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A la estación de Policía de Acandí llegaron en la mañana de este miércoles dos africanos, nacidos en Ghana. | Foto: Yolvys de La Cruz, Acandí, Chocó.

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El drama de los indocumentados extranjeros que cruzan por Chocó

Una embarcación que partió de Turbo hacia Acandí con más de 20 indocumentados africanos y cubanos naufragó. Uno de ellos no logró sobrevivir.

2 de septiembre de 2015

La tormenta arreciaba en el momento en el que la embarcación se volteó. A la altura de un pequeño islote conocido como La Virgencita y muy cerca de las Playas de Acandí, en Chocó, más de 20 extranjeros indocumentados quedaron a expensas de la noche, el mar picado y el aguacero torrencial.

Una vez enterados del accidente, guardacostas de la Armada Nacional activaron un plan de búsqueda y rescate. Doce de los indocumentados, entre cubanos y africanos, lograron nadar hasta las playas Acandí, donde fueron atendidos por la Policía y pobladores de la zona.

“Una cantidad por determinar de migrantes habría huido junto a los 'coyotes' que los transportaban hacia zona boscosa”, dice el informe de la Armada. Pero uno de ellos, al parecer de nacionalidad ghanesa, no sobrevivió.

Según lo determinó el médico de la morgue de Acandí, la muerte de este africano fue consecuencia de golpes que sufrió muy seguramente contra las rocas de un arrecife.

Este accidente es apenas un síntoma más de un drama interno de migrantes e indocumentados extranjeros que todos los días pasan por Colombia. Según las autoridades en Panamá, a ese país están llegando, cruzando por el Urabá antioqueño, unos 1.000 cubanos cada mes, incluyendo niños.

Además del africano muerto en la madrugada de este martes, en Acandí este año ya han enterrado a tres cubanos, que fallecieron en circunstancias distintas. Todos ellos yacen en las tumbas como NN.

De acuerdo a Migración Colombia, de enero a julio las autoridades han detectado en el país a 3.500 víctimas de la trata de personas, la mayoría cubanos, africanos o asiáticos, que transitaban rumbo a Panamá, con el ánimo de emprender una travesía incierta hacia los Estados Unidos.

Para ellos pasar por Colombia resulta un verdadero calvario. La ruta comienza en Rumichaca, en la frontera con Ecuador, y va hasta Sapzurro, en límites con La Miel, en Panamá, un pequeño poblado de pescadores que hoy en día subsiste gracias a lo que dejan los migrantes.

Según lo pudo constatar Semana.com, en un reportaje titulado El infierno perdido de los migrantes, publicado en mayo pasado, los indocumentados son extorsionados por el Clan Úsuga, las FARC e incluso por las propias autoridades colombianas, especialmente la Policía Nacional.

Los coyotes en Turbo le están cobrando a cada migrante 700 dólares para pasarlos en lanchas hasta Sapzurro, un viaje que para un colombiano no cuesta más de 80.000 devaluados pesos. Se trata de un jugoso negocio que tiene como riesgo la mareta, las tormentas y los barcos de la Armada, que en la madrugada pueden perfectamente colisionar con las embarcaciones piratas.

Pero más allá de los delitos alrededor del paso de migrantes, Colombia está ante un drama humanitario que se le podría salir de las manos. A la estación de Policía de Acandí llegaron en la mañana de este miércoles dos africanos, nacidos en Ghana, que dijeron haber estado dentro del barco que se volteó. En un inglés enrevesado contaron que conocían al compañero fallecido. De esos datos está pendiente el sepulturero de Acandí, para al menos esta vez no dejar la tumba con un frío letrero que diga "NN".




Estos son algunos de los indocumentados que que dijeron haber estado dentro del barco que se volteó. Foto: Yolvys de La Cruz, Acandí, Chocó.