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El que mucho abarca...

Diez años después del robo de los 13.5 millones de dólares, Roberto Soto es detenido en Alemania por narcotráfico.

12 de julio de 1993

INVESTIGACION El que mucho abarca...
ACOMlENZOS DE MAYO, LOS organismos de inteligencia colombianos
fueron alertados por una llamada anónima de que un barco de bandera liberiana, el"Silver Dream", que estaba a punto de zarpar de Buenaventura hacia Alemania, ocultaba un cuantioso cargamento de cocaína.
Aunque los datos eran algo fragmentarios, la Interpol puso la denuncia en conocimiento de las autoridades de los países donde el barco haría escala -Inglaterra, Francia, Holanda y Alemania- para que se le hiciera un seguimiento minucioso con la esperanza de descubrir a la que podría ser una importante red de narcotraficantes en Europa.
El barco, en efecto, partió de Buenaventura el 10 de mayo. Según los documentos legales que presentó a las autoridades portuarias, transportaba cinco contenedores de café con destino a Lexington (Inglaterra), Amsterdam (Holanda), Dunkerke (Francia) y Bremen y Hamburgo (Alemania). Sin embargo, se sabría después, en el contenedor marcado con el número 2505370, ocultos entre 280 kilos de café, iban dos paquetes de 50 por 30 centímetros con cocaína.
Tras dejar mercancía en otros puertos europeos, el "Silver Dream" llegó finalmente a Bremen el 4 de junio, en donde las autoridades alemanas ya tenían listo un operativo de vigilancia. En una muy bien planeada operación, en la que participaron agentes de inteligencia infiltrados como estibadores, dejaron que los marinos descargaran los contenedores y entregaran la encomienda a su contacto, a quien luego siguieron hasta una residencia de la ciudad. Sin que éste se diera cuenta, las autoridades alemanas interceptaron su teléfono y esperaron a ver a quién llamaba. El contacto era el colombiano José Fernando Patiño Monsalve, de 43 años, nacido en Bello, Antioquia, quien tenia la misión de vigilar el traslado de la cocaína hasta el puerto de Frankfurt, ubicado a unas cuatro horas por carretera.
A la mañana siguiente, Patiño hizo una llamada a Viena, Austria, a un apartamento ubicado en la calle 18 Leschetitzkiystrabe. De acuerdo con la grabación hecha por las autoridades alemanas, Patiño dijo a su interlocutor: "Ya tengo la mercancía. Venga por el dinero" . El nuevo contacto era nadie menos que Roberto José Soto Prieto, el hombre que 10 años atrás había realizado el más espectacular robo de cuello blanco al Estado colombiano por la suma de 13.5 millones de dólares. La cita se cumplió esa misma noche (5 de junio) en inmediaciones del lujoso hotel Sheraton, de Frankfurt, en un exclusivo restaurante.
Patiño y Soto se saludaron y pidieron de cenar, pero justo en el momento en que intercambiaban la cocaína y el dinero, fueron detenidos. Según las autoridades alemanas, Soto iba a recibir inicialmente el dinero correspondiente a 30 kilos de cocaína. El res- to del pago de la negociación, por otros 30 kilos, debía ser entregado una semana después. Cálculos hechos por la Interpol de Colombia indican que cada kilo de la cocaina incautada podría haber sido vendida a 45 mil dólares, lo cual significa que la participación de Soto en el negocio habría sido de casi tres millones de dólares. Pero esa misma cocaína, mezclada y vendida al detal, tendría un valor aproximado de 100 mil dólares el kilo.
"Soto Prieto estaba embarcado en un supernegocio", le dijo a SEMANA una de las fuentes consultadas.
Las autoridades alemanas creen que el cargamento real de cocaína del "Silver Dream" era de dos mil kilos, parte de los cuales aparentemente ya habían sido entregados antes de llegar a Bremen en puertos de Inglaterra, Holanda y Francia.

LAS CONJETURAS
Ahora se trata de establecer las posibles conexiones de Soto Prieto con alguno de los carteles de la droga en Colombia. El hecho de que los 60 kilos de cocaína transportados por el "Silver Dream" hubieran sido embarcados por el puerto de Buenaventura hace creer que este cargamento pueda ser del cartel de Cali, aunque tampoco se descartan otras posibilidades: el cartel de Medellín o un envío espontáneo de pequeños y emergentes narcotraficantes, similar a otros que ya han sido detectados por las autoridades de Colombia y de Europa.
Pese a que hasta ahora a Soto Prieto no se le conocían nexos con el narcotráfico, una fuente de Interpol dijo a SEMANA que desde hace algunos meses se había descubierto que el economista estaba envuelto en actividades relacionadas con ese negocio.
"Es posible que prestara dinero para llevar a Europa cocaína de Colombia, o que comprara él mismo la droga para revenderla a pequeños distribuidores...
No sabemos en realidad cuál era el tipo específico de esa relación, pero su captura demuestra que sí estaba involucrado ".
Un hecho, no obstante, puede esclarecer los vínculos de Soto Prieto con el narcotráfico. Uno de sus cuñados, Antonio Cebollero, no sólo participó con él en el robo de los 13.5 millones de dólares de la cuenta del Chase Manhattan, sino que además fue luego capturado en España, en julio de 1990, al comprobarse que estaba participando en el tráfico de cocaína de Colombia hacia Europa. Lo curioso de este caso es que Cebollero dirigía su negocio desde la propia cárcel de Carabanchel, en Madrid, donde estaba detenido. Hasta ser descubierto, en agosto de 1991, se le consideraba tan sólo un contacto importante de los carteles de la droga colombianos. Hoy las autoridades españolas le reconocen un sitial encumbrado en las estructuras de los traficantes de la madre patria.
Fue Cebollero quien logró engañar al Chase Manhattan, al Banco de la República y al Ministerio de Hacienda colombianos, y hasta al Banco Morgan de Nueva York, para robarse con Soto Prieto los 13.5 millones de dólares. La conjetura de las autoridades es muy simple: "¿Si Soto participó con Cebollero en el desfalco al Estado colombiano, por qué no pensar que desde hace años estuviera ya vinculado al mismo negocio al cual estaba dedicado Cebollero?".
De José Fernando Patiño Monsalve se sabe tan sólo que es un técnico textil sin antecedentes penales. Llegó hace un año a Alemania con el pasaporte AD363736. Sin smbargo, el hecho de ser antioqueño hace pensar a las autoridades que podría tratarse de algún intermediario del cartel de Medellín en Europa.

¿POR QUE?
Por ahora, la suerte de Soto está echada: le esperan, si le va muy bien, alrededor ds 30 años en las cárceles de Alemania por contrabando de drogas, o la extradición hacia Colombia, que será solicitada en los próximos días por la Fiscalía General de la Nación, para que cumpla la condena de siete años por el robo de los 13.5 millones de dólares. Pero, igualmente, para que sea juzgado por narcotráfico, ya que el hecho de que la droga hubiera partido de Colombia, convierte este caso en un delito en el cual las fronteras no cuentan. Si no prospera esta petición, el Gobierno esperaría a que cumpla la pena y luego acudiría al gobierno de Austria, quien le otorgó asiIo político a Soto, para demostrarle que sí es un delincuente y que debe cumplir la pena que las autoridades de su país le impusieron.
Al conocer la historia, el público colombiano se sorprendió, no tanto porque considerara a Soto inocente del caso de los 13.5 millones, como porque se creía que si efectivamente se había quedado con buena parte de ese dinero, el resto de su vida iba a dedicarlo a disfrutar de su fortuna. Pero como le dijo a SEMANA un agente ds seguridad colombiano, que estudió el nuevo caso en que Soto apareció involucrado:
"Soto no realizó solo el robo de los 13.5 millones. Y está claro que su principal cómplice, su cuñado Cebollero, estaba metido en droga hasta el cuello. ¿Qué tanta capacidad tenía Soto de desvincularse de él, si es que eso era lo que quería? Cuando uno se involucra en esa clase de cosas, y hay complices cuya declaración puede enterrarlo a uno, es imposible jubilarse de delincuente".