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El mal momento de dos figuras de la Justicia

¿Por qué la magistrada María Mercedes López y la fiscal Martha Lucía Zamora pasaron del cielo al infierno?

19 de junio de 2013

En cuestión de días la magistrada María Mercedes López y la fiscal delegada ante la Corte Martha Lucía Zamora pasaron del cielo al infierno. Hasta hace muy poco tiempo todo les sonreía e incluso se permitían soñar con alcanzar los más altos cargos de la Justicia.

Así, María Mercedes López sonaba para ser la procuradora general. Aunque era muy conocida en los círculos jurídicos, el país la conoció cuando puso sobre aviso las presuntas irregularidades en el Consejo Superior de la Judicatura donde se habrían falsificado actas de las que salieron seis nombramientos de altos servidores judiciales.

Eso le valió toda clase de felicitaciones y aplausos por su valentía en desentrañar presuntos actos irregulares. El mérito era doble porque se había metido en la boca del lobo: una entidad señalada de ser una de las más corruptas de la administración de justicia.

En el caso de Martha Lucía Zamora su reputación es de vieja data. Ha sido una servidora judicial de importancia. Por ejemplo, en el 2000, adelantó una impecable investigación en el sonado caso Dragacol y fue quien acusó al entonces gerente de esa compañía, Reginaldo Bray, de un millonario peculado.

Además, por sus manos y como magistrada auxiliar en la Corte Suprema pasaron investigaciones que terminaron en imputación de cargos contra los exsenadores Luis Humberto Gómez Gallo, Óscar Suárez Mira, Óscar Reyes, Nancy Patricia Gutiérrez y el exrepresentante de Antioquia César Pérez, éste último tristemente célebre por ser el autor intelectual de la masacre de Segovia.

Así, Zamora, fue forjando una sólida carrera. Durante la administración de la fiscal general Viviane Morales fue asesora de despacho y en poco tiempo ocupó, por encargo, las sillas del vicefiscal y del fiscal general cuando Vivian salió de la entidad. Incluso se llegó a pensar que ella iba a ser su reemplazo natural.

Todo lo anterior ha hecho que a estas dos mujeres sean consideradas como damas de hierro a las que no les ha temblado la mano para acometer investigaciones. Sin embargo, en los últimos días las dos han caído en desgracia.

¿Ahora el infierno?

La magistrada López pasó de denunciante a denunciada pues su querella sobre las presuntas irregularidades de las actas falsas en la judicatura no llegó a ninguna parte en la Comisión de Acusaciones de la Cámara donde se adelantó la indagación.

En cambio, fue contradenunciada (por falsa denuncia) por la secretaria del Consejo Superior de la Judicatura, Yira Lucía Olarte, quien habría cometido la irregularidad. Uno de los magistrados denunciados por esos hechos ahora pide que se embargue el sueldo de esta magistrada mientras de adelanta la investigación en su contra.

Para completar el padre de Yira, en un acto que muchos interpretan como una descarada venganza personal, denunció a López por los presuntos delitos de fraude procesal, falsedad material e ideológica en documento público, abuso de autoridad y abuso de función pública. ¿Con qué argumento? Del que ella violó la ley al tomar decisiones en esa alta corporación cuando técnicamente se encontraba en licencia.

Por si el sol no estuviera a sus espaldas, a la magistrada le esperaban más días difíciles. En esta ocasión fue por cuenta de otras denuncias donde la señalaron como la campeona de la judicatura en el tema de los permisos, al parecer sin justificación.

López y Zamora viven tragedias distintas pero algo las une. Uno de los magistrados denunciados por López en el tema de las actas ilegales, el magistrado Henry Villarraga, le dictó pliego de cargos a Zamora por los presuntos delitos de prevaricato por acción y abuso de autoridad en el proceso que contra el exdiputado del Valle Sigifredo López.

Para el magistrado Villarraga no hay duda de que Zamora asesoró al fiscal de Cali que adelantó el proceso, sin que mediara una orden del fiscal general para hacerlo y habría condicionado al fiscal en sus decisiones.

Ellas aseguran estar tranquilas y que en sus casos le darán la cara a las investigaciones que enfrentan y nadie puede decir, por ahora, si son culpables o no de los presuntos cargos que les son imputados. Los jueces que las investigan tienen la palabra.

Entre tanto, ellas esperan ver la luz al final del túnel y si se comprueba que no era una simple coincidencia que las dos figuras femeninas con mayor proyección en la justicia sean víctimas de un complot, se identifique a los responsables.