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En pocos años Colombia desarrolló una de las redes de bibliotecas públicas más importantes del Tercer Mundo. Bogotá les compite a las grandes capitales.

7 de agosto de 2005

En carretillas, silletas, burro o buses, pero especialmente con el florecimiento de nuevos y modernos edificios, Colombia logró acercar los libros a las personas y crear el mejor sistemas de bibliotecas del Tercer Mundo.

Un fenómeno que sorprende a expertos y visitantes por su peculariedad 'macondiana'. Como usualmente las bibliotecas son una responsabilidad del Estado, es difícil entender que un banco, y en especial el emisor, tenga 19 bibliotecas, entre ellas, la mejor de América Latina, la Luis Ángel Arango (Blaa), o que las cajas de compensación, que manejan recursos públicos pero sin ser entidades del Estado, dediquen recursos y esfuerzos para mantener otras 150 bibliotecas al servicio de las comunidades.

Lo que más ha impresionado ha sido la red de bibliotecas de Bogotá, que acaba de recibir la donación de 10 millones de dólares, y el actual Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas, que en tres años ha dotado 340 y, al finalizar el año, llegará a 550.

El salto ha sido impresionante, más en un país pobre y en conflicto. Hace 10 años era una proeza lograr que un alcalde o un gobernador incluyera dentro de su programa la construcción el mejoramiento de una biblioteca, pues daba más votos una calle, que la lectura y el conocimiento.

El punto de quiebre se dio a comienzos de los 90, durante la alcaldía de Enrique Peñalosa en Bogotá y la llegada, en 1994, de Jorge Orlando Melo a la dirección de la Luis Ángel Arango. Este profesor universitario, uno de los historiadores más importantes del país, tenía claro lo que debía ser una biblioteca y lo que debía tener en su interior.

El Banco de la República, bajo la tutela de Melo, financia de sus utilidades una red de 19 bibliotecas en el país, cuyo corazón es la Luis Ángel Arango, la biblioteca más visitada y con la mejor colección pública de Latinoamérica. Esta gran manzana de nueve pisos recibe 8.500 visitantes diarios en promedio, presta 2.500 libros y tiene una colección que ya supera el millón de volúmenes. Cuando la escritora Susan Sontag la visitó, no dudó en decir que era una de las mejores bibliotecas del mundo, por su combinación de libros, arquitectura y arte.

Como testigo del poder transformador de las bibliotecas, Melo y varios miembros de su equipo prepararon un completo documento que buscaba crear y dotar más de 300 bibliotecas en el país. Éste les fue entregado a los diferentes candidatos presidenciales en 2002. Al presidente Álvaro Uribe le impresionó tanto el modelo, que decidió incorporarlo a su campaña y después a su plan de gobierno, en el que propuso dotar 500 bibliotecas en todo el país.

Fue así como arrancó el Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas, uno de los proyectos más ambiciosos en la historia nacional. El emisor aportó 10.000 millones de pesos y puso a disposición el equipo de la Luis Ángel Arango para apoyar el proyecto. Una lista de los libros más consultados e indispensables fue entregada por la Blaa al proyecto, que, con el apoyo de expertos y de la Biblioteca Nacional, se perfeccionó.

Cada biblioteca está conformada por 2.500 libros nuevos. De esos, 700 son de literatura infantil y juvenil. Para los adultos hay unos 1.600 títulos que condensan lo mejor de la literatura universal y la colombiana, en los que aparecen desde Homero y Cervantes, hasta Sartre, Camus o Tomas Mann. El resto, son libros de interés general, material científico básico, derecho y participación ciudadana.

Además de computadores, equipo de sonido y enciclopedias electrónicas, llega un televisor grande, con DVD y VHS, junto a 150 películas y documentales, para tener una programación permanente de buen cine.

Hasta el momento han sido dotadas 340 bibliotecas y en las próximas semanas serán entregadas otras 210. En todo el proyecto se han invertido 40.000 millones de pesos.

Al final de este año se cumplirá la meta propuesta por el gobierno de Uribe, pero se espera llegar a las 700. "Cada una de estas bibliotecas genera un cambio muy importante en la calidad de vida de las personas. Les da oportunidades maravillosas de tener acceso a la información y de abrir nuevos horizontes no sólo en educación, sino parte en calidad recreativa, lúdica y cultural", reconoce Catalina Ramírez, gerente del Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas.

Si bien la esencia de este programa no es la construcción, en algunos casos ha sido necesario. En esto la embajada de Japón ha sido un importante aliado del gobierno, pues está financiando la construcción de 34 bibliotecas en el país.

Hoy, dice el Ministerio de Cultura, hay más de 100 tertulias en igual número de municipios ligadas a las nuevas bibliotecas, y se han creado más de 130 asociaciones de amigos de la biblioteca, para ayudar a financiar la operación y recoger recursos.

La más grande es la Asociación de Amigos Bibliored, una agrupación de ciudadanos que ha ayudado a mejorar las bibliotecas de Bogotá.

Su más reciente logro, que pocas asociaciones pueden contar en el mundo, fue el de motivar a la familia Santo Domingo para financiar la última megabiblioteca de la capital, que no había podido ser construida por falta de recursos: la de Suba. La familia le donó a la asociación 10 millones de dólares para crear un edificio de 7.000 metros cuadrados, 600 puestos, más de 150.000 libros y un auditorio para 800 personas.

Además de este proyecto, en varios departamentos y municipios hay un boom de construcción de nuevas bibliotecas, promovido en buena parte por la experiencia de Bogotá. En dos meses, Meta inaugurará su red de bibliotecas. Con una inversión superior a los 5.000 millones de pesos y con la ayuda del Ministerio de Cultura, serán puestas en funcionamiento cinco grandes bibliotecas y siete pequeñas, una por municipio. "Lo interesante del proyecto es que logramos hacer una alianza entre Nación, gobernación y municipios, para crear esta red que será modelo en Colombia, y que tiene su futuro asegurado presupuestalmente", dijo el gobernador, Edilberto Castro Rincón.

Este año, Sergio Fajardo, en Medellín, empezará a desarrollar una bibliored con la construcción de cinco parques bibliotecas, que costarán 40.000 millones de pesos, mientras en Casanare se construirán tres megabibliotecas.

Gloria Rodríguez, jefe del departamento de cultura y bibliotecas de Comfenalco, que tiene 13 bibliotecas en Antioquia, dice que se debe aprovechar el auge para poner al día al país en esta materia, pero siempre teniendo en cuenta que construir un edificio no significa tener una biblioteca. Además, se debe buscar no sólo satisfacer a los escolares, sino a todos los segmentos de la población.

Por ahora, el modelo colombiano avanza rápidamente. El próximo año Colombia será el invitado de honor en el encuentro para celebrar el centenario de bibliotecarios de Francia. A ellos los impresionó el sistema y el enorme flujo de visitantes cuando lo conocieron. Hoy van más usuarios a una biblioteca en Villavicencio o Barranquilla, que a San Francisco. Y Bogotá es una de las cinco ciudades con mayores usuarios en el mundo.

"No es que los colombianos quieran leer más, pero en las bibliotecas encuentran libros, música, películas e Internet, indispensables para una persona en cualquier parte del mundo. Las bibliotecas sirven para democratizar la lectura y el conocimiento, y eso es lo que está haciendo el país", dice Melo, quien dejará la dirección de la Luis Ángel Arango el próximo viernes, tras una década de logros que puso las bibliotecas en primera línea.