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Orlando Perdomo, abogado defensor de Jorge Noguera, ex director del DAS, es cercano al gobierno Uribe. El viernes estuvo feliz porque consiguió la libertad de su cliente

proceso

El defensor de Noguera

El ex director del DAS tiene un abogado que no le cobra, que es amigo del Presidente y que acaba de sacarlo libre por unos días.

24 de marzo de 2007

Defender a Jorge Noguera, ex director del DAS, es la batalla en la que está empeñado Orlando Perdomo, un curtido abogado con oficina en el centro de Bogotá, que se ha especializado en defender militares retirados y que se acaba de anotar una pequeña victoria al obtener la libertad de su cliente el viernes pasado en horas de la noche.

El Consejo Superior de la Judicatura le encontró razón al requerimiento del abogado Perdomo por inconsistencias en el procedimiento de captura de Noguera el pasado 22 de febrero. Seguramente será por poco tiempo que Noguera esté libre. Aun así, este triunfo le da más bríos a la defensa para seguir con el convencimiento de que el ex director del DAS es inocente.

Pero si al abogado de Noguera le alegró, seguramente también hubo alivio en la Casa de Nariño, en donde siguen con atención el proceso contra el ex funcionario. Mucho más ahora que el ex embajador de Estados Unidos,William Wood aseguró que de resultar condenado Noguera, el presidente Uribe tendría problemas. A pesar de que la suerte del ex director del DAS y ex cónsul está en manos de la justicia, es conocido que para el gobierno sería muy conveniente que los deseos del Presidente sobre la inocencia de Noguera se cumplieran.

No es extraño que Perdomo, el abogado de la defensa, sea un frecuente visitante de Palacio y que tenga una que otra charla con el Presidente de vez en cuando, como el día que Noguera rindió su última indagatoria y fue capturado. Pocas horas después de que el fiscal delegado le notificó al cliente de Perdomo que quedaba detenido, el abogado estuvo en Palacio. Habló con el secretario general, Bernardo Moreno, y también con el presidente Uribe, con quien tiene una vieja amistad. "Hablamos de las condiciones de reclusión de mi cliente, que no son las más adecuadas para una persona que tuvo esas dignidades", le dijo a SEMANA la noche de la captura, la misma en la que el Presidente contó que había llamado al fiscal Mario Iguarán para que le aclarara al país cuáles eran los delitos que se le imputaban a Noguera. Hecho que generó que el fiscal delegado Antonio Marín explicara ante los medios punto por punto los cargos por los que se le investigaba y también los procesos que le habían precluido, como el de fraude electoral.

Al abogado le parece normal que el Presidente se preocupe por la suerte de un ex funcionario suyo y más el mismo día que ha sido capturado. Pero es enfático en asegurar que él es respetuoso de los procedimientos y por lo tanto no puede revelar detalles que violen el debido proceso. Y subraya que en ningún momento el Presidente está encima de él o del caso judicial.

Eso sí es claro en su admiración por el Presidente, lo considera su líder y no en vano trabajó en la primera campaña a la Presidencia en el equipo de seguridad y defensa, en el que participaban también Pedro Juan Moreno y el general Rito Alejo del Río, de quien Perdomo ha sido abogado defensor.

En el ejercicio de la defensa de Perdomo, que es gratuita (no le cobra a Noguera porque considera que es su deber contribuir con lo que considera "una injusticia"), ha preparado documentos tendientes a desvirtuar el testimonio de Rafael García. Uno en especial que tituló de 'testigos estrellas y otras falsas especies' tiene 61 páginas en las que cuestiona, una por una, las aseveraciones del ex jefe de informática del DAS.

El viernes Perdomo estaba en la oficina del fiscal Marín, el mismo que acusó a su cliente. Este recibió una llamada del fiscal general Mario Iguarán que le informaba de la orden de libertad para Noguera. El abogado recibió la noticia y la felicitación del Fiscal y corrió a notificarse de la decisión para ir a la cárcel La Picota donde se encontró con Jorge Noguera que ya tenía todo listo para salir libre, quizá por pocos días.