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El fenómeno Ingrid

Ingrid Betancourt se ha convertido, tras dos años de cautiverio en manos de las Farc, en un ícono internacional con aura de leyenda.

22 de febrero de 2004

Ingrid Betancourt, la mujer de carne y hueso de 42 años, madre de dos hijos y ex candidata presidencial, sólo es real para los guerrilleros de las Farc que la custodian día y noche en algún rincón del territorio colombiano. Para el resto de los habitantes del país es una presencia fantasmal. Un día es reportada en una cueva de la Amazonia, otro en las selvas de Guaviare o en las estribaciones de la sierra nevada del Cocuy o en algún paraje remoto de la serranía de Perijá. Para el gobierno, Ingrid es como una astilla clavada en la carne que no hiere ni se deja sacar pero molesta todo el tiempo. En cambio para una parte de la comunidad internacional, Ingrid es un símbolo, una estrella en ascenso.

En los dos años que lleva en cautiverio la dirigente política ha sido declarada ciudadana honoraria en 1.066 pueblos, municipios y ciudades alrededor del mundo. Otras 28 localidades están pendientes de concederle esta distinción y en Bruselas van a erigirle una estatua. En el mismo lapso ha sido distinguida con los premios Rainbow, Petra Kelly, Geuzenpening, Roma por la Paz y la Acción Humanitaria y Marrakesh International Prize for Political Ecology. Hay parlamentarios europeos interesados en candidatizarla al Premio Sajarov de Libertad de Expresión y otros ya la postularon al Premio Nobel de Paz. En Estados Unidos, donde su causa no ha tenido la misma acogida que en Europa, esta semana HBO comenzó a presentar un documental titulado El secuestro de Ingrid Betancourt, cuyo eslogan promocional reza: "Ella ha sido silenciada, pero su voz todavía se oye".

En Colombia este fenómeno de Ingrid resulta incomprensible. Incluso a muchos les molesta la campaña internacional liderada por su mamá, Yolanda Pulecio, y su esposo, Juan Carlos Lecompte, porque creen que le ha hecho mala prensa al país. Han llegado al absurdo de responsabilizarlos de haberle creado un mal ambiente al presidente Álvaro Uribe en el Viejo Continente, por su insistencia en que se lleve a cabo un acuerdo humanitario con la guerrilla para que ésta libere a los secuestrados.

En todo caso lo que puso en evidencia el desplante de los parlamentarios verdes en el Parlamento Europeo y lo mucho que sonó Ingrid durante la gira presidencial es que la ex candidata presidencial es una verdadera leyenda en gran parte de Europa. ¿Cómo una política que en las pasadas elecciones sólo consiguió 50.000 votos logró volverse un ícono internacional?

Rabia en el corazón

En Colombia en 2001 Ingrid Betancourt era percibida como una figura política aguerrida y comprometida que, además, sabía producir golpes mediáticos para cautivar electores desencantados de los barones tradicionales. En algunos círculos ella era percibida como una política más interesada en hacer show que en producir resultados. Pero en muchos otros era vista como una 'niña bien rebelde' que repartía condones en los semáforos o como 'la mosquetera' que se levantó en el Congreso para acusar al entonces presidente Ernesto Samper de conocer del ingreso de dineros de la mafia en su campaña presidencial.

Sobre este tema, Ingrid escribió un libro titulado Sí sabía, que apenas vendió unas 5.000 copias en el país. En ese momento ella ya tenía claro que quería escribir su biografía pero ninguno de los editores a los que les propuso el proyecto se mostró interesado en publicarla. No la consideraban comercial y el antecedente de Sí sabía tampoco era una buena carta de respaldo. Estas fueron las razones, según Lecompte, por las cuales su esposa terminó publicando su historia La rabia en el corazón en Francia.

El libro fue lanzado en ese país en febrero de 2001. Dominique de Villepin, un profesor de Ingrid en Science Po que se había convertido en uno de sus mejores amigos, se encargó de ponerla en contacto y recomendarla con reconocidas figuras de la prensa francesa. Villepin se desempeñaba en ese momento como secretario general de la Presidencia, cargo que dejó para asumir el Ministerio de Asuntos Exteriores en el que se encuentra actualmente. Este respaldo y otros contactos de alto nivel en la política francesa fueron clave para que Ingrid apareciera en un programa de televisión llamado Raíces y alas, en el que desplegó lo mejor de su personalidad y encantó al público. "Logró transmitir ese fuego interior que tiene. Su discurso fue fuerte y coherente. Sus palabras sobre Colombia se convirtieron en la verdad revelada", dice un diplomático francés.

Su perfecto dominio de esta lengua, sin traza de acento de ningún tipo, y su relato convincente sobre su lucha solitaria contra el monstruo de mil cabezas de la corrupción la catapultaron al firmamento mediático. Ingrid encajó a la perfección en el arquetipo francés de Juana de Arco: mujer, joven, bonita e inteligente que se levanta en una cruzada solitaria contra un sistema político corrupto, injusto y, además, machista. Una francesa dice que Ingrid no sólo encajó en este modelo, sino que se convirtió en la Rigoberta Menchú de los ricos. "Vino a hablarnos de una causa que nos inspiraba sin hacernos llorar. No era el niño africano desnutrido sino una mujer valiente que además tenía nombre francés", dice con cierta ironía.

Después vinieron más entrevistas, La rabia en el corazón permaneció varias semanas a la cabeza de los libros más vendidos y los integrantes del Partido Verde francés le ofrecieron que encabezara una lista para el Parlamento Europeo. Estaban seguros de que su imagen era lo suficientemente fuerte para obtener hasta 15 curules, el doble de las que tenían entonces. La relación de Ingrid con los Verdes pasaba por un muy buen momento. Su discurso en la reunión que tuvo lugar en abril de ese año en Canberra, Australia, en la que nació lo que se conoce como la Internacional Verde o Global Greens, tuvo un fuerte impacto. Reinhard Bütikoff, secretario general del Partido Verde alemán, le dijo en diciembre del año pasado a Lecompte que él movilizaba todos los recursos para ayudarla a ella sólo por lo que le había oído decir en esa ocasión. El 2001 terminó con Ingrid en plena campaña presidencial y su libro, como uno de los cinco más vendidos del año en Francia. Hasta ahora de La rabia en el corazón se han vendido 500.000 ejemplares en todo el mundo. La mitad, entre los lectores franceses y el resto, en las ediciones que se han traducido al japonés (el segundo país con más ventas), el griego, el italiano, el alemán, el holandés, el coreano y el inglés. Este año es factible que se impriman los ejemplares en turco y taiwanés.

¡Liberen a Ingrid!

El 23 de febrero de 2002, cuando Ingrid fue secuestrada por las Farc, la opinión pública francesa todavía estaba de luna de miel con su libro y con la imagen de heroína que ella proyectaba. Este suceso la encumbró a la condición de mártir. Por eso no es extraña la rapidez con la que algunos franceses se movilizaron de inmediato para pedir su liberación. También es cierto que en Europa es fácil conseguir solidaridad para este tipo de causas porque existe una vasta red de organizaciones que permiten poner en marcha esta maquinaria en cualquier momento. Así fue como nacieron los comités de apoyo para la liberación de Ingrid. Comenzaron en Bélgica, Francia, la parte francesa de Canadá y luego se multiplicaron como esporas. En la actualidad existen 284 en 39 países de todo el mundo. El trabajo en ellos es voluntario, no tienen ninguna formalidad administrativa y sus objetivos inmediatos son difundir información sobre la directora del Partido Oxígeno y lograr que sea nombrada ciudadana honoraria. Algunos comités le han ayudado a Pulecio y a Lecompte a conseguir contactos políticos y periodísticos, han financiado actividades del Partido en Colombia y han acogido a los familiares de Ingrid durante sus correrías.

Los integrantes de Global Greens también han hecho lo propio, especialmente en Alemania e Italia donde su activismo es bastante fuerte. En noviembre de 2002 le entregaron 60.000 firmas al presidente Jacques Chirac solicitando la liberación de su copartidaria, pues así la consideran los 10 partidos verdes que ya la han incorporado a sus filas como miembro honoraria. Precisamente este fin de semana estuvieron en Bogotá representantes del Partido Verde de varios países en la conmemoración de los dos años del secuestro de Ingrid que tuvo lugar el sábado. Este fue el preámbulo de una semana de eventos en su honor alrededor que incluyen desde un minuto de silencio en el Carnaval de Barranquilla, el símbolo por excelencia de la fiesta nacional, hasta las tradicionales y sobrias marchas que se llevan a cabo todos los meses en Montreal. De esta forma sigue su curso el proceso que llevó a de los dos años del secuestro de Ingrid, la política colombiana de carne y hueso, a convertirse en una Juana de Arco para los franceses y en la cara visible para el mundo entero del secuestro, una de las peores realidades del país. Ojalá todo esto sirva para que las Farc la dejen en libertad a ella y a todos los demás que tienen en cautiverio.