Home

Nación

Artículo

Samuel Moreno logró una votación histórica para la Alcaldía de Bogotá.

portada

El nieto del General

Aunque muchos consideran que es simplemente simpático y buena vida, Samuel Moreno nunca fue un mal estudiante y supo desde niño que se iba a dedicar a la política.

27 de octubre de 2007

Desde niño, a Samuel Moreno Rojas se le metió entre ceja y ceja que quería ser político y llegar lejos. El ambiente familiar lo llevó a pensar de tal modo. En su casa, la vida siempre ha girado en torno a las elecciones, los Presidentes, los ministros, el debate público. Samuel nació el 11 de febrero de 1960 en Miami, aunque no tiene pasaporte gringo. Fue esa la ciudad que escogieron sus padres para exiliarse luego de la caída de su abuelo, el general Gustavo Rojas Pinilla, que en 1957 debió dejar el poder que cuatro años atrás se había tomado en un golpe militar contra el gobierno de Laureano Gómez.

Sin proponérselo, Rojas ejerció una enorme influencia sobre su nieto. El general vivió por un tiempo en la casa grande del barrio Teusaquillo de Bogotá que ha sido siempre la de Samuel Moreno Díaz y María Eugenia Rojas, padres del alcalde electo. Allí presenció Samuel uno de los acontecimientos políticos que más lo han marcado. Fue el 19 de abril de 1970, cuando las elecciones presidenciales no favorecieron al general Rojas, que las iba ganando, sino que acabaron dándole el triunfo a Misael Pastrana en medio de acusaciones de fraude contra el gobierno de Carlos Lleras. Esa noche, para evitar que el general llamara a una revuelta popular, las tropas rodearon la residencia e impidieron la salida de Rojas y los suyos. Al final no hubo llamada al desorden ni revolución en las calles, pero esa noche Samuel aprendió del abuelo que uno debe mantener la calma.

Hizo la primaria y el bachillerato en el Colegio Anglocolombiano. "Rojas -como le dicen sus amigos de la época- no era el mejor del curso, pero le iba bastante bien", cuenta uno de sus antiguos compañeros que lo recuerda como aceptable en historia, sobresaliente en matemáticas y muy malo en música. Pero no sólo era exitoso con los números, también era el 'tumbalocas' del curso. Muchas de las beldades de su generación suspiraban por él y acabó casándose con el churro de la universidad Cristina González, con quien formó y ha mantenido un hogar estable y feliz. Desde entonces, Moreno, que como dato curioso jamás se abotona los puños de la camisa, se dio cuenta de que la simpatía y la sencillez eran herramientas clave para triunfar en la política. En sexto, los estudiantes lo eligieron capitán de Rodney, una de las casas -grupos de estudiantes- en las que están divididos los del Anglo. En ese tiempo, Samuel Moreno era un pelilargo defensa centro del equipo de fútbol, no faltaba a ningún partido en El Campín -costumbre que conserva- y discutía horas enteras si alguien se burlaba de su equipo del alma que ha sido, pese a que él ande coqueteándole últimamente a Millonarios, el Deportivo Cali.

Pero por encima de todo, él seguía en lo suyo: la política. En 1974, su madre lanzó una candidatura presidencial y él la acompañó a la mayoría de los barrios de Bogotá. Luego, cuando en 1979 entró a estudiar derecho en la Universidad del Rosario, también la acompañó a los actos públicos de apoyo a Belisario Betancur, que resultó elegido presidente tres años más tarde. Belisario nombró a María Eugenia en la gerencia del Instituto de Crédito Territorial, y Samuel no se le despegó. Es simple: María Eugenia, Samuel papá y su esposa, Cristina González, han sido quienes realmente le hablan al oído. Pero en esos años hubo voces que acusaron a Moreno de clientelista. "Metió muchos amigos en las nóminas del Inscredial y de la Lotería de Bogotá, entidades que Belisario le entregó como feudo político a María Eugenia. La mayoría de ellos eran incompetentes. Samuel ha sido siempre 'rosquero', nunca se ha sabido rodear y eso lo va a padecer Bogotá", sostiene alguien que lo conoce desde mediados de los 80.

Sea como fuere, en 1986, tres años después de haber terminado en el Rosario, Samuel se lanzó al Concejo de Bogotá. Con una vida cómoda como la suya, acostumbrado a salir en las páginas sociales de Cromos, estaba muy confiado. Pero mordió el polvo. "Ese día entendí que los votos no se heredan y que me iba a tocar trabajar", anota. En 1991 se sacó el clavo: aliado con la Alianza Democrática M-19, fue elegido senador. Repitió en 1994 y en 1998 con la bandera de la Anapo, partido fundado por el general Rojas en 1971. Pero su paso por el Senado se puede resumir como el de un congresista que defendió a Ernesto Samper, criticó a Andrés Pastrana y encabezó algunos debates importantes de control político relacionados con Telecom, Termo Río y el aeropuerto El Dorado, entre otros. No contento en el Congreso, decidió buscar otros horizontes y el pasado mes de noviembre anunció en El Espectador su candidatura a la Alcaldía. Su entorno le dijo que estaba loco, que el Polo no lo iba a respaldar, que María Emma lo iba a barrer, que Peñalosa lo iba liquidar. Pero él, siempre con la política entre ceja y ceja, pisó el acelerador y le sonó la flauta.

¿Será Moreno el alcalde flojo, irresponsable y clientelista que temen algunos, o todo lo contrario? Hay que esperar. Por lo pronto, lo cierto es que el Samuel de hoy dista mucho del Samuel de hace 10 años. Su formación dio un giro en 1999 cuando culminó una maestría de administración pública en la Universidad de Harvard. "Me fui porque me di cuenta que debía prepararme", dice. Y al parecer le sirvió. Él mismo lo reconoce. "Yo, por ejemplo, no pude volver a tomarle el pelo", dice, medio en broma, medio en serio, el periodista Juan Carlos Iragorri, compañero suyo desde primero de primaria hasta último año de derecho, que cuenta una anécdota divertida que ocurrió en Madrid hace tres años: "Una noche, Rojas y Cristina fueron a mi casa. Después de varios whiskies, me dijo: 'Mire, Gorri, usted me mama gallo diciéndome que no leo un carajo. Pues déjeme decirle algo. Tipos con los que usted habla a veces, como Rafael Pardo, Juan Manuel Santos y Daniel Samper, estuvieron en Harvard con becas excelentes pero en las que no tenían la obligación de presentar exámenes. Yo, en cambio, hice un máster con exámenes y tesis de grado. Así que, ¿sabe una cosa? No me joda más".