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José Fernando Bautista conoció a Juan Manuel Santos hace más de 15 años, cuando ambos militaban en el Partido Liberal. En el mundo político colombiano son valoradas sus capacidades de interlocución y sus habilidades de negociador político.

POLÍTICA

El conciliador

José Fernando Bautista, el nuevo embajador en Venezuela, ha sido tras bambalinas y en forma discreta, el motor de la coalición santista, y ha logrado, hasta ahora, el apoyo para los proyectos cruciales del gobierno.

4 de septiembre de 2010

Antes de viajar a Caracas con la difícil misión de terminar de arreglar las complejas relaciones con Venezuela, José Fernando Bautista desempeñó un papel clave y poco conocido en la política interna. Ha sido el mánager de la Unidad Nacional en el Congreso. Así lo confirman parlamentarios de todas las orillas que definen a Bautista como un hábil político y un gran conciliador. "Soluciona cualquier tensión", dicen los de Cambio Radical; "sabe para dónde va y siempre lo logra", señalan los liberales, y es "uno de los padres de la coalición", insisten los de la U. Pero no solo las fuerzas gobiernistas lo reconocen. Sectores del Polo Democrático y del Partido Verde, que están por fuera de la coalición, creen que "es el hombre que está en la jugada" y un importante interlocutor con el gobierno.

El reconocimiento que los parlamentarios le hacen a Bautista no es gratuito. Se debe a la combinación de su carácter, su trayectoria pública y su obsesión con la neurolingüística, un método que consiste en ponerse en el lugar del otro para conducir cualquier negociación, y que aplicó en varios de los procesos que, tras bambalinas, ha manejado en los últimos tiempos.

La llegada de Bautista a la Unidad Nacional se produjo en 2009, cuando Santos lo invitó a su campaña. Ambos se habían conocido hace casi dos décadas, cuando el primero era secretario general del Partido Liberal y el Senado eligió a Santos designado a la Presidencia. Años después, tras una historia llena de coincidencias liberales, volvieron a trabajar juntos, pero en la orilla ideológica de otro partido. Bautista fue el primer secretario de la U, fundado por Santos y otros dirigentes en 2005.

Cuando lanzó su campaña, Santos le pidió a Bautista coordinar su campaña en Bogotá. Un reto difícil, puesto que se creía que en esta plaza arrasaría el Partido Verde, liderado por tres de sus ex alcaldes. Sin embargo, el trabajo de Bautista superó las expectativas y Santos le sacó casi 700.000 votos de ventaja a Antanas Mockus en la ciudad. "Fue una prueba de fuego", dice Bautista, mientras que personas de la campaña insisten en que esa votación se debió, entre otras, a su capacidad de conciliar con los concejales de la U. En ese entonces, estos estaban molestos con Santos porque el candidato les había pedido que abandonaran la coalición de gobierno del alcalde Samuel Moreno.

Después de la primera vuelta, Bautista hizo parte de las conversaciones que permitieron el respaldo de Cambio Radical y del Partido Liberal a la campaña santista. Y una vez elegido Santos, ante el temprano anuncio de que Sergio Diazgranados -hasta entonces encargado del manejo político de la U- sería ministro, el nuevo mandatario le pidió a Bautista ayudar a cuajar la Unidad Nacional en el Capitolio. Desayunos, citas de trabajo y encuentros parlamentarios a los que él asistió permitieron acordar la distribución de las mesas directivas del Congreso. Este proceso también fue difícil, puesto que solo a última hora miembros de la U y del conservatismo aceptaron la presencia de los liberales -opositores del uribismo- en las mesas. Además, Bautista medió para lograr lo impensable: que el representante Germán Navas fuera elegido segundo vicepresidente de la Cámara a pesar de ser del Polo y de que muchos representantes le tenían rencor por haber interpuesto una demanda que los acusaba de haber recibido dádivas a cambio de votar la reelección.

Pero el momento que consagró a José Fernando Bautista como conciliador entre los diversos intereses y argumentos del Congreso fue la elección de Contralor. El día de la elección en el Congreso todo estaba dado para que el candidato Alberto Rojas le ganara a Sandra Morelli, quien contaba con el guiño del gobierno. Sin embargo, en menos de 12 horas, Bautista, con el apoyo de Germán Chica, nuevo consejero para Asuntos Políticos del gobierno; Juan Lozano, presidente de la U, y Armando Benedetti, presidente del Senado, logró voltear el resultado. Mientras Lozano armaba un debate en su bancada sobre la posibilidad de que el voto por el candidato a Contralor fuera público, Bautista ganaba tiempo para convencer a los parlamentarios de que, eligiendo a Rojas, la U sería responsable de la primera derrota del gobierno en el Legislativo.

La más reciente victoria de Bautista en el Congreso fue en la elección de los magistrados del Consejo Nacional Electoral. También en forma discreta, fue el gestor de que la coalición de gobierno armara la plancha única que le permitió elegir ocho de los nueve magistrados. Incluso, el ex senador Jaime Dussán, del Polo, lo contactó para buscar un cupo para la oposición. Sin embargo, a última hora el Polo armó una plancha con el Partido Verde, de la cual no salió ningún magistrado. Varios congresistas creen que, en vez de irse a Venezuela, Bautista debería continuar moviendo la máquina de la Unidad Nacional en el Congreso.

El ex ministro Bautista cree que debe sus éxitos como conciliador a su temperamento y a su trayectoria política. Dice que siempre ha enfrentado crisis, como la que existía entre samperistas y antisamperistas cuando fue secretario del Partido Liberal; la que le permitió ser viceministro y ministro de Comunicaciones después de que Saulo Arboleda salió de este cargo por cuenta del 'miti-miti'; la que en 1999 lo convirtió en alcalde de Cúcuta después de que su predecesor fue llamado a rendir cuentas por la Fiscalía; o la que lo hizo asumir nuevas tareas en la U luego de que el senador Carlos García dejó de presidir el partido al ser acusado por cuenta de la parapolítica. Pero a sus habilidades, Bautista también le suma aquellas que aprendió en el sector privado. Después de ser ministro presidió Asocel y se metió a fondo en el mundo de los negocios de las comunicaciones, que ya había conocido como ministro en su dimensión pública.

El gran reto del gobierno de Juan Manuel Santos está en lograr un apoyo efectivo del Congreso para su ambicioso plan de reformas. Eso lo sabe Bautista, pero aunque la mayoría de parlamentarios lo reclame como interlocutor, tiene claro que ahora quiere aprovechar sus habilidades "para mejorar las relaciones con Caracas". Por eso, muchas de las tareas que venía desempeñando quedarán en manos del ministro del Interior, Germán Vargas, y de Chica, quien aún no se ha posesionado. "Estoy listo para apoyar al Presidente en lo que me necesite. Por ahora, mi papel en la política nacional queda en pausa. Mi prioridad es Venezuela", dice.