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En dos ocasiones, Noemí Sanín ha tenido los brazos en alto para recibir la ovación como candidata presidencial. Sus campañas han sido exitosas en la publicidad y en los mensajes y pese a que en las dos ha quedado de tercera, hoy muchos creen que es una opción ganadora

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El as bajo la manga

El nombre de Noemí Sanín entró en la baraja de los presidenciables uribistas. Tiene ganas, marca muy bien en las encuestas, pero no tiene partido. ¿Se decidirá?

24 de noviembre de 2007

En el mundo de las encuestas, Noemí siempre ha sido la reina. En la última medición de Gallup, por ejemplo, que se conoció el pasado jueves 22 de noviembre, Noemí marca una opinión favorable del 61 por ciento, la más alta después del Goliat de la buena imagen, el presidente Álvaro Uribe.

Esta fotografía de la opinión, que es el primer trampolín para cualquier político con aspiraciones, ha puesto a cavilar a muchos sectores uribistas sobre la posibilidad de que la Noemí embajadora se convierta una vez más en Noemí candidata. Sería la tercera vez que esta mujer paisa, la primera en adquirir la estatura presidenciable en el país, emprenda una nueva campaña.

La idea, que ella descarta oficialmente, empieza a tomar fuerza dentro de los círculos políticos del uribismo y sobre todo en los del conservatismo, en donde ven con buenos ojos tener una mujer dentro de su baraja de candidatos. Sobre todo a una mujer como ella, que tiene la trayectoria y el reconocimiento necesarios para ser un peso pesado en la dura puja que se perfila entre quienes aspiran a suceder al presidente Uribe. Sin embargo, Noemí tiene por delante una ardua tarea: la de encontrar el partido que apoye su eventual aspiración.

En el pasado Noemí optó por la bandera de la independencia, a pesar de su inocultable origen conservador. En las campañas anteriores, 1998 y 2002, su movimiento, Sí, Colombia, fue la plataforma desde donde armó sus equipos y sus propuestas. La cosa hoy es a otro precio. Tras la reforma política de 2003, su partido perdió la personería jurídica y por obligación de la ley, deberá obtener el aval de uno de los partidos existentes. Y si la lógica funciona, tendría que ser uno de los partidos de la coalición uribista que, dicho sea de paso, ya tienen presidenciables posicionados: Cambio Radical, Germán Vargas Lleras; La U, Juan Manuel Santos, y en el Partido Conservador habría consulta.

En las toldas azules creen que ese partido es su hábitat natural y con el que tiene más chance. Pero los conservadores están dolidos porque ella, en el pasado, dijo abiertamente que no era conservadora. ¿Será este el momento para reconciliarse con el partido que más la considera una ficha para pelear la Presidencia?

Noemí por ahora guarda prudencia en el tema, pero se da por descontado que los planes de 2010 están en el primer lugar de su agenda. Sin embargo, tiene una escala intermedia: pasar de la embajada en Madrid a la embajada en el Reino Unido. Cambio solicitado por ella misma y que ya está confirmado por la Cancillería.

El mismo presidente Uribe le habría aconsejado a Noemí que un año más de estadía por fuera del país no afectaría sus planes. Uribe le tiene especial afecto y la considera una mujer capaz de asumir la primera magistratura. En algunos de sus círculos cercanos, el Presidente ha comentado que entre los cálculos de sus sucesores, no la pueden descartar.

Aun así, es cuestionable que los cambios en una embajada de alto nivel, como es la de Londres, tengan un término predeterminado de meses que no garantiza una labor diplomática seria. Aun así, Noemí quiere cumplir con este encargo antes de lanzarse al ruedo.

¿Qué tiene Noemí?

A lo largo de su carrera política, Noemí ha demostrado ser una mujer perseverante. Tiene una especial virtud para moverse en el ajedrez de la política, es carismática, tiene siempre una imagen renovadora y está bien rodeada.

En ambas campañas, pero sobre todo en la del 98, fue su presencia la que abrió la puerta a una tercería que alcanzó más de tres millones de votos que obligó a una segunda vuelta entre los candidatos Andrés Pastrana y Horacio Serpa. En 2002, su aspiración se amparó bajo el cálculo de esos comicios del pasado, pero su candidatura de desinfló por la fuerza de la polarización entre Uribe y Serpa, que condujo a un apabullante triunfo del paisa sobre el santandereano.

La Noemí de entonces, férrea en sus posiciones de campaña contra Uribe y contra la clase política, pronto empezó a moderarse. Tanto es así, que no sólo fue enviada a Madrid por encargo del Presidente, sino que cuatro años después fue ella la encargada de lanzar oficialmente la idea de abrirle paso a la reelección de Uribe.

Durante su embajada, se dieron cambios políticos en España que obligaban al gobierno de Colombia a una labor de filigrana diplomática que Noemí ha sabido capitalizar. Pasar de los ocho años de gobierno de derecha del Partido Popular a un gobierno de izquierda del Partido Socialista era una tarea crucial para los intereses de Colombia. Hoy, tanto uno como el otro lado de la política española se consideran aliados de la política de seguridad democrática del presidente Álvaro Uribe.

Algunos de quienes desde ya se saben candidatos creen que la ausencia de Noemí durante tantos años es una desventaja para su eventual candidatura, pero las cifras de las encuestas demuestran lo contrario.

El escenario político internacional en América Latina también la favorece y así se lo han manifestado muchos de sus cercanos amigos, con quienes ha comentado el tema. Cristina Krishner, nueva presidenta de Argentina; Michelle Bachelet en Chile, representan esa onda femenina que llega al poder de países en los que los hombres siempre han mandado.

Una candidatura de Noemí, sin embargo, es por ahora una idea amparada más en las ganas que en la realidad. No se le conoce un equipo que la acompañe desde ya en esta nueva cruzada. Por el momento va a ser una tarea solitaria y sus meses venideros como embajadora en Londres hacen aun mas difícil que empiece a reclutar gente, ideas y propuestas, en un país que ni siquiera ha definido aún si hay o no una segunda reelección de Uribe. Lo que sí es seguro es que Noemí no ve con buenos ojos esa segunda reelección.