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El discípulo del cura Hoyos

El alcalde de La Arenosa, Guillermo Hoenisberg, gran conocedor de su ciudad, deberá dejar atrás las críticas que lo responsabilizan por la crisis fiscal de la misma

27 de octubre de 2003

El proximo alcalde de Barranquilla, Guillermo Hoenisgberg Bornacelli, economista de 42 años, y uno de los discípulos más aventajados del cura Bernardo Hoyos, es hoy uno de los dirigentes políticos más controversiales y carismáticos de Barranquilla y tiene el reto de dirigir en los próximos cuatro años a una ciudad en crisis.

A los 14 años, cuando quedó huérfano, se volvió admirador del Che Guevara, militante de la Juco y del Partido Comunista. "Era la época de la revolución, leía hasta la madrugada libros sobre Marx", recuerda su hermano Germán. Pero de ese pasado le queda muy poco. Ese interés lo llevó a estudiar en la Universidad del Atlántico, en la que alternaba la economía con la militancia en la Unión Patriótica. Aunque, según un ex militante de la Juco, Hoenisgberg no fue destacado como estudiante y tampoco un dirigente descollante como José Antequera, quien entonces era uno de los líderes del comunismo en el Atlántico, fue elegido al consejo superior de la institución.

Después de una década en la universidad, a comienzos de los 90 asesoró sindicatos de la ciudad y allí encontró una opción para desarrollar su carrera política en el movimiento convocado por Hoyos. En él confluyeron el M-19, el PRT, la UP y la Anapo. En la primera administración del cura, con perfil bajo escaló desde subtesorero a director de presupuesto y luego secretario de Impuestos, en donde se le reconocía su dominio de las cifras y de la administración pública.

"Guillermo -comenta su amigo Roberto Rosanía-, tranquilo y analítico, encajó con el estilo de gobierno del cura, que era encendido y popular, manejaba las finanzas y le presentaba fórmulas que le gustaban al padre Bernardo". La primera administración de Hoyos consiguió darle un vuelco al manejo de las empresas de servicios públicos, que estaban bajo control de los partidos políticos tradicionales. Su mayor logro fue la financiación y construcción del acueducto y alcantarillado del suroccidente que benefició a 700.000 personas. Al tiempo Hoenisgberg hizo dos especializaciones en econometría y finanzas públicas y se convirtió en uno de los consultores del alcalde.

Con la ruptura de la izquierda con el Movimiento Ciudadano, Hoyos lo hizo renunciar a su militancia comunista y fue expulsado del partido. "Ha sido toda una conversión, antes era ateo marxista y ahora va seguido a misa", indica Germán. Ya en la segunda alcaldía de Hoyos, Hoenisgberg se desempeñó primero como gerente de la campaña y después como secretario de Hacienda. El se acercó a la clase política local y logró que el Concejo le aprobara proyectos vitales. Así, decidió lanzarse a la Alcaldía en 1997, sin embargo su intemperancia y el voto castigo le valieron la derrota.

Hoenisgberg -como él reconoce- sólo ha tenido cinco años de experiencia en la administración pero se considera "un aventajado", ya que conoce en detalle cada cifra, cada inversión y cada problema de la ciudad. Pero precisamente por haber sido pilar de los gobiernos de Hoyos sus adversarios lo responsabilizan de la crisis fiscal que llevó al Distrito a entrar en Ley 550. El dirigente Augusto García asegura que "cuando una empresa se quiebra hay que ver quiénes han sido los responsables, y él ha sido secretario de Hacienda de las últimas administraciones". Al tiempo señala que Hoenisgberg fue el padre de las actuales concesiones cuestionadas, como el recaudo de impuestos, la prórroga a 25 años de la Triple A y el amoblamiento urbano.

Además recibió apoyos de quienes en su anterior candidatura lo atacaban y a quienes él llamaba "los barrigones", como el liberal José Name y el conservador Jorge Gerlein. Sin embargo se defiende y dice que su error fue haber sido excluyente, "es una rectificación que hago para hacer un acuerdo social por la ciudad, sin excluir a nadie".