Home

Nación

Artículo

NACIÓN

El computador de ‘Chupeta’

SEMANA revela en exclusiva cómo el capo mandó asesinar 150 personas en pocos meses, cómo enviaba más de 20 toneladas de coca semanales y cómo tenía un centenar de miembros del Estado a su servicio.

29 de septiembre de 2007

Si en el mundo de la inteligencia siempre se ha dicho que para capturar grandes criminales hay que seguirles los pasos a sus mujeres o sus cuentas, ahora hay que buscar el computador. Y por esta razón cayó el esquivo y poderoso narcotraficante Juan Carlos Ramírez Abadía, alias ‘Chupeta’.

Su captura en Brasil, donde se había mimetizado como un simple comerciante, pero cuyas excentricidades y lujos no pasaban inadvertidos, tiene su origen en la minuciosa información que habían recopilado durante años sus contadores en un computador portátil. Los datos recogidos en más de 200 carpetas hacer ver el guión de la película El Padrino como un juego de niños.

El excesivo rigor con que ‘Chupeta’ llevaba todos los detalles de su imperio económico y su maquinaria criminal fue, irónicamente, su talón de Aquiles. Desde un envío de 12 toneladas en una lancha tipo go fast por la ruta de Baja California, hasta el cambio del aceite del carro de su esposa son registrados en su contabilidad con la exactitud de un relojero.

SEMANA tuvo acceso al computador del capo por quien el gobierno de Estados Unidos ofrecía una recompensa de cinco millones de dólares. Los datos consignados allí son sencillamente impresionantes y contienen todo tipo de información de la organización del narcotraficante durante la última década hasta comienzos de este año. Un verdadero ‘padrino’ del siglo XXI: más rico, más global, más sangriento y más extravagante. Y una verdadera multinacional de la ilegalidad y el crimen con todos tipo de ramificaciones que eran milimétricamente custodiadas por él desde la clandestinidad: rutas marítimas y fluviales, corredores terrestres, embarques, caletas, sobornos, carruseles, inversiones, sobornos, pagos a sicarios, gastos familiares y personales, etcétera.

Como si se tratara de información contable de cualquier empresa legal, ‘Chupeta’ recibía informes enviados por los miembros de su organización. La mayor parte de los datos están consignados en tablas de excel, pero hay también decenas de memorandos y cartas en las que el capo ordena y recibe reportes diarios sobre movimientos de drogas.

Algunas de las decenas de carpetas están marcadas con nombres que no despertarían mayores sospechas, como ‘ingresos 2002’, ‘estados financieros 2005’, ‘flujo de compañía II semestre 2006’, ‘proyecciones I semestre 2008’. Otras tienen nombres un poco menos comunes, como ‘trigonometría’, ‘matemáticas’, ‘gastos viejita’, ‘matrix’ o ‘ejercicios en clase’. En la mayoría de los casos los formatos de las hojas de excel son los mismos. En la primera columna están las fechas, la segunda va titulada como ‘detalles’ y las siguientes son ‘entradas’, salidas’ y ‘saldos’.

Aunque la organización de ‘Chupeta’ estaba compuesta por más de 400 miembros, todos tenían una serie de alias internos y manejaban una serie de códigos comunes basados en palabras clave. ‘Chupeta’ era llamado ‘Yamileth’, ‘Olmedo’ o ‘Duarte’. Laureano Rentería, segundo de la organización y quien fue envenenado en febrero de este año en la cárcel La Picota, era llamado ‘Laura’, ‘la mami’, ‘Gonzalo’ o ‘Gerardo’. ‘Medio tiempo’ o ‘Don R’ era la forma de referirse al paramilitar Ramón Isaza. Más de medio centenar de personas hacían parte del grupo del capo. Todos ellos tenían alias internos otorgados por la organización.
Pero no sólo los integrantes tenían claves. ‘Juanita’ y ‘Cometas’ eran las palabras usadas para referirse a caletas y embarques de droga, respectivamente. ‘Unidades’ eran kilos de coca. ‘Reporteros’ son miembros de las AUC encargados de custodiar los embarques. ‘Juguetería’, para hacer referencia a armas. ‘Bulgary’ son gastos personales de ‘Chupeta’. ‘Bus’ es un avión. ‘Letra’ lo usan para referirse a la DEA. ‘Doris’, a los dólares, y ‘Eulalias’, a euros. Con estas y medio centenar más de claves, consignadas en los informes del computador, ‘Chupeta’ manejó su imperio. Semanalmente todos los integrantes de la organización del capo debían enviarle tablas de excel en las que quedaban consignadas todas las novedades y las transacciones.

Negocios y ‘vendetta’

Dentro de los centenares de reportes que existen en el computador de ‘Chupeta’ hay algunos que resultan macabros. En los ítem denominados ‘detalles’ los hombres del capo le hacen una relación de pagos en pesos y dólares por concepto de ‘pago charlada’. A simple vista esto puede parecer incomprensible e inofensivo, de no ser porque dentro de los códigos establecidos por la organización, ‘charlada’ es la palabra usada para los asesinatos.
Entre enero de 2004 y marzo de 2005 el capo recibió varios informes de ingresos y egresos enviados por sus contadores y, tan sólo en ese período, hay una completa relación de 150 ‘charladas’ (muertes). “Pago 338.778 dólares por charlada con Tatiana”, dice uno de los reportes enviados al capo el 17 de febrero de 2004. ‘Tatiana’ era el nombre que la organización le había dado a Luis Ocampo Fómeque, medio hermano del narcotraficante Víctor Patiño Fómeque, archienemigo de ‘Chupeta’.

Patiño, quien había sido extraditado a Estados Unidos, delató ante la justicia estadounidense al propio ‘Chupeta’ y contó pormenores de sus negocios de tráfico de droga. En represalia, en menos de 18 meses, ‘Chupeta’ no sólo asesinó a 35 miembros de la familia de Patiño que estaban en Colombia, sino que también ordenó la muerte de abogados, testaferros, colaboradores y ex sicarios de su enemigo. Cada uno de esos asesinatos aparece relacionado en el computador de ‘Chupeta’. De acuerdo con la información que uno de sus dos contadores le envió a ‘Chupeta’, entre el 11 de febrero de 2004 y el 30 de marzo de 2006, se pagaron 3.113 millones de pesos por asesinar a 82 personas (ver recuadro).

Aunque parecería absurdo que alguien dejara consignado el pago a la relación de asesinatos, mucho menos en un computador, la realidad es que dentro del mundo de la mafia y el crimen organizado es común que los jefes quieran estar enterados en qué se gasta hasta el último centavo de sus finanzas. Y si en algo era obsesivo ‘Chupeta’ era en conocer todos los rincones de su interminable y millonaria contabilidad.

Los informes que tienen que ver directamente con el tráfico de drogas son sencillamente sorprendentes. Aunque todo el mundo sabía que ‘Chupeta’ era uno de los pesos pesados del narcotráfico en el país, de acuerdo con los informes de su computador, en realidad era mucho más poderoso de lo que se creía y exportó muchas más toneladas de coca de las que incluso las propias autoridades calculaban. Tan sólo en el año 2004 envió, por una de las varias rutas que tenía, 122,7 toneladas de cocaína. Los ingresos producto de esa actividad no son menos impactantes. El 30 de abril de 2003 uno de sus contadores le envió un cuadro de excel con una relación detallada informándole cómo en 17 días de ese mes recibió 37,7 millones de dólares. De acuerdo con los estados financieros, a ‘Chupeta’ le quedaban en promedio de ganancia mensual 70 millones de dólares.

El capo controlaba y era informado del más mínimo detalle. Sabía exactamente cuántos billetes de 10, 20 ó 50 dólares tenía. A pesar de que recibía millones de dólares, muchos de los cuales iban a parar en caletas, ‘Chupeta’ era informado incluso sobre el estado de los billetes. “El 17 de abril de 2005 se recibieron de El Doctor 9.850.000. Se devolvieron 400 dólares que venían mojados y se le cobró multa”, dice uno de los informes enviados al capo.

‘Chupeta’ daba las órdenes de cuánto pagar por cada kilo. Recibía informes diarios de cuánta droga había en cada una de las bodegas de almacenamiento que tenía en todo el país, principalmente en Valle, Cauca y Nariño. “En Bolívar tenemos en inventario 6.126 unidades (kilos) en inventario. En BV (Buenaventura) en fabricación 1.940. Pendiente entrega 2.250. Realizada 450”. Informes como este, enviado el 15 de mayo de 2003, eran recibidos constantemente por el capo para mantenerlo al día sobre los pormenores del negocio.
En el computador hay también una completa relación de quiénes participaban y con qué cantidad en envíos de droga. En 2004 hay una relación sobre el envío de 10 toneladas. Seis eran de ‘Chupeta’, el resto del cargamento era coca de otras cinco personas, entre ellos el jefe paramilitar Ramón Isaza, quien en ese cargamento en particular participó con modestos 50 kilos de cocaína. Lugares de producción, rutas, ayudantes, socios, miembros de las AUC y compradores aparecen relacionados en los informes que están en el computador de ‘Chupeta’.

Aparte de los detalles íntimos de la organización y el tráfico de drogas, no menos interesante es la forma como el capo lavaba los millones de dólares. Aunque la utilización de caletas era un medio eficaz para esconder el dinero, ‘Chupeta’ creó decenas de empresas fachada e invirtió millones de dólares en compañías legales para lavar su dinero. Reconocidos supermercados, concesionarios de automóviles de prestigio y destacados empresarios recibieron en sus cuentas dinero de ‘Chupeta’. SEMANA se abstiene de publicar los nombres para no entorpecer las investigaciones que se adelantan al respecto.

Sus tentáculo en el Estado
Pero si bien el computador tiene detalles escabrosos, como los asesinatos, y reveladores, como los altos volúmenes de droga y dinero, no menos impactantes son los datos sobre penetración, colaboración y corrupción que ‘Chupeta’ consiguió a todos los niveles del Estado.

Decenas de miembros de la Fuerza Pública, fiscales, registradores y jueces estaban en las nóminas del capo. Treinta millones de pesos por ‘levantar’ un retén para pasar un cargamento de droga. “50 millones por cuadre con fiscal para tumbar proceso”. Seis millones mensuales por alertar sobre movimientos u operaciones. Setenta mil dólares por mover una corbeta. Quinientos dólares para los “regalos de Navidad a los amigos de inteligencia”. Estas son algunas de las cifras que durante años pagó a decenas de funcionarios públicos por su colaboración. Ex policías, detectives del DAS, miembros de la Armada, el Ejército y el CTI estuvieron en la nómina de la organización de ‘Chupeta´. Pero no sólo aquellos que estaban encargados de perseguirlo se beneficiaron de los millones que repartía el capo.
Mensualmente desembolsaba 10 millones de pesos a un ingeniero de una empresa de telefonía celular para que le advirtiera si sus teléfonos estaban siendo intervenidos y para que le ‘chuzara’ y le pasara los datos de números que el capo necesitaba.

‘Chupeta’ era bastante práctico también. En su nómina tenía funcionarios del Instituto Geográfico Agustín Codazzi quienes, por ocho millones de pesos mensuales, le avisaban cuándo los policías o fiscales solicitaban a esa entidad información para realizar allanamientos de predios que pertenecieran al capo de alguien de su organización. Ni los periodistas se salvaron. “Parar noticia periódico y recuperar videos”. Por estos dos favores ‘Chupeta’ pagó 7.000 y 10.000 dólares, respectivamente. Aunque no era nada económico, ya que mensualmente el pago de sobornos costaba en promedio 8.000 millones de pesos, ese aparato corrupto que tuvo a su servicio le garantizó vivir relativamente tranquilo en la clandestinidad.

¿Cómo cayó?

Durante años ‘Chupeta’ logró manejar y estar al tanto de todo ese complejo aparato criminal gracias a la información que manejaba en su computador. Pero fue justamente ese mismo computador el que llevó a las autoridades a terminar con su ‘imperio’.

Desde finales del año pasado, un pequeño grupo de policías, conformado por un coronel, un mayor, dos capitanes, un intendente y dos patrulleros, había recibido la tarea de atacar el emporio de ‘Chupeta’. Un informante los fue llevando a otro y éste, a su vez, a un tercero. La paciente labor se vio recompensada, ya que los cinco policías lograron dar con un informante clave y el famoso computador.
En compañía de la Fiscalía y la DEA, durante semanas enteras se dedicaron a escudriñar archivo por archivo, mientras continuaban con otras labores investigativas. Lentamente ese grupo especial consiguió descubrir y entender la compleja red de ‘Chupeta’ y comenzaron a golpear. Encontraron las seis caletas con más de 90 millones de dólares en barrios de clase media de Cali. Desarticularon varias de las oficinas de cobro que el capo tenía en Cali y otras zonas del Valle. Identificaron, destituyeron y entregaron a la justicia a muchos de los miembros de la Fuerza Pública que trabajaban para el capo. Hace menos de dos meses le incautaron y decomisaron a ‘Chupeta’ más de 300 propiedades y empresas, valoradas en más de 400 millones de dólares. Aunque todavía faltan algunos golpes para terminar por completo con el imperio criminal de ‘Chupeta’, lo cierto es que, gracias a su propio computador, fue capturado uno de los narcotraficantes más poderosos y crueles de este comienzo de siglo. Sin duda, otro lo reemplazará, y el millonario negocio ilegal seguirá, como siempre, vivito y coleando.