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EL MERCENARIO

Yair Kelin, se pasea como Pedro por su casa en Tel Aviv vendiendo aguita en botella.

18 de junio de 1990

El escandalo desatado por la presencia en Colombia del mercenario israelí Yair Klein al frente de una escuela de entrenamiento de paramilitares en Puerto Boyacá hace cerca de un año, creció en los últimos días, cuando se reveló que también estaba implicado en un contrabado de armas para Gonzalo Rodríguez Gacha. El asunto, sin embargo, no sólo ha tenido repercusiones internas, sino que ha puesto sobre el tapete el problema de la venta indiscriminada de armas que hace Israel a diferentes países del mundo, sin verificar muy bien su destinación, como ha sido evidente en el reciente episodio de las armas provenientes de Antigua.
Los vendedores de armas operan abiertamente en Israel, al margen de la ley, y Klein es uno de ellos. Sin embargo, para el las cosas pareden marchar normalmente, aunque ha sido solicitado en Colombia por el asunto de los paramilitares y ha sido acusado en su país por haber violado la ley sobre la exportación de conocimientos militares.

Lo que todos se preguntan es como hace Klein, un dicharachero coronel de las reservas, para continuar operando. En los meses que han pasado desde que se revelo su actividad en Colombia, Klein ha continuado en la dirección de lo que el llama "el mejor equipo de Israel para guerras pequeñas, unidades antiterroristas y operaciones de comando". Pero las investigaciones oficiales adelantadas en Israel no han conducido a la presentación formal de acusaciones en su contrar a pesar de que existen claras evidencias de su vinculación con el contrabando de un lote de armas, descubierto en días pasados en una de las haciendas de :El Mexicano".

Un musculoso y macizo veterano de la guerra del Libano, Klein, de 48 años, forma parte de una red de comercio mundial de armas y de asesoría militar que significa grandes sumas de dinero para su país, que destina buena parte de sus ingresos para impulsar una de sus mayores industrias: la bélica. De acuerdo con cifras oficiales, las ventas de armas a mas de 60 países le reportaron a Israel cerca de 1.400 millones de dólares el año pasado. Por esta razón, afirman algunos especialistas, Israel se está haciendo el de la vista gorda y no ha escarbado mucho en sus asuntos, ni le ha puesto las manos al mercenario. Hacerlo implicaría destapar lo que podría ser una olla podrida de escandalosas dimensiones internacionales. De ahí, la aparente tolerancia con Klein.

Y QUIEN ES EL ?
La historia de Klein es la de un monstruo salido de las propias entrañas del ejercito israelí. Desde su adolescencia, como ocurre con la mayoría de sus compatriotas, ingresó a la carrera militar. Sus méritos lo llevaron a ser seleccionado para conformar los grupos especiales de asalto, creados para contrarrestar los embates de la OLP. Fue asi como Klein se familiarizo con todos los secretos de la defensa militar de su país y participó en acciones tan audaces como la que en 1972 permitió rescatar a decenas de rehenes cautivos en un avión libio, en el aeropuerto de Lod, en Tel Aviv. Para que no quedaran dudas de su eficiencia, a Yair y sus muchachos sólo les tomó siete y medio segundos ingresar a la nave y neutralizar a los terroristas.
Por el estilo fueron muchas de sus actuaciones posteriores.

Con apenas 36 años de edad y con una vasta experiencia en el campo militar, en 1978 decidió dejar el ejército. Fue entonces cuando se dedicó a los negocios. Primero montó una bomba de gasolina y luego un restaurante. En ambos fracasó. Comprendió entonces que la paz no era su negocio y se enlistó en las Fuerzas Militares de su país y llegó a comandar un batallón y una brigada de infantería que pelearon en la guerra del Líbano. Esta segunda experiencia militar le duró hasta 1983, cuando entró a engrosar las filas de los casi 100 oficiales de reserva y a crear, como muchos de ellos, su propia firma de asesorías en seguridad, la Hod Halanit, una empresa de medio pelo que funciona en una mugrosa oficina de Tel Aviv. La decisión de poner los conocimientos militares al servicio de los negocios es muy comun en un país como Israel, donde el servicio militar es obligatorio. "Si usted toma a un tipo que crece en una granja y va al ejercito dice Aharon Klieman, profesor de ciencia política de la Universidad de Tel Aviv cuando sale, sabe dos cosas: cultivar tomates y hacer la guerra. Y hay mucho más dinero en la guerra.
El primer cliente de la Hod Halanit fue un contacto hecho durante el conflicto del Líbano, la milicia de la Falange Cristiana, el grupo responsable de las masacres de los campos de refugiados de Sabra y Shatila.
"La Falange necesitaba cinturones, cascos, equipo personal", dijo Klein.
El negocio fue sustancioso. Recibió dos millones de dólares por la venta de armas y equipo.

CONTACTO EN COLOMBIA
Entre el contrato con las milicias cristianas y el del entrenamiento de paramilitares en Colombia, Klein acepta haber trabajado para unos 100 clientes internacionales. Las aventuras de Klein en Colombia estan precedidas por una larga historia de negocios oscuros en otros países de America Latina. Es probable que se haya dado a conocer a través del "Directorio de ventas de defensa de Israel", que edita anualmente la oficina de ventas del ministerio de Defensa y en el que se promocionan todas las firmas de consultoria de los oficiales retirados del ejercito israel. Editado a todo color, el famoso directorio ofrece desde un equipo de gufa de bajo costo para bombas de proposito general hasta un vehículos de alta tecnología para el control de disturbios, pasando por un "oido en el lugar preciso". Klein anunciaba sus servicos en la edición de 1988, exactamente un año antes de que se conocieran sus actividades en el Magdalena Medio. El Medio Oriente se había quedado corto para sus propósitos.

El coronel echó entonces mano de un amigo suyo, Mike Harari, exjefe de seguridad del general Manuel Antonio Noriega, y de David Candotti, un israelí que, en junio del año pasado, fue apresado por las autoridades en Miami por contrabandear armas destinadas al cartel de Medellln. Klein encontró el terreno preciso . No sólo contactó a una organización con todo el dinero del mundo para pagar sus servicios, sino que se le encomendó el adiestramiento de grupos paramilitares que harían frente a la subversión de izquierda, que por entonces era dueña y señora del Magdalena Medio y que había desterrado a muchos terratenientes tradicionales de la zona. "La izquierda de hoy no es la misma, dijo hace poco el coronel pero hace dos o tres años las guerrillas izquierdistas eran una fuente de maldad en el mundo" Era lo mismo que pensaba "El Mexicano", quien armó su organización paramilitar como una cruzada anticomunista para limpiar la región de guerrilleros.

De cómo llegó Klein a Colombia no se conoce toda la verdad. De acuerdo con algunos testimonios, como el de Diego Viafara, quien desertó de la organización de "El Mexicano" tras una disputa con Henry Perez, y que entregó valiosa información al DAS y a la DEA, se sabe que Klein se entrevistó en Bogotá con oficiales del ejercito y con un político, para cuadrar sus operaciones en el país. El mismo Klein tiene su versión. En una entrevista concedida en abril pasado, afirmó que había pedido permiso al ministerio de Defensa de Israel, para entrenar a los miembros de una agencia de seguridad del gobierno colombiano. Ese permiso, dijo, fue denegado. Sin embargo, Klein, por una u otra razón, acabó en Colombia sin la autorización que le exige su país y trabajando, ni mas ni menos, que para los capos del narcotráfico. Además, afirma que cuando los "hacendados" lo contactaron poco después, preocupados por los ataques guerrilleros, para que les diera entrenamiento antiguerrilla, el no pidió permiso al ministerio. "En la práctica dice Klein esa reglas no se cumplían. Mucha gente estaba trabajando con grupos privados, sin la sanción oficial".
Las entradas del mercenario al país se hicieron con todas las de la ley y para las autoridades colombianas, que no exigían visa a los israelitas para ingresar a Colombia, Klein pasó como un hombre de negocios más. Y así lo hizo por lo menos en seis ocasiones. Su contrato en Colombia incluía tres cursos, de los cuales sólo pudo dictar dos, pues según Viafara y las últimas investigaciones, un miembro de la embajada de Israel en Bogotá le hizo saber que las cosas se estaban complicando por los nexos de los supuestos hacendados que lo contrataron con el narcotráfico. Sin embargo, a la graduación del primer grupo de paramilitares entrenados por el, según testimonio de Viafara, asistieron "El Mexicano" y el coronel Luis Bohórquez, comandante en ese entonces del Batallón Bárbula, acantonado en Puerto Boyacá, y quien posteriormente fue destituido de su cargo.

El escandalo de Klein estalló el 23 de agosto del año pasado, cuando la cadena norteamericana CBS presentó un video que, meses atrás, habrá sacado al aire el Noticiero Nacional.
Entonces la opinión colombiana se estremeció con lo que vió: un grupo de hombres fuertemente armados realizando entrenamientos bajo la batuta de un personaje que, a todas luces, no era colombiano. Era la prueba de que mercenarios extranjeros estaban entrenando a grupos de paramilitares, ya conocidos por la ejecución de masacres en Urabá y Córdoba. Sin embargo, en ese momento se ignoraba la identidad del personaje, aunque se sabía que uno de sus mas aventajados alumnos era Alfredo Baquero, alias "Vladimir", acusado formalmente de ser el autor de las masacres de Honduras y La Negra, en Urabá, y Mejor Esquina, en Córdoba. Pero que el mercenario era Klein sólo se supo por el informe de la CBS. Interrogado en ese entonces, Klein afirmó que algunos de los "hacendados" que entrenó podran estar implicados en el tráfico de drogas, pero que el no tenía conocimiento de ello. Y sin pelos en la lengua dijo: "Cualquiera que negocie con drogas debería ser ejecutado".

LO QUE POR AGUA VIENE
Pero los negocios de Klein en Colombia iban mucho más allá del adiestramiento. En diciembre del año pasado, las autoridades colombianas emboscaron y dieron de baja a "El Mexicano" y en un registro que hicieron posteriormente de sus fincas, encontraron en una de Córdoba un lote de armas cuyo origen, vino a descubrirse hace pocos días, resultó ser un embarque israelí que había sido enviado supuestamente a Antigua.
Investigado el contrabando, volvió a salir a flote el nombre de Klein.

Las primeras investigaciones sobre las armas de Antigua han revelado que en marzo del año pasado, el ministerio de Defensa de Israel autorizo el envío de 400 fusiles Galil y 100 Uzi con destino a la isla caribeña, por un valor cercano a los 220 mil dólares. Aparentemente, en la transacción intervenía el banco Hapoalim con lo cual se le daba credibilidad a la historia que decía que las armas iban para las Fuerzas Armadas de Antigua.
Pero en realidad, el destino era otro:
las fincas de "El Mexicano" en Colombia. Y para que las cosas no fallaran, Klein en persona se reunió con el hijo del Primer Ministro de la isla, Vere Bird, y con el jefe paramilitar colombiano, Fidel Castaño.

Hasta donde se sabe, la transacción se llevó a cabo en Israel por parte de Maurice Sarfati, un comerciante israelí que vive en Antigua. Baruch Binah, portavoz del ministerio israelí de Relaciones Exteriores, dijo que Israel aprobó un embarque de Uzis y otras armas ligeras para la pequeña fuerza de seguridad de la isla, con la estipulación de que no serían transferidas a ninguna otra nación. Por su parte, Antigua ha dicho a los israelíes que ellos no ordenaron las armas y han abierto una investigación sobre la forma como el embarque ordenado a su nombre fue a parar a Colombia.
Para ayudar a la investigación, Antigua le ha ofrecido inmunidad a Klein. Pero Klein insiste en que esas armas eran para insurgentes panameños que querían derrocar a Noriega.

Las cosas son muy enredadas y no sólo para Klein. Al parecer existen documentos falsos no verificados por el gobierno de Israel y el hijo del Primer Ministro parece estar untado hasta el fondo. Es mas, todo parece indicar que el embarque nunca pasó por Antigua.

El gobierno dice que esta investigando las actividades de Klein, pero el coronel se pasea como Pedro por su casa y no ha tenido que interrumpir sus negocios. Y aunque afirma que prefiere trabajar por fuera de su país "porque el dinero extranjero es mejor y los clientes saben escuchar, cosa que no ocurre aquí", se ha visto obligado a permanecer en Israel "debido a todo ese ruido que se ha armado sobre mis vinculaciones con los narcotraficantes colombianos". Y mientras reanuda sus negocios en el exterior o va a parar con sus huesos en la-carcel, Klein ha decidio diversificar su negocio e incursionar por terrenos menos peligrosos. Ha abierto una nueva línea de servicios: suministrar agua del Jordan en botellas en forma de cruz para los cristianos. En su tarjeta de presentación personal para el negocio aparece bajo el nombre de Yair Gal.

Por que el caso de Klein permanece sin resolver? Una respuesta la dio al Jerusalem Post hace pocos días Rafael Eitan, miembro del parlamento israelí y antiguo jefe de Estado Mayor: "Algun día, si se decide que estas historias se puedan contar se verá que el Estado ha estado involucrado en actos mil veces más sucios que cualquier cosa que este sucediendo en Colombia " -