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Germán Darío Giraldo, director de la Fiscalía de Medellín. | Foto: Pablo Andrés Monsalve

JUDICIAL

Pedro Pistolas, el escurridizo capo de Medellín

Serias dudas rodean a la Fiscalía por la extraña falta de acción contra uno de los delincuentes más peligrosos de esa ciudad.

3 de septiembre de 2016

Cuando Federico Gutiérrez llegó a la Alcaldía de Medellín se dio a la tarea de enfrentar las mafias que mueven el negocio de las drogas, el contrabando y la extorsión en el centro de la ciudad. Con el apoyo de la fuerza pública y funcionarios de Espacio Público fueron destruidas varias ollas, además de imponer control sobre el consumo de licor en lugares públicos, mientras atacaba indirectamente la extorsión, que en Medellín alcanza niveles alarmantes.

Semanas después un ciudadano denunció un plan para asesinar al alcalde. Lo extraño del asunto es que Gutiérrez se enteró, 18 días después de las denuncias, de que su vida estaba en peligro y que no se trataba de una amenaza, sino de un plan gestado en el parqueadero de un reconocido edificio de comercio del centro, del que habían participado varios delincuentes de alto calibre.

Las autoridades de Policía encontraron que detrás de las amenazas estaba un capo que había logrado pasar de agache ante el ojo de la Justicia, conocido como Pedro Pistolas, cuya oficina está en un famoso centro comercial en el que mueve miles de dólares al día en efectivo.

Varias denuncias conocidas por SEMANA dicen que desde enero pasado se le encargó al director de la Fiscalía de Medellín, Germán Darío Giraldo, seguirle la pista a los movimientos criminales del centro, en especial a Pedro Pistolas, pero no ha tenido mayores resultados. Ni siquiera hoy la Fiscalía ha podido identificarlo y no hay un proceso sólido en su contra.

Lo increíble es que Pedro Pistolas no es un nombre nuevo para los investigadores. La fiscal jefe de la Unidad de Vida, Alexandra Vélez, con el permiso del propio fiscal Giraldo adelantaba negociaciones con algunos miembros de la llamada Oficina de Envigado, presos en diferentes cárceles. En enero, estos empezaron a entregar información valiosa para desarticular parte de la criminalidad de la ciudad. En esos diálogos mencionaron que Pedro Pistolas estaría relacionado con el manejo de las mafias del centro. A su vez, otros ‘duros’ han dicho que maneja todas las ollas del centro y las redes de extorsión, que controla la seguridad de los sanandresitos como El Hueco, cobra por el contrabando y maneja bandas sicariales. Hace todo eso, al parecer, con la ayuda o con la vista gorda de algunos miembros de la Policía.

Para extrañeza de algunos en el búnker, el 5 de febrero el fiscal Giraldo pidió el traslado de la fiscal Alexandra Vélez para el Gaula. Semanas después el fiscal general de la Nación (e), Jorge Perdomo, la alejó definitivamente de los diálogos, cobijados bajo la figura de preacuerdo en principio de oportunidad.

Con las amenazas al alcalde y la figura de Pedro Pistolas dando vueltas en varios organismos de seguridad, las autoridades le empezaron a pedir resultados al fiscal Giraldo. Lo increíble del caso es que aún hoy no se sabe la verdadera identidad del famoso Pedro Pistolas y las investigaciones en su contra en la Fiscalía o no prosperan o se pierden, como dicen varios funcionarios de la entidad. Pedro Pistolas es un fantasma, a pesar de que un investigador de la Policía encontró sus propiedades en el barrio Laureles, locales en el centro y fincas en el occidente del departamento. Sin embargo, en la Fiscalía esa información no existe.

Una de las dudas en torno a las investigaciones radicaría, según varias denuncias, en la relación que el fiscal Giraldo ha tenido con el centro de Medellín. Antes de llegar a la entidad fue gerente del Sanandresito. De allí pasó a ser subsecretario legal de la Secretaría de Transportes y Tránsito de Medellín, en la Alcaldía de Alonso Salazar, y finalmente fiscal en la Alcaldía de Aníbal Gaviria. El mismo Gaviria nombró en julio de 2012 a su hermano, Jorge Iván Giraldo, gerente del centro por su experiencia de trabajo con empresas del sector, una de sus banderas en el cargo fue la seguridad.

Cuando Federico Gutiérrez llegó a la Alcaldía, le pidió a Jorge Iván la renuncia, como sucede en los cambios de gobierno, sin embargo, este se negó a presentarla, hasta que no tuvo más opción que dejar el puesto.

Pese a ser uno de los hombres más mencionados en consejos de gobierno, Pedro Pistolas sigue pasando de agache ante la justicia y no tiene orden de captura, aunque su nombre ya desató una guerra en las entrañas de la organización criminal la Oficina por el control del centro, en la que se han visto envueltos miembros de la Sijín y la Policía. Se dice, incluso, que algunos uniformados reciben pagos de los subalternos de Pistolas.

Con su traslado, las investigaciones que adelantaba la fiscal Vélez le valieron una inhabilidad para seguir con los acercamientos que hubieran permitido llevar a Pistolas a la cárcel. El problema hizo que ella presentara una queja disciplinaria por acoso laboral contra su jefe, pero el caso terminó lleno de vicios: aparecieron mensajes anónimos en los que se decía que Alexandra tenía vínculos con la Oficina y que por esa relación había recibido 15 millones de pesos.

En el último consejo de seguridad de la ciudad, el alcalde Gutiérrez le preguntó al fiscal Giraldo si ya habían logrado identificar a Pedro Pistolas. El funcionario le contestó que no. De inmediato, el alcalde le preguntó muy enojado, delante de todos los asistentes, si él conocía a Pistolas en lo criminal o en lo personal o que si había tenido algún encuentro con él en su vida, pues le parecía muy raro que después de siete meses no se supiera nada del gran capo del centro. Giraldo negó cualquiera de estas posibilidades y dijo que la Policía tampoco sabía nada de Pistolas. Sin embargo, y para sorpresa de todos, el comandante de la Policía anunció que ya habían logrado identificar al criminal y que había avanzado en identificar su red delictiva.

SEMANA se comunicó con el fiscal Giraldo para consultarle sobre todas las dudas que hay en torno al caso Pistolas y una posible relación de él o su familia, pero se negó a contestar.

Lo cierto es que a siete meses de conocido el plan para asesinar al alcalde, en cuya denuncia se mencionaba expresamente a Pedro Pistolas, no se sabe nada de este criminal que empezó a ascender en 2014 y que fue creciendo en el centro bajo la sombra de poderosos. Al fin y al cabo, el único operativo —además de los de este año— que se cuenta en esta zona en los últimos cuatro años fue contra la explotación sexual infantil, nada contra el hurto ni el microtráfico ni el contrabando. Si la Policía logra avanzar en sus investigaciones, pronto los paisas sabrán si Pedro Pistolas es un fantasma o el capo del centro.