Home

Nación

Artículo

El abogado Pablo Bustos ha hecho varios sacrificios para llevar a cabo su tarea. | Foto: Cortesía. Portal Kienyke.com

PERFIL

El hombre que tiene en la mira a Petro

¿Quién es Pablo Bustos, el abogado que quiere que el alcalde responda por las posibles irregularidades en la valorización?

3 de abril de 2013

El bunker desde donde libra sus batallas es tan desordenado como meticulosos son los propósitos legales que se traza.  En efecto, se trata de una vetusta oficina en el centro de la capital, un espacio que alguna vez tuvo un pasado glorioso porque allí se inició la Bolsa de Bogotá. Los pisos son de madera que crujen al caminar. A lado y lado, hay fotos, cuadros, sombreros vueltiaos, dos serruchos que para él simbolizan la ‘repartija’ de los dineros del Estado, camisetas colgadas que invitan a la revocatoria del Congreso, teléfonos viejos e inservibles, folios y expedientes que apenas se sostienen en escritorios antiguos.

¿Con semejante cantidad de elementos, el habitante de este espacio sí habrá llegado a algún lado? Pablo Bustos Sánchez sonríe. El historial de procesos resume tantos éxitos como ceños fruncidos ha causado en muchos poderosos.

No le inquieta que sean de derecha o de izquierda. Ateos o religiosos. De la capital o de la provincia. A todos los une el haber jugado, por usar una expresión diplomática con el servicio público. Ahora, este hombre que dirige la Red de Veedurías Ciudadanas, tiene en la mira al alcalde Mayor de Bogotá, Gustavo Petro. ¿La razón? Las posibles irregularidades en el cobro de la valorización, un hecho del que muchos se quejan.

A él en cambio no lo motiva solo la protesta. Es un hombre de acción aunque se muestra tranquilo desde el lugar en el cual libra sus cruzadas. Desde allí donde lo único nuevo que se divisa son varios celulares y un computador portátil, este abogado y filósofo de la Universidad de los Andes, han surgido algunos casos ejemplarizantes.

Fue él quien, por ejemplo, interpuso la demanda de pérdida de investidura contra del senador Javier Cáceres por sus presuntos nexos con el paramilitarismo. También rondó sin tregua al representante Heyne Mogollón, famoso por haber sido el juez que absolvió al entonces presidente Ernesto Samper durante el proceso 8.000. De esas luchas, guarda algunos recuerdos: Imágenes talladas en madera de mogollas y elefantes, estas últimas en referencia al exmandatario que, según él, fue el único que no vio como el cartel de Cali le metía seis millones de dólares a su campaña. Un elefante en la sala de su casa a sus espaldas, diría la sabiduría popular.



En 1998, Bustos demandó la curul del congresista Carlos Oviedo Alfaro por sus ausencias al parlamento por hallarse encarcelado señalado de múltiples crímenes. También demandó en el 2000 a los representantes Armado Pomárico, Juan Ignacio Castrillón y Octavio Carmona, quienes suscribieron más de 60 contratos irregulares desde la mesa directiva del Congreso a la que pertenecían.

Asimismo, logró en 2002 demostrar cómo los concejales de Bogotá  Yudy Consuelo Pinzón, Lilia Camelo y William Cubides recibieron cien millones de pesos por legislar en favor de los vendedores ambulantes. Los tres perdieron su investidura.

Como ellos un sinnúmero de altos funcionarios y otros de menor rango han perdido sus cargos por cuenta del implacable Bustos. Sin embargo, este abogado, que prefirió las peleas jurídicas desde la Red Ver a ser un miembro destacado de algún bufete, de vestidos de marca y frecuentador de clubes, no ha estado exento de críticas.

En las regiones lo señalan de hacerles el juego a algunos políticos para actuar en contra de otros. Es decir, limpiarle el camino a quienes no están de acuerdo con una elección o un nombramiento.

Así ocurrió en Chocó por ejemplo, donde lo señalan de querer tumbar al actual gobernador Luis Gilberto Murillo, quien presuntamente está inhabilitado, para hacerle favores a la tradicional clase política. Él se ríe  y asegura que hay quienes piensan que le hace el juego a adversarios políticos de los cuestionados, pero asegura que la actividad de las veedurías está en el centro de lo público y por tanto es controversial. “Es como una balanza de la justicia en la que es imposible moverse sin afectar la correlación de fuerzas”, dice a Semana.com.

Pero no todo han sido triunfos. Él sabe el dolor de las derrotas. En 2002, por ejemplo, emprendió una batalla fallida contra el controvertido exalcalde de Barranquilla Bernardo Hoyos, por irregularidades en la contratación. En 2003 no pudo ‘tumbar’ al contralor Carlos Ossa Escobar quien, según su investigación, había repartido puestos de manera irregular en ese ente fiscalizador entidad.

Así es Pablo Bustos, un hombre que no duerme pensando qué políticos han cometido irregularidades para irse contra ellos. Esa es su vida y así es su naturaleza. Una persona que se cuida en extremo y que se duele cuando se detiene a pensar que no es más que un solitario porque su familia tuvo que irse del país por cuenta de las amenazas. El también al principio los acompañó en el exilio pero regresó para seguir dando sus batallas.

Este miércoles se conoció que la Fiscalía delegó en un fiscal adscrito a la Unidad Nacional Anticorrupción la investigación sobre las presuntas irregularidades en el cobro, facturación y recaudo de la segunda fase de valorización en Bogotá. En un principio las noticias sobre la apertura de esta investigación se dijo que era un ONG la  que había interpuesto la denuncia.

Pero luego trascendió que se trataba de Bustos, quien vuelve a la primera planta con una meta ambiciosa. Poner a responder al alcalde Gustavo Petro y a la directora del IDU, María Fernanda Rojas,  por lo que él llama la “catástrofe” ocasionada por los altos cobros de la valorización. “Ellos tuvieron tiempo para prever lo que ocurrió”, le dijo Bustos a Semana.com. “Además en este proceso hubo una excesiva falta de planeación”, argumenta.

Es una nueva cruzada en línea con las emprendidas por la Red de Veedurías. Así es. En las últimas semanas ha ganado otras contra algunos de quienes participaron en el ‘carrusel de la contratación’. El Consejo de Estado le quitó la investidura al exsenador Iván Moreno y al exrepresentante Germán Olano, para citar un par.

¿Logrará su nuevo propósito? Solo el tiempo lo dirá. A primera vista su oficina es sinónimo de caos pero luego de escucharlo se entiende que tiene las ideas y las metas muy claras.