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“Yo sé que hay personas detrás de todo esto que deben estar celebrando. Pero lo que más me sorprende es la falta de consideración y reflexión de algunos de mis colaboradores”, dijo el fiscal general Mario Iguarán a SEMANA

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El Fiscal se defiende

En medio de la peor crisis de la Fiscalía, su jefe, Mario Iguarán, habló con SEMANA sobre la asesoría del síquico, las pugnas internas y las deslealtades de sus más cercanos colaboradores.

16 de septiembre de 2006

Cuando el fiscal general Mario Iguarán aceptó la asesoría del síquico Armando Martí para resolver problemas tanto personales como institucionales, nunca se imaginó que éste terminaría siendo el catalizador de la peor crisis de la Fiscalía en muchos años. La revelación de SEMANA el domingo pasado de que Martí se paseaba por el búnker como Pedro por su casa generó indignación en varios sectores políticos y de opinión. Nadie entendía cómo un particular podía tener acceso a lo más íntimo del poder judicial. También causaron consternación los informes confidenciales que el síquico preparaba mensualmente para Iguarán y que bautizó 'Misión Perseo de Zeus', y de cuya existencia y contenido informó SEMANA en su pasada edición.

Aunque el vicefiscal Armando Otálora intentó bajarle la intensidad al escándalo minimizando la importancia del 'Rasputín' criollo, fracasó. Las explicaciones no correspondían a la gravedad de lo denunciado. Y cuando a mediados de la semana, los documentos fueron filtrados a Raimundo y todo el mundo, la crisis llegó a su apogeo. Curiosamente, el hombre más implicado en el asunto -el fiscal Iguarán- mantuvo su silencio. Hasta ahora. En una entrevista desde Atlantic City, Estados Unidos, Iguarán explicó a SEMANA cómo llegó Martí a la Fiscalía y anticipó grandes cambios en los próximos días. En una conversación con María Isabel Rueda (ver siguiente artículo), el síquico contraataca y acusa al vicefiscal de la filtración masiva de los documentos y de los problemas que hay en la Fiscalía. Otálora, quien también habló con SEMANA, niega esas acusaciones. SEMANA: ¿Cómo ha recibido usted lo ocurrido con las revelaciones del síquico?

MARIO IGUARÁN: Estoy perplejo, desconcertado y apenado. Nunca me imaginé que un tema tan personal y tan particular llegara a convertirse en semejante escándalo.

SEMANA: ¿Quién es para usted el señor Armando Martí?

M.I.: Debo insistir en que para mí, Armando Martí no es como se le ha llamado, un brujo. Para mí, en su momento, y hoy, es un profesional. Porque no tengo ninguna vivencia con él que me indique otra cosa. Sus conceptos y sus asesorías fueron siempre de carácter científico. Nunca me dio a conocer opiniones o incidentes que tuvieran que ver con asuntos paranormales.

SEMANA: ¿Cómo fue eso que el síquico lo preparó para su entrevista con los magistrados de la Corte Suprema de Justicia cuando aspiraba a ser Fiscal?

M.I.: Eso no es cierto. Él no me preparó para la entrevista con la Corte Suprema. Para una entrevista de ese perfil se necesitan muchos años de estudio. Los magistrados no preguntan sobre temas sicológicos sino sobre temas jurídicos y de Estado, temas que el señor Martí desconoce.

SEMANA: ¿Entonces no hubo tal preparación?

M.I.: No. Antes de ir a la entrevista con los magistrados compartí informalmente con Armando Martí unos 15 minutos. Pero nunca, nunca, me preparó ni le pagué un peso para presentarme ante la Corte. Fue una charla de 15 minutos, no más.

SEMANA: ¿Pero por qué el síquico le da una versión distinta a SEMANA?

M.I.: Esa versión me desconcertó. Tanto, que después de la publicación de SEMANA le dije que por qué había dicho eso, sino era así. Le planteé que esos comentarios se prestaban para que la gente a la cual he tenido que judicializar pueda estar celebrando e incluso hasta conspirando.

SEMANA: Una pregunta que se hacen hoy todos los colombianos es ¿por qué se llevó al síquico a la Fiscalía?

M.I.: Cuando llegué a la Fiscalía permití que se continuaran con unos trabajos que se estaban haciendo de integración y convivencia con el personal. Ese era un equipo de trabajo liderado por la sicóloga Ana Mercedes Pérez. Ella ha trabajado con varias entidades, es especialista en administración de salud, y Armando Martí hacía parte de ese equipo. A Martí lo consideré y lo considero un profesional. Esas personas venían de la administración anterior y las dejé porque mi política no es la de llegar y sacar a las personas. Ustedes pueden constatar que dentro del cuerpo directivo de la Fiscalía, el 80 por ciento son las mismas personas que estaban en la administración anterior.

SEMANA: ¿Qué tipo de trabajo hacía exactamente Martí y con qué fin?

M.I.: El trabajo de Martí consistía en detectar el tema de inteligencia del recurso humano. Que pudiera identificar virtudes y falencias de los funcionarios. ¿Con qué propósito? Para poder adelantar procesos de capacitación con el fin de enfrentar conflictos y crisis. Eran entrevistas, jornadas de capacitación a distintos funcionarios y cursos de motivación personal en salas abiertas, a la luz de todos los funcionarios de la entidad.

SEMANA: ¿Y por qué un asesor en temas de sicología y parasicología termina con arma y carro blindado?

M.I.: Ese tema ya lo estoy revisando. Pero él no tenía carro blindado. Ese es un vehículo al cual ya se le 'dio la baja' como blindado por su uso y antigüedad. Sobre el tema del arma, se la entregan mis colaboradores. Pero yo mismo tengo que confirmar eso. La explicación que me dan, en principio, es que el arma se le entregó a la persona que conducía el carro del señor Martí que no es un escolta como se ha llamado, sino un conductor.

SEMANA: ¿Y cómo termina un parasicólogo haciendo informes de inteligencia?

M.I.: El mismo Armando Martí ha señalado que no se trataba de la inteligencia propia de la institución sino que se trataba de informes relacionados con una labor encaminada al mejoramiento del recurso humano. El día que yo, como Fiscal, quiera hacer inteligencia recurro a mi equipo de investigación.

SEMANA: ¿Pero por qué el señor Martí tenía acceso a esa información?

M.I.: Él no estaba habilitado ni autorizado para hacer ningún trabajo de inteligencia. Es impensable y materialmente imposible.

SEMANA: Si eso es así, ¿por qué Martí termina conociendo sobre supuestas interceptaciones ilegales de teléfonos a políticos y periodistas? Hasta seguimientos que le hacían al director de la Dian... Todo eso sale en los informes que él le hacía.

M.I.: Él se acerca a un sinnúmero de funcionarios de la Fiscalía a los que les hace preguntas y les saca información. Con ocasión de las entrevistas que él hace le exteriorizaron no sólo temas personales sino también institucionales. Son informaciones de personas de la Fiscalía que a él le dio por calificar como informes de inteligencia. Cualquiera que observe esos informes puede deducir que no corresponde a un informe de inteligencia.

SEMANA: Pero sí tuvo información confidencial. Así no sea por el conducto regular...

M.I.: Seguramente. Si a uno le llega un profesional, unos funcionarios se abren y ellos cuentan cosas. Así a veces somos los seres humanos. Eso puede haber sucedido.

SEMANA: ¿Cuántos de estos informes pudo haber hecho el síquico?

M.I.: Ni recuerdo. Pero cuando advierto que puede estar rayando en lo institucional es cuando le sugiero a Martí que seamos cuidadosos en el direccionamiento del ejercicio que estaba haciendo con los altos funcionarios de la entidad.

SEMANA: Con esa información privilegiada, ¿no se convirtió en un tipo poderoso y temido dentro de la entidad?

M.I.: Yo diría que cuando se tiene información personal y profesional de personas no es desfasado pensar que se puede predicar ese poder. Se cuenta con un relativo poder. Ahora, por este insuceso puedo afirmar que cuando se cuenta con esa información se convierte más que en una persona poderosa en una persona peligrosa.

SEMANA: ¿Peligrosa para quién?

M.I.: Para las personas que, confiadas en el secreto profesional, dieron a conocer sus asuntos de manera desprevenida.

SEMANA: ¿Pero no le parece delicado que todo eso pase en la Fiscalía?

M.I.: Estas son algunas de las tantas cosas que le voy a explicar al país. Porque sé que tengo que asumir una responsabilidad de tipo disciplinario, administrativo y si es del caso, penal. Seré implacable sobre el particular tanto con mis colaboradores como conmigo mismo.

SEMANA: ¿Está dispuesto a ir a la comisión de acusaciones del Congreso?

M.I.: Estoy dispuesto a ir a la comisión de acusaciones. Al igual que mis colaboradores que también tendrán que reconocer su responsabilidad. Aspiro a que esto tenga una explicación, de lo contrario, seremos acreedores a las sanciones que correspondan.

SEMANA: ¿En qué cree que se equivocó en relación con este delicado episodio?

M.I.: Me equivoqué. Fue el error de mi vida. Cometí un error y lo que me tranquiliza es que creo no haberle hecho daño al país, ni a la justicia. Le hice mucho daño a mi familia. Abrí las puertas, las manos y el corazón a mucha gente. Pequé por ser muy confiado. No obstante, aspiro a seguir abriendo mis manos para las personas de bien y apretándolas para sujetar a quienes infrinjan la ley. No renunciaré a seguir buscando la justicia.

SEMANA: Fiscal, ¿por qué ese documento confidencial, del cual SEMANA reveló algunos apartes, tres días después terminó en manos de todos los medios de comunicación, de abogados y de políticos?

M.I.: Ese informe que tenía SEMANA sólo lo tenían muy pocas personas y no tenía por qué estar andando por todas partes. Y no es culpa de los medios, ustedes hacen su trabajo. Pero me sorprende la falta de consideración de mis propios colaboradores que lo pudieron haber filtrado. Lamentaría que la entrega de ese documento la hubiesen hecho personas cercanas al Fiscal.

SEMANA: Fiscal, ¿usted sabe quién lo filtró?

M.I.: La persona que lo hizo tiene todo el peso de su conciencia. Yo sé que esa clase de informes los hay en todas las entidades porque en todas se adelantan este tipo de ejercicios para el mejoramiento del recurso humano, además porque así lo ordena la ley, para identificar carencias, dificultades y conflictos. Pero esta vez me tocó a mí. Quizá por un afán de poder en cierta gente que me rodea. No lo sé. Quien haya filtrado el documento a todos los medios es la persona más baja. Esa es la única calificación que se merece.

SEMANA: ¿Usted está insinuando que hay gente en la cúpula de la Fiscalía tratando de perjudicarlo?

M.I.: Yo sé que hay personas detrás de todo esto que deben estar celebrando y conspirando. Sobre todo a quienes investigamos en la Fiscalía para que les caiga todo el peso de la ley. Pero lo que más me sorprende es la falta de consideración y de reflexión de algunos de mis colaboradores. Esto me invita a reflexionar sobre una profunda reingeniería que seguramente exige mi administración. No lo voy a hacer por lo que me pasó a mí sino por la institución. Este es sólo el detonante que me permitió darme cuenta de muchas cosas internas que no había advertido.

SEMANA: ¿Y cómo eran esas pugnas internas?

M.I.: A mí no me las informaban como algo tan grave. Yo percibía que eran diferencias normales que se podían presentar, pero con ocasión de este bochornoso episodio me doy cuenta de que algo mucho más grave estaba pasando en la Fiscalía.

SEMANA: ¿Usted se siente defraudado por algunas de las personas que lo rodean en la cúpula de la Fiscalía?

M.I.: Sí, me siento defraudado por algunos de los que me rodean. Y espero que no por muchos. Es que no han tenido ninguna consideración. Desde Martí, hasta algunos de mis colaboradores. Incluso, no lo digo por mí, sino por la Fiscalía. Aunque podría decir que conmigo también, porque no sólo les he brindado una oportunidad a algunos de mis colaboradores, sino que les brindé mi amistad.

SEMANA: ¿No cree que haber abierto tanto las puertas en una entidad como la Fiscalía fue error?

M.I.: Mi propósito desde que llegue a la Fiscalía fue humanizarla tanto con mis funcionarios como con los investigados. Con los empleados, por ejemplo, los colaboradores de mi despacho pueden dar fe de que cuando se trata de atender los asuntos de sus hijos pueden ausentarse sin siquiera solicitarme un permiso. Y con los investigados, corriendo riesgos de que puedo ser criticado he tenido debidas deferencias con los abogados y los familiares de las personas involucradas en las investigaciones. Y esa humanización es lo que me da la autoridad moral para rechazar a aquellos funcionarios de la Fiscalía que procedan en contra de la ley.

SEMANA: ¿No se aprovecharon de su nobleza?

M.I.: Es cierto. Algunos me califican como hombre descomplicado, pero también soy complicado en la persecución de la criminalidad.

SEMANA: ¿Qué lección le deja la crisis de esta semana?

M.I.: Lo que más lamento es que mientras todos nuestros esfuerzos están encaminados a luchar contra la impunidad en casos como el de Jamundí, el palacio de justicia, o tantos de narcotráfico, estos pudiesen verse desatendidos por un incidente como este.

SEMANA: ¿Por que se fue a Estados Unidos y no enfrentó esta crisis?

M.I.: Porque nunca me imaginé que terminaría así. Si lo hubiera anticipado no hubiera viajado. Ahora le quiero contar una situación muy triste e irónica sobre este viaje. Estoy acá, en Atlantic City, en una cumbre de fiscales americanos y soy el único latinoamericano invitado. No sólo para recoger las experiencias e ideas que ellos tienen, sino para dictar una conferencia magistral y obtener un inmenso reconocimiento, seguramente inmerecido, por lo que hemos hecho en los últimos meses en materia de narcotráfico. Y, pensaba, ahora tengo que llegar a Colombia a enfrentar este problema. A dar la cara porque soy consciente de que si algo me ha perjudicado es no haber salido a dar la cara.

SEMANA: ¿Por qué no había salido antes a hablarle al país?

M.I.: No le di la trascendencia porque no creía que esto tenía que llegar hasta donde está llegando. Pero esta semana, cuando le explique al país las decisiones que voy a tomar, sigo pensando en la Fiscalía hasta que Dios me lo permita. Claro, con dilemas enormes. Pero sigo empeñado en salir adelante. No voy a bajar la guardia. Sé que tengo que seguir abriendo mis manos y mis puertas, pero con armadura.

SEMANA: ¿Cree que esto afecta su labor y la de la Fiscalía?

M.I.: En todo lo que ha ocurrido nunca se ha cuestionado mi integridad moral, ni mi honestidad, ni mi coraje para combatir el crimen. No obstante debo aceptar un acontecer absurdo que penetra haciendo daño a la institución, en la cual les ruego a todos los colombianos que deben seguir creyendo.

SEMANA: ¿Qué le va a decir esta semana al país?

M.I.: Simplemente reconocer que cometí un error al continuar con ciertas personas que venían de otra administración. Cometí un error al confiar en otras personas que no han tenido consideración con la Fiscalía. Guardo la esperanza de que lo ocurrido no le haya hecho daño a la justicia ni al país. El daño me lo he hecho yo. Pero yo no tengo aspiraciones políticas. Sólo quiero pasar a la historia por sacar adelante a la Fiscalía y que no digan que me faltó coraje por hacer algo por mi país.