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EL HOMBRE INVISIBLE

El apodo de "Caliche" se vincula, una vez más, a hechos confusos relacionados con narcotráfico y violencia.

2 de marzo de 1992

LA SEMANA PASADA LOS medios de coumunicación fueron sorprendidos con la llegada de un misterioso sobre de manila enviado por correo que contenía una carta -con firma y huella dactilar- acompañada de un casete. Era un mensaje. dirigido al presidente César Gaviria en el que se hacían una serie de denuncias y acusaciones que involucraban al jefe del cartel de Medellín, Pablo Escobar. Pero la sorpresa fue mucho mayor cuando se identificó al hombre que envió dicho mensaje. Se trataba de Carlos Arturo Urrego Peláez, alias "Caliche". Un seudónimo familiar para los colombianos.
"Caliche" mántuvo comunicación telefónica con El Tiempo y La Prensa cuando Francisco Santos fue secuestrado. No habían transcurrido 4 horas del secuestro del jefe de redacción de El Tiempo cuando se recibió una llamada en las instalaciones del periódico. Con un acento paisa y en tono muy tranquilo, "Caliche" se identificó como miembro del cartel de Medellín y señaló que esa agrupación no sólo tenía en su poder a Santos sin que también a Marina Montoya y a Diana Turbay. Y decía, además, que quería comunicarle al Gobierno que los Extraditables exigían un tratamiento político semejante al que se le ven dando al M-19 y al EPL. Es decir, una negociación política con miras al indulto.
Durante las siguientes semana " Caliche " siguió en comunicación con los periodistas. pero luego un comunicado expedido por "Los extraditables" desautorizó a este hombre como miembro del cartel de Medellín, tras lo cual desapareció misteriosamente.
Un año y medio después de este episodio, el nombre de "Caliche" resurgió. Y como ocurrió la primera vez, su aparición dio mucho de qué hablar.
En esta oportunidad "Caliche" se fue lanza en ristre contra Escobar. En su misiva señaló que, contra su voluntad, visitó de manera clandestina a Escobar en la cárcel de Envigado. Dice que lo hizo en dos oportunidades, y que en ambas ingresó escondido en la carrocería de ,un camión y con el beneplácito de los soldados que tienen el control de los retenes, quienes fueron sobornados por las personas que lo habrían llevado hasta donde el jefe del cartel de Medellín. Según él, luego se entrevistó con Escobar, quien le ordenó llevar a cabo una serie de atentados en Cali, y seguimientos de inteligencia a los generales Maza Márquez, Octavio Vargas Silva y Miguel Antonio Gómez Padilla, y al ex ministro Enrique Parejo González. Y agregaba en la carta que estaba dispuesto a entregar más información y detalles sobre el trabajo que le habían encomendado.
El primer interrogante que ha surgido en este asunto, que durante el primer mes del año ha tenido una serie de episodios relacionados con supuestas visitas clandestinas a la cárcel de los antiguos lugartenientes de Escobar, es si se trata del mismo hombre que mantuvo contacto con los periodistas de El Tiempo y La Prensa en los primeros días del secuestro de Francisco Santos. En esa oportunidad, el hombre que llamó a la redacción de El Tiempo se identificó como Carlos Jiménez. Nombre y apellidos que no corresponden al "Caliche" que apareció la semana pasada. De acuerdo con informaciones suministradas por los organismos de seguridad, es posible que ni siquiera aquel fuera el verdadero "Caliche", quien había muerto violentamente poco tiempo antes del secuestro de Santos. En esa oportunidad se habló de la posibilidad de que "Caliche" hubiera sido un alias adoptado por otro delincuente, con el fin de despistar a los investigadores. Según esa información, Jiménez había sido encontrado sin vida en un lugar del municipio de Copacabana. Si el primer "Caliche" había muerto y el segundo había salido de circulación durante el secuestro de los periodistas, el tercero, Carlos Arturo Urrego Peláez, dejaba una sombra de dudas sobre su verdadera identidad. Por eso desde un principio las autoridades tuvieron serias dudas sobre el documento llevado a los medios de comunicación. Para los investigadores parecía tratarse más bien de un nuevo personaje que se sumaba a esa telaraña de especulación que ha creado un ambiente de desinformación sobre lo que ha venido ocurriendo en el país desde comienzos de enero. En ese momento se dio a conocer un comunicado enviado supuestamente por el grupo de "Los Extraditables" en el que se anunció una reactivación de la guerra entre los carteles de Medellín y Cali.
Pero entonces, ¿quién es "Caliche? Por el momento lo único que se conoce de este personaje es un retrato hablado que se elaboró con información recogida de testigos que dicen conocer a Urrego Peláez. A pesar de que la carta que fue enviada al presidente Gaviria tenía la firma y huella de Urrego, las autoridades no han podido establecer de quién se trata. Sobre este asunto ha caído un manto de silencio y ninguno de los organismos de seguridad e inteligencia del país ha querido decir esta boca es mía para aclarar este asunto.
A ello se suma que un día después de las denuncias de "Caliche", los abogados de las personas que se encuentran detenidas en Envigado, hicieron llegar una carta al director del DAS, Fernado Britto, en la que solicitaron una investigación sobre el origen del casete y la carta. Para ellos, estas denuncias son falsas y sólo buscan entorpecer el proceso de sometimiento a la justicia por parte de los narcotraficantes. Agregan que sus representantes están dispuestos a aportar información y suministrar detalles concretos sobre este asunto para aclarar de una vez por todas quiénes son los autores de esta información y qué hay detrás de ella.
SEMANA estableció contacto con uno de los abogados, quien señaló que esas pruebas ya estaban en poder del director del DAS para que se hiciera la respectiva investigación. Y por ser ésta confidencial, no era posible darla a conocer a la opinión pública porque estarían violando la reserva del sumario. Sin embargo dejó entrever que "Caliche" es un impostor.
Por su parte, el director del DAS guardó silencio al respecto y sólo manifestó que tanto las denuncias hechas por "Caliche" como la solicitud de los abogados, eran objeto de una investigación, cuyo, resultados se darían a conocer en el momento oportuno.
Por su parte, la Dijin adelanta una investigación alterna para establecer la identidad de este "Caliche". De acuerdo con información conocida por SEMANA en esa dependencia de inteligencia, se encuentran en sus archivo, los expedientes de cuatro hombres bajo el alias de "Caliche" y que han tenido antecedentes penales relacionados con narcotráfico y sicariato. No obstante esa información no les ha permitido establecer si uno de ellos se trate del mismo hombre que hizo las denuncias contra Pablo Escobar la semana pasada. Los "Caliches" que están registrados en la Dijin tienen una afinidad: todos ellos son de Medellín y han participado en asesinatos, tráfico de armas y organización de bandas de sicarios. Sus expedientes son analizados con el fin de buscar pistas que logren conducir a identificar si uno de ellos es Urreo Peláez.
Pero más allá de la identificación sobre quién es "Caliche", las autoridades han dirigido la investigación a establecer qué tan ciertas son las denuncias que se han hecho. "Los alias de caliche poco o nada importan. Cualquier persona puede utilizar este romoquete. Lo fundamental del asunto es saber quién esta diciendo la verdad: ¿los abogados o el informante?", señaló a SEMANA uno de los investigadores.
La nueva aparición de "Caliche" y sus denuncias sobre supuestas visitas no autorizadas a la cárcel de Envigado coinciden con un relevo en el mando de la dirección de la cárcel y en el sistema nacional de prisiones. Sin embargo no está claro si existe una relación entre ambos episodios o si se trata de una simple casualidad. El ministro de Justicia, Fernando Carrillo, había anunciado aumento de la seguridad a nivel penitenciario desde varios días antes de que apareciera la carta del último "Caliche".
Para algunos investigadores, bautizarse con el alias de "Caliche" se ha convestido en un sistema de algunos delincuentes para borrar sus huellas en la medida en que pueden provocar confusión. Pero cierto o falso, el hecho es que ese será un apodo del que el país seguirá oyendo hablar insistentemente en las próximas semanas.