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EL ASESINATO DE LARA PARADA

Un nuevo tanto de los "enemigos agazapados de la paz"

16 de diciembre de 1985

No todo el país estaba pendiente de la trágica destrucción de Armero por la erupción del Nevado del Ruiz el jueves 14 de noviembre por la tarde. Había también gente entregada a tareas más oscuras que la solidaridad y el rescate: entre ellos los desconocidos que asesinaron a tiros a Ricardo Lara Parada, antiguo jefe guerrillero y en ese momento concejal por el Frente Amplio del Magdalena Medio (FAM), cuando entraba a su casa en Barrancabermeja.
"Desconocidos", como siempre; "hechos confusos", como ya es habitual en estos casos. Al antiguo dirigente del ELN pudieron haberlo asesinado sus viejos compañeros de guerrilla, que doce años atrás lo habían condenado a muerte, porque efectivamente, el ELN tiene una larga y siniestra historia de ejecuciones de militantes a las cuales no escaparon varios de los fundadores históricos del grupo guerrillero. Pero dadas las circunstancias actuales del país, los indicios apuntan más bien hacia grupos paramilitares de los que tanto abundan en el Magdalena Medio:
"enemigos agazapados de la paz" para quienes Lara representaba el más acabado simbolo del proceso de paz: un antiguo guerrillero que, tras pagar cárcel y acogerse a la amnistia, se había dedicado en su tierra a hacer politica legal y pacifica fundando el FAM, con el cual había obtenido en las elecciones dos renglones al Concejo.
A principios de los años setenta, Ricardo Lara Parada llegó a ser el "número dos" del ELN, después del jefe máximo Fabio Vásquez Castaño. La prensa lo llamaba el "ideólogo" del grupo, aunque lo cierto es que éste no tenia más ideólogo ni jefe político y militar distinto que el propio Fabio Vásquez, que hoy vive en Cuba y es, muerto Lara Parada, el unico sobreviviente del grupo de fundadores. Por la cabeza de Lara se había puesto precio: un millón de pesos de la época. Y a cambio de la recompensa lo entregó un campesino de Nechí en cuya casa se había refugiado Lara tras abandonar el ELN (o desertar, según sus compañeros) a raíz de la derrota que diezmó al grupo en Anorí, en noviembre de 1973. Como reo principal del llamado "Consejo de guerra del siglo", Lara fue condenado a cuarenta y dos años de cárcel, que le fueron reducidos a cuatro cuando el caso pasó a la justicia ordinaria, y que pagó en las cárceles de La Picota y de El Barne. Cuando recobró la libertad, en octubre del 78, viajó a Panamá y Nicaragua, y sólo regresó a Colombia a fines del 81. En marzo del 83 se acogió a la amnistia, y fue a instalarse en su ciudad natal de Barrancabermeja con la intención de montar una pequeña librería. Una vez allí fundó el FAM, con el cual participó con éxito en las elecciones. Y en el momento de su muerte había organizado una Coordinadora de Crupos Regionales que incluia, con el FAM, al Movimiento Amplio y Democrático del Tolima, Alternativa Democratica del Magdalena, Inconformes de Nariño y Avanzada de Antioquia.
Un caso ejemplar, pues con Carlos Toledo Plata, el comandante del M-19 asesinado hace año y medio en Bucaramanga la víspera de la firma de los acuerdos de paz--también en la puerta de su propia casa, donde lo esperaban, como a Lara, su mujer y sus hijos--Lara encarnaba exactamente lo que se pretendía con el proceso de paz de Belisario Betancur: guerrilleros que, tras abandonar las armas, se dedicaban al trabajo social y político Al respecto, decía recientemente el propio Lara Parada en una entrevista cedida a SEMANA por su autor, Fabio Lozano Uribe "Yo creo que hay un sector fuerte en el país que no quiere dar luz verde a la participación nuestra (de antiguos guerrilleros) en la política. ... Yo creo que realmente la prensa, los medios de comunicación e incluso el poder de este país no han entendido el aporte que nosotros estamos haciendo por la búsqueda del proceso de la democracia y de la apertura democrática real", decía Lara Parada.
Y añadía: "Queremos diferenciarnos del movimiento armado porque tradicionalmente en este país la política depende de las decisiones de los polos de la guerra. Lo que representa a la derecha y la reacción, espera de los estamentos militares del Estado las orientaciones para trazar políticas.
Y el movimiento revolucionario también está habituado a esperar las orientaciones de los movimientos guerrilleros. Nosotros en consideración que el país necesita una política de centro-izquierda que se identifique con esos diez millones de abstencionistas que no participaron en esos dos polos antagonizados por la lucha de clases".
Su propio asesinato, dictado por la lógica simplista de las soluciones militares para zanjar los problemas políticos, viene a darle trágicamente la razón a Ricardo Lara Parada. --