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EL HOMBRE DEL AÑO

Con su triunfo en el campeonato Cart Juan Pablo Montoya se consolida como el ídolo de los <BR>colombianos y la nueva estella del automovilismo mundial.

6 de diciembre de 1999


HAY UNA DIFERENCIA ENTRE SER EL 'DEportista del Año' y ser el 'Personaje del Año en Colombian. Lo
primero es apenas un concurso de méritos entre quienes hacen del deporte su razón de vida, meritorio sin
duda. Pero para alcanzar lo segundo no basta con ser bueno en el deporte. Ni siquiera con ser el mejor de
Colombia.

Hay que ir más allá.
Presidentes, empresarios, artistas y hasta algunos personajes que han sido reconocidos en esa categoría, no
por sus bondades sino por su marcada influencia en la vida colombiana como actores del conflicto armado en
ciertos momentos, han sido Personajes del Año en Colombia. Nunca lo había sido un deportista.
Juan Pablo Montoya es el hombre del año para SEMANA, no por haberse convertido en el campeón de la
Fórmula Cart en 1999 sino por haber demostado la tenacidad y el arrojo necesarios para perseverar y triunfar
en un deporte de tanta exigencia y de tan alto riesgo como el automovilismo. La Fórmula Cart no es una
categoría fácil. A ella sólo se llega trabajando, y Montoya no es la excepción. Durante años él y su padre han
avanzado en el mundo del automovilismo, buscando recursos de manera desesperada, viajando en no pocas
oportunidades en aviones de carga, sacrificándose en aras de triunfar.
Y finalmente triunfaron. Pablo Montoya en apoyar a su hijo en la empresa de convertirse en el mejor del
mundo. Juan Pablo Montoya en ser mejor en cada competencia, en correr cada vez más riesgos, en no
dejarse vencer de los fracasos, en coronarse campeón cuando ya pocos pensaban que podria hacerlo.
Hace apenas tres semanas tras la carrera de Australia, se inició en Colombia el proceso que todo deportista
teme: la fase de la guillotina. Es decir, el momento en el que los comentaristas deportivos ejecutan
publicamente a quien han convertido en héroe. Montoya se había estrellado por segunda vez consecutiva y las
posibilidades de triunfo se alejaban de manera dramática. Los comentaristas afilaron sus espadas. Pero la
víctima sobrevivió.
Millones de compatriotas han' acompañado a Juan Pablo Montoya, un bogotano de apenas 24 años. en su
ascenso vertiginoso en el campeonato mundial de la Fórmula Cart. Carrera tras carrera Montoya entregó al
país la alegría del triunfo. Pero en la tarde del domingo pasado Colombia vivió la culminación de meses de
lucha. En el circuito callejero de Houston se pensó que Montoya lograría el puntaje suficiente para coronarse
campeón de la cart. Pero no le avisaron a tiempo del accidente del piloto Helio Castro-Neves y no pudo evitar
el obstáculo en la vuelta 48. Fue como un baldado de agua helada para los colombianos. Unas semanas
después el país vio cómo su ídolo se estrellaba de nuevo en Australia y perdió la esperanza. En ese momento
Darío Franchitti superó en puntaje al colombiano. Para ganar Montoya necesitaba superar al escocés por 10
puntos, lo cual parecía imposible. Sin embargo, en las 500 millas de Fontana, California, Montoya demostró
una vez más porqué es hoy el piloto joven más cotizado del mundo, tanto en la Fórmula Cart como en la
Fórmula 1, al llegar en el cuarto lugar, con lo cual se coronó campeón.
La fiebre que hoy tienen los colombianos por Montoya sólo es comparable con la que se tuvo en 1987 con
'Lucho' Herrera, quien en ese año logró coronarse campeón de la Vuelta a España. Herrera pasó a la historia
como uno de los grandes ciclistas de la época y todavía queda el recuerdo de sus hazañas en las carreteras
europeas cuando enfrentó a monstruos de la talla de Bernard Hinault, campeón en cinco oportunidades del
Tour de Francia.
Sin embargo aquel triunfo de Herrera, visto en perspectiva, en realidad fue como un premio de consolación,
pues los colombianos aspiraban a verlo ganar en el Tour de Francia. Lo mismo puede decirse de 'Cochise'
Rodríguez, quien ganó medalla de oro en los mundiales de ciclismo de Varese, Italia, en 1971, pero no pudo
participar en los Juegos Olímpicos de Munich, frustrándose así el sueño de una medalla de oro olímpica para
Colombia. 'Rocky' Valdés fue campeón mundial de los pesos medianos de la Confederación Mundial de Boxeo
pero jamás pudo vencer al campeón de la Asociación, el argentino Carlos Monzón.
Montoya llegó al campeonato Cart, el principal competidor de la Fórmula 1, en marzo pasado, con la certeza
de estar allí para grandes cosas y de necesitar, únicamente, una oportunidad para demostrarlo. El equipo
Target, de Chip Ganassi, le abrió sus puertas. Y Montoya ha demostrado con creces ante el mundo porqué es
considerado por los especialistas y la prensa mundial como el nuevo sucesor de Ayrton Senna, el rey de la
velocidad.
Cada domingo, durante casi 10 meses, los colombianos se dieron cita para ver por televisión los triunfos de
Montoya, quien recorrió las pistas más importantes de Estados Unidos, Brasil, Japón y Australia en su carro
rojo identificado con el número 4.
Allí dejo su huella siete victorias, siete poles position y el mayor de vueltas lideradas durante la
temporada.
Sus triunfos fueron suficientes para que el mundo del automovilismo comenzara a hablar del fenómeno
Montoya. La prensa especializada no ahorró un solo elogio para declararlo como el mejor piloto del año. Los
grandes comentaristas se atrevieron a decir que había nacido el nuevo ídolo del automovilismo para el próximo
siglo.
Por sus triunfos, su carácter y tenacidad, SEMANA escogió a Juan Pablo Montoya como el Personaje del
Año. Para hablar de su vida, de su personalidad y de sus dotes como piloto la revista invitó a un selecto grupo
de personajes de la talla de Emerson Fittipaldi, Mario Andretti, Frank Williams, Gordon Kirby y Roger Penske.
Todos ellos coincidieron en afirmar que Juan Pablo Montoya es el nuevo rey de la velocidad. A su vez, el
analista de automovilismo Germán Mejía, quien ha sido cercano a los Montoya toda su vida, entrevistó al
campeón para SEMANA pocas horas después del triunfo.