible que pase porque existe una inseguridad muy alta y no hay protección por parte del Estado en algunas zonas lo que convierte a estas poblaciones en blanco fácil de cualquier grupo al margen de la ley.
 
Lo ocurrido el pasado domingo en Santa Rosa no sólo terminó con la vida de un joven ejecutado en plaza pública, sino que devolvió a sus habitantes el temor que vivieron tiempo atrás.
 
"Hay muchas desconfianza entre la población civil porque esto ocurrió justo cuando la Fuerza Pública no estaba y se comenta que estos grupos paramilitares están trabajando como siempre, como lo hacían antes", reflexiona uno de los habitantes.