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El cartel de los 'cococheros

Bebidas clandestinas que son muy populares en Barranquilla ocasionaron 17 muertos. La gente se sigue muriendo intoxicada y las autoridades no hacen nada.

16 de mayo de 2004

Julio dejó de beber desde el lunes pasado, algo que hacía todos los días durante los últimos años cuando se unía con sus amigos a jugar dominó en el mercado de Barranquillita. Pero no fue un asunto de convicción. Varios de sus compañeros estaban intoxicados en diferentes clínicas de la ciudad y lo que para ellos era una situación "habitual" se convirtió en toda una tragedia que, hasta el cierre de esta edición, ya cobraba 17 muertos y 23 personas internadas, con riesgo de quedar ciegas o con daños celebrales. Esto, como consecuencia de haber tomado 'cococho', un aguardiente hecho con etanol, muy común en los barrios populares de Barranquilla.

En el mercado, los vendedores ambulantes ahora pasan las tardes con tinto y aromática. "Coma mango no tome cococho", es el lema de algunos de ellos en un lugar donde hasta hace unos días la venta de estos brebajes etílicos era tan común como la de pescado y verduras. Pero por el barullo armado hoy no se consigue ni una gota.

"En cualquier esquina y desde las cuatro de la tarde se compraba una garrafa por 2.000 ó 3.000 pesos", dice Abel, un líder cívico de la zona que ha hecho de todo para que las autoridades acaben con este negocio informal, pero que cuenta con fábricas, vendedores y distribuidores en barrios marginales de la ciudad como Rebolo y Las Nieves.

Los vendedores ambulantes aseguran que "todo el mundo sabe quién lo hace". Dicen que a pocas cuadras de la plaza se almacena y distribuye. "Los que han capturado son los peces chicos, los grandes están escondidos hasta que pase la marea", explica Mario, un vendedor de pescado. La Policía asegura que en lo corrido del año han decomisado 16.000 unidades de toda clase de licor ilegal. Pero a juzgar por los hechos esto no ha sido suficiente para evitar la emergencia que hoy se vive.

En esta zona no sólo se comercializa el llamado 'cococho', sino que también se venden a 800 pesos totumas de una chicha fermentada que se conoce como 'guandolo', una mezcla de piña y panela que la gente asegura les ayuda a mitigar el hambre. Hace poco uno de sus vendedores, buscando que se fermentara más rápido, la mezcló con ácido muriático y 10 personas terminaron con diarrea.

En el mercado público el alcoholismo es endémico, y se consigue cualquier trago por unos pocos pesos. "Si la gente está jugando dominó se les acercan y lo ofrecen. Todos saben que lo que beben es chimbo", explica un vendedor. Ya en septiembre de 1989, 31 personas resultaron intoxicadas en Barranquilla por culpa del 'cococho' y 21 de ellas murieron. En ese entonces también se desató un vistoso operativo en el que se decomisaron grandes cantidades de licor ilegal, se capturaron varias personas pero, por ser un delito excarcelable, fueron liberadas. Según la Policía, en el barrio Las Nieves una persona conocida con el alias de 'Enoc', un químico retirado de una industria licorera que ya registra varias entradas a la cárcel, es quien lidera esta organización.

El secretario de Salud de Barranquilla Jaime Daza asegura que "en vigilancia de salud pública nos corresponde llegar a los sitios donde se vende licor y controlar, pero esto es un problema de oferta y demanda". Por su parte, el comandante de la Policía del Atlántico, el general Mario Ramírez, dice que "no descarta que miembros de la institución les cobren a estas bandas para dejarlos operar". Sin embargo a la fecha no hay policías investigados.

Pese a los operativos y al drama de sus "compañeros de tragos", la gente en Barranquillita está a la espera de que baje la presión para volver a sentarse en una esquina del mercado a tomarse una botella de cococho. Esto fue lo mismo que hicieron hace 15 años, cuando 21 personas murieron intoxicadas y no pasó nada.