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A R T &nbsp;&nbsp; <NOBR>C U L O</NOBR> &nbsp;&nbsp; <NOBR>R E L A C I O N A D O</NOBR>

El desarrollo de una vacuna contra el VIH

23 de julio de 2001

Poco después de la identificación del virus de la inmunodeficiencia humana

(VIH), en 1983, algunos funcionarios sanitarios predecían que se

desarrollaría una vacuna en un par de años. La investigación ha demostrado

ser mucho más difícil de lo previsto, pero los científicos confían en que se

descubrirá una vacuna contra el VIH.





· La investigación sobre una vacuna contra el VIH se remonta a 1987, cuando

se realizó el primer ensayo de una posible vacuna candidata contra el VIH en

seres humanos en los Estados Unidos de América. Desde entonces, se han

probado unas 30 vacunas experimentales en unos 60 ensayos.



· Hasta el presente, la mayoría de los ensayos se han efectuado en países

industrializados, pero ahora también se están realizando cada vez más en

países en desarrollo. Durante los años 90, se lanzaron diversas iniciativas

en países en desarrollo, incluida África.



· Una vacuna no será la panacea, ni tampoco una alternativa a la prevención.

Como una posible vacuna es improbable que sea eficaz al ciento por ciento,

tendrá que ser utilizada junto con programas de prevención eficaces y de

gran alcance. De hecho, una vez que se haya desarrollado una vacuna, los

esfuerzos de prevención y de fomento de la toma de conciencia necesitarán

redoblarse para contrarrestar el riesgo de confianza excesiva.



· Una vacuna contra el VIH debe beneficiar a toda la humanidad. Una vez

descubierta, la vacuna deberá ponerse a disposición de todo el mundo en el

menor tiempo posible, en cantidades suficientes y a precios asequibles. Se

necesita una planificación anticipada para asegurar que esto se consiga.



Un desafío enorme

· Las peculiaridades del virus hacen que el desarrollo de una vacuna contra

el VIH sea un proceso arduo y caro. No hay todavía, por ejemplo, el grado de

comprensión científica necesario para guiar el desarrollo farmacéutico de

las vacunas candidatas específicas.



· El VIH/SIDA se diferencia profundamente de la mayoría de las otras

enfermedades infecciosas. En el caso de esas últimas, el organismo

desarrolla una respuesta inmunitaria a la infección para protegerse y lo

ayuda a recuperarse de la enfermedad. Por lo tanto, una vacuna satisfactoria

contra tales enfermedades estimula respuestas inmunitarias eficaces. Pero el

VIH inmoviliza las respuestas inmunitarias del organismo, incapacitándolas

para controlar la infección o prevenir la enfermedad.



· La mayoría de las vacunas existentes se basan en un microorganismo entero

(virus o bacteria) que ha sido destruido o neutralizado. No obstante, en el

caso del VIH esos enfoques "clásicos" de la vacuna no se consideran

suficientemente seguros. Las vacunas experimentales contra el VIH se basan

en partes del virus (para asegurar que la vacunación no cause una infección

por el VIH). Esto hace que el desarrollo de una vacuna sea todavía más

difícil.



· Diez subtipos del VIH han sido ya identificados. Los científicos no saben

todavía si se deberá preparar una vacuna para cada subtipo o si será posible

obtener una vacuna de protección más amplia. Esto, junto con el hecho de que

los subtipos en los países en desarrollo difieren de los predominantes en el

mundo industrializado, hace necesario que las vacunas experimentales se

desarrollen simultáneamente en el Norte y en el Sur.





· Los científicos saben que el desarrollo de una vacuna es posible (porque

los animales pueden ser protegidos contra la infección por el VIH), pero no

saben a ciencia cierta si pueden extrapolar este logro a los seres humanos.

Por este motivo, la investigación sobre una vacuna contra el VIH tiene que

incluir ensayos en seres humanos, que son costosos y llevan tiempo.



Un largo proceso

· La investigación sobre una vacuna contra el VIH cuesta muchos años.

Primero se prueban en animales las vacunas experimentales y luego pueden

seleccionarse las mejores vacunas candidatas para posibles experimentos en

seres humanos. Después se lleva a cabo la experimentación con voluntarios

VIH-negativos, en tres fases. Sólo en la última fase se ve claro si la

vacuna funciona.



· Los ensayos de fase I se realizan en 20-40 voluntarios. Esos ensayos están

programados para comprobar la seguridad de la vacuna y determinar si

desencadena respuestas inmunitarias específicas suficientemente potentes.



· Los ensayos de fase II incluyen a cientos de voluntarios y están

concebidos para comprobar más la seguridad de la vacuna y evaluar la

potencia de las respuestas inmunitarias.



· Los ensayos de fase III consisten en pruebas de campo en gran escala, con

miles de voluntarios. El objetivo es averiguar si la vacuna candidata

protege realmente contra la infección por el VIH o contra el desarrollo del

SIDA. Los ensayos tienen una duración de hasta cuatro años.



· Desde 1987 se han probado alrededor de unas 30 vacunas experimentales

contra el VIH – todas ellas en ensayos de fase I o II-, y la mayoría de

ellas en los Estados Unidos y Europa occidental. No obstante, desde 1993,

se han realizado 13 pruebas en el Sur: en el Brasil, China, Cuba, Haití,

Kenya, Tailandia y Uganda. En algunas de estas pruebas, los científicos han

determinado que las vacunas experimentales son seguras y que algunas

estimulan respuestas contra el VIH en el organismo. Pero no saben todavía si

las vacunas protegerían a las personas contra la infección. Eso sólo puede

determinarse en los ensayos de fase III, que son complicados ética,

logística y científicamente.



· A mediados del año 2001, se emprendieron dos ensayos de eficacia (fase

III). Uno, en los Estados Unidos, se basaba en el subtipo B del virus,

mientras que el otro, en Tailandia, se basaba en el subtipo BE. Los primeros

resultados se prevén hacia finales de 2001.



· Se están realizando otros numerosos intentos para obtener una vacuna. En

el Programa Africano de la Vacuna contra el SIDA, anunciado en Nairobi en

junio de 2000, los científicos, gobiernos e instituciones africanos se están

asociando para desarrollar una vacuna que pueda ayudar a invertir el curso

de la epidemia en este continente. Su objetivo es realizar al menos un

ensayo de eficacia en 2007. La Iniciativa Internacional para la Vacuna

contra el SIDA, un consorcio de investigación que fue creado en 1996 y

recibe el apoyo de donaciones de los gobiernos y privadas, participa también

activamente en el desarrollo de una vacuna. Se ha comprometido a velar por

que tanto los países pobres como los ricos tengan acceso a la vacuna

simultáneamente.