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BOGOTÁ

El aeropuerto se quedó chiquito

A pesar de su estructura deslumbrante, el nuevo aeropuerto Eldorado presenta serias fallas.

2 de febrero de 2013

El nuevo aeropuerto Eldorado estará completamente terminado en 2014, pero ya se acumulan las críticas de los pasajeros a los que les ha tocado utilizar el imponente terminal internacional que se inauguró en octubre pasado. El presidente de Avianca Fabio Villegas dijo la semana pasada que el nuevo terminal es “insuficiente”. Villegas puso el dedo en la llaga al decir que los 24 millones de pasajeros del año pasado, superan con creces los 15 millones que se esperaban apenas el próximo año. Pero además de eso a pasajeros frecuentes les preocupa que los avances del aeropuerto, que se anunció como uno de los más modernos de América Latina, sean más estéticos que funcionales.

Los pasajeros hablan de incomodidades cuando van a tomar el avión en Bogotá, a la llegada al aeropuerto ya sea en carro o en transporte público, pasando por la zona de chequeo y entrega de maletas, las salas de espera y el abordaje. Igual al aterrizar, pues es muy común que se requiera tomar un bus para recoger las maletas, hay demoras en la entrega de estas y dificultades para tomar un taxi. Una serie de molestias que harían bien la Aerocivil y Opain, el constructor, en tener en cuenta.

Las autoridades dicen que el año pasado solo hubo 7.000 quejas de los millones que usaron el aeropuerto, y que buscan mover las operaciones militares y vuelos privados a un terminal alterno. Mientras, el constructor es categórico en decir que no acepta que se diga que hay mala ingeniería o mal diseño, y que se buscará mitigar en la segunda fase las observaciones que se han recibido.  Éstas son algunas de las observaciones de los usuarios: 

Taxis en montonera


Opain dispuso unas cintas para organizar las congestiones que había para tomar taxi. Así mismo dice que garantiza la disponibilidad de 700 vehículos. Sin embargo, hay quejas por la poca información sobre las tarifas y la forma básica como resolvió el problema de congestión teniendo en cuenta que es el primer contacto de un turista con la ciudad. 


Ni para un tinto


Ir al aeropuerto en muchos casos es una actividad familiar, y sorprende que los usuarios tengan que ir o a los extremos o al primer piso para poder encontrar un café y además hacer fila para poder ocupar una de las pocas mesas disponibles.

Terminal antiguo por demoler



Contaminación visual


Si bien el aeropuerto está en concesión no se entiende cómo en un edificio público y emblemático se permita la excesiva publicidad que no solo ocupa toda las escaleras eléctricas sino que aparece de forma desproporcionada en los ventanales.


Salas de espera


Si bien las salas de espera son abiertas, lo que permite que la gente se pueda sentar en cualquier lado, los puestos destinados para cada puerta no alcanzan para todos los pasajeros cuando se trata de aviones con mayor capacidad. En las áreas externas a las salas de espera se instalaron unas limitadas bancas metálicas.


Posiciones remotas

Foto: Rudolf

Es común que los pasajeros no pasen directamente del avión al pasillo para recoger las maletas sino que les toque bajarse en la pista y tomar un bus que puede demorar hasta 20 minutos en llevarlos a los pasillos. El problema es que solo hay 20 puertas, las mismas que tenía el terminal antiguo. Cuando se termine todo el aeropuerto serán 33.  Algunas de las llamadas posiciones remotas están a medio kilómetro de las puertas y los operadores dicen que la demora en el tránsito de los pasajeros depende de las aerolíneas, que son las que coordinan los buses.


Baños lejanos


En la zona de chequeo los baños se encuentran a casi 200 metros de distancia y los de hombres solo tienen tres sanitarios habilitados. Opain dice que cumplen con la norma.


Parqueadero sin señales


Aunque se amplió el cupo de parqueos a 1.200 carros, la señalización es insuficiente y es frecuente que los usuarios se pasen del lugar de desvío y tengan que hacer un largo retorno para poder estacionar.


Zona de 'counters' igual de estrecha


En la zona de chequeo se amplió el número de counters de 50 a 68, pero el ancho del edificio es muy similar al del terminal viejo. De ahí que se mantiene la incomodidad al hacer este trámite.


Sin protección contra la lluvia


No se entiende cómo en la moderna fachada no se tuvo en cuenta el inclemente clima de Bogotá en época de lluvias. El alero se hizo a nueve metros de altura y no alcanza a cubrir la zona donde los pasajeros llegan con su equipaje.


TransMilenio en veremos


Mientras se supera el debate de llevar los buses articulados de TransMilenio hasta el terminal, los alimentadores que prestan el servicio no solo obligan a trasladar las maletas sino que no son adecuados para subir y transportar equipaje ancho y pesado.