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“Yo fui quien propuso a Marleny Orjuela para recibir a los secuestrados”

EN PLATA BLANCA

"El anuncio de las Farc de acogerse al DIH es un gran avance"

La exsenadora Piedad Córdoba habla de la nueva actitud de la guerrilla, del papel que ha desempeñado frente a ella y del futuro del Partido Liberal.

María Jimena Duzán
3 de marzo de 2012

María Jimena Duzán: ¿Cuántos secuestrados están en poder de las Farc?

Piedad Córdoba:
Hace más de dos años y mucho antes de que mataran a Cano, cuando nosotros comenzamos a trabajar con las Farc este tema, ellos dijeron que había cerca de ocho. Sin embargo, después empezó un enfrentamiento entre Fondo de Libertad y País Libre y de 3.500 posibles secuestrados se bajó a 60, luego de esa cifra creo que se bajó a 40. Mire, más allá de saber cuál es realmente el número de secuestros extorsivos, lo importante es que este anuncio era una petición que el gobierno de Santos le había hecho públicamente a esa guerrilla.

M.J.D.: Sin embargo, también hay una lectura del comunicado más pesimista: la de que las Farc no quieren la paz sino una guerra con reglas, como la que se permite bajo el marco del derecho internacional humanitario. Y si para ello tienen que dejar el secuestro extorsivo, pues lo hacen, pero que siguen en la guerra, empuñando las armas.
P.C.:
¡Es que el anuncio de que las Farc quieren acogerse al principio del derecho internacional humanitario es ya un gran avance! Acuérdese que Marulanda decía que no había que humanizar la guerra porque las Farc la iban a ganar. El reconocimiento del DIH por parte de esa guerrilla no fue fácil y solo lo logramos hace un año en Buenos Aires cuando Cano y Gabino nos enviaron una comunicación en la que se comprometían a reconocerlo. También en la carta que envió el ELN hace unas semanas dicen lo mismo.

M.J.D.: ¿Por qué a uno le da la impresión de que el presidente Santos cada vez que puede la descalifica como intermediaria en las liberaciones de los secuestrados que tiene las Farc?

P.C.:
Pues yo no sé por qué. Yo creo que el problema no es la pelea que él tenga conmigo. Yo no soy esencial en este proceso, aunque sí hemos hecho un trabajo con resultados, que no han hecho muchos de los que se sientan a escribir o especular alrededor de lo que significa la paz para el país. Lo importante es que el presidente la haga con la persona que él considere es la adecuada para hacer los acercamientos con el ELN y las Farc. Por lo pronto, nosotros hemos logrado que el ELN y las Farc se junten en este proceso hacia la posibilidad de buscar una salida política y eso nos parece importante. También le hemos entregado al país un resultado clarísimo en el tema de las liberaciones, a pesar de que no se hizo el intercambio humanitario; el diálogo epistolar que hemos impulsado desde la sociedad civil con esta guerrilla fue iniciativa nuestra. Estos son escenarios que pueden servirle al presidente Santos para hacer la paz.

M.J.D.: ¿Usted ha hablado con el presidente Santos de estos temas?

P.C.:
No. Solo hablé con él una vez después de que se posesionó sobre el tema de las liberaciones y nunca más. Yo sí he escuchado los términos tan despectivos con los que él se refiere a mí, pero no les paro bolas. Es mucho más importante la posibilidad de pensar escenarios hacia la paz.

M.J.D.: Las Farc no piden intercambio humanitario, pero sí quieren que una comisión internacional vaya a las cárceles a ver cómo están sus presos. ¿Eso es lo que ustedes están haciendo con sus visitas a las cárceles?

P.C.:
Sí, la idea es que vayamos a las cárceles a hablar con varios prisioneros y prisioneras de guerra del ELN y de las Farc. Su situación es muy difícil: hay gente que se ha suicidado o que ha muerto de cáncer por falta de tratamiento médico. Tienen dificultades para asistir a las citas de sus procesos judiciales. Hay casos como el de una presa de conciencia que estaba metida en el computador de Reyes. Se cayó esa prueba en la Corte y ella lleva un año en la cárcel. Sin embargo, hace una semana recibí una carta del ministro de Justicia diciendo que aquí no había prisioneros de guerra, ni presos políticos, o sea que no había conflicto. ¡Imagínese!

M.J.D.: Y los 114 que sacó Álvaro Uribe de la cárcel, cuando hizo el intercambio en el que liberó a Granda, ¿qué eran? Si no eran presos políticos, ¿con qué facultades los sacó?

P.C.:
Pues con la facultad que le dio la Ley 975, norma que todavía está vigente.

M.J.D.: ¿Por qué las Farc en el comunicado escogen a Marleny Orjuela y no a usted como la persona a la que le van a entregar los secuestrados?

P.C.:
Ah, porque yo fui la que propuse su nombre. Pero claro, de eso han hecho toda una historia que no tiene asidero.

M.J.D.: ¿Cómo va la disidencia que usted lidera y que cuestiona duramente la legitimidad de Simón Gaviria como nuevo jefe del liberalismo?

P.C.:
El Partido hizo un acuerdo cuando se eligió a Rafael Pardo candidato presidencial que fue muy difícil de tramitar, pero que finalmente acordamos. La decisión a que se llegó fue que no se iban a tocar las normas del Partido, entre otras, porque eran estatutos votados por más de 2 millones y medio de personas. Todo eso se incumplió en diciembre pasado con la elección de Simón Gaviria.

M.J.D.: Su disidencia va en la misma línea de lo que ha alegado el expresidente Samper en los medios. ¿Simple coincidencia?

P.C.:
Yo creo que coincidimos con Ernesto, con Pedro, con Juan y María en cuestionar la legalidad de la reforma estatutaria que se hizo y en la legalidad de esa convocatoria. Pero el problema no es solo eso: lo que yo quiero señalar es que esos cambios se hicieron sin las bases del Partido; se procedió a espaldas de lo que se había trabajado y acordado, con el propósito de sacarnos de taquito, solo porque no estamos de acuerdo con estar en la Unidad Nacional.

M.J.D.: ¿Y usted ha hablado de esto con Simón Gaviria?

P.C.:
Es que yo creo que de este proceso él no sabe nada, porque en ese momento él estaba con Peñalosa. Mire, María Jimena, contra él no tenemos nada personal, pero yo creo que las jefaturas se ganan en franca lid, a través de los debates. Y si uno pierde, pues uno lo acepta. Pero lo que no se puede hacer es un golpe de Estado. ¡Si es que al Congreso fue hasta el ministro del Interior Germán Vargas!  

M.J.D.: Pero si está tan descontenta, ¿por qué no sale del Partido?

P.C.:
A ver María Jimena: la que se va a ir del Partido no voy a ser yo, que soy la que nunca se ha movido para darle paso a los que vienen de otros partidos a tomárselo. ¡No señora! Eso es como la canción: O se la lleva él o me la llevo yo. Vamos a dar la pelea. Por eso nosotros vamos a protocolizar el 9 de abril nuestra disidencia sobre unas bases programáticas y vamos a pedir la revocatoria de todo lo que se hizo en diciembre pasado cuando se eligió a Simón Gaviria director del Partido Liberal. Queremos saber por qué el Consejo Nacional Electoral no ha dicho nada y por qué está incurriendo en el silencio administrativo. No todos estamos de acuerdo con que la reunificación del liberalismo se haga alrededor de las aspiraciones políticas de Germán Vargas.

M.J.D.: Pero si el jefe del liberalismo es hoy Juan Manuel Santos…

P.C.:
Pero es que yo no creo que esa reunificación se pueda dar. Si aquí no hay un congreso extraordinario, si no se vuelve a los estatutos, yo creo que la división va a ser incontenible. ¿Por qué les da miedo dar el debate? Obviamente ellos no están interesados en hacer este proceso porque lo que ellos hicieron fue parlamentarizar al Partido. Con razón el jefe del Partido le dio ya su voto al procurador, que fue el señor que me destituyó.  

M.J.D.: ¿Está cuestionando a Simón Gaviria por haberle dado su voto al procurador para su reelección?

P.C.:
Sí, me parece que esa decisión es desacertada para un partido que se dice liberal. Y creo que está fundamentada en un interés especifico. Habría que preguntarle a los congresistas liberales que se han quedado callados con el anuncio de Simón Gaviria, a cuántos recomendados suyos les han nombrado en la Procuraduría. Para no hablar de lo mal que le queda a un partido liberal votar por un procurador que es misógino, que no le gustan los homosexuales, que no reconoce los derechos sexuales y reproductivos de la mujer. ¡Él representa a la ultraderecha! Pero, además, yo siento que el Partido se alió con quien nos persiguió. Yo creo que soy el único caso en el país en que a uno lo destituyen disciplinariamente con unas pruebas que la Corte desestimó penalmente. En cambio, en el caso de Restrepo él hizo lo contrario: antes de que se finiquitara la investigación penal, él ya había salido a absolverlo. ¿Para qué sale a decir eso? Pues para generar un estado de opinión: para mostrarlo como una víctima, mientras que a los que sí nos han perseguido estamos aquí enfrentando los procesos.

M.J.D.: Pero el procurador se puede reelegir…

P.C.:
Sí, se puede reelegir sobre la base del miedo. Él mismo ha renunciado a la obligación que tiene de desempeñar una vigilancia disciplinaria sobre quienes no solamente lo van a ternar, sino a los que lo van a elegir, cuando le pidió al presidente que lo ternara. ¿A usted no le parece muy extraño que todos los que no votamos por él estemos en las que estamos? A mí me destituyeron, a Gloria Ramírez le abrieron un proceso que sigue abierto, a Robledo le inició el proceso y lo tuvo que cerrar por la presión mediática.

M.J.D.: ¿Y qué le dice a Simón Gaviria?

P.C.:
Que dé la pelea. Y si quiere que sea directa: le confieso que nosotros queremos recuperar el Partido para nosotros.