Home

Nación

Artículo

Después de un largo camino de votaciones infructuosas, Camilo Gómez es el candidato de la Corte Suprema para la Procuraduría. El otro candidato, que lleva más de un mes en campaña es ahora es Alejandro Ordóñez, ex magistrado del Consejo de Estado. Falta el candidato del gobierno

ELECCIÓN

El novelón de la Procuraduría

Definir la terna para que el Senado elija al nuevo Procurador se ha vuelto un camino tortuoso. Detrás hay toda una historia de intrigas y cálculos políticos.

29 de noviembre de 2008

Reemplazar a Edgardo Maya en la Procuraduría General de la Nación ha resultado un vía crucis para las Cortes, para el gobierno y para los candidatos. Después de tres meses de votaciones infructuosas, renuncias y muchos rumores, sólo falta que el gobierno dé a conocer el nombre de la terna para que la plenaria del Senado vote.

No se recuerda un camino a la Procuraduría tan minado de obstáculos. Todo comenzó a finales de agosto, cuando el Consejo de Estado convocó a los interesados a inscribirse. En esa alta corporación todo fluyó, en principio, con rapidez. El 16 de septiembre citaron a sala plena a los cinco candidatos para escucharlos y un día después votaron. Descartaron a los candidatos con menos votos y al final quedaron dos: Alejandro Ordóñez y Darío Martínez.

Al mismo tiempo, en la Corte Suprema de Justicia empezaba el mismo proceso, pero un rumor se tomaba el ambiente. Edgardo Maya sería el escogido de manera unánime y, como en las dos oportunidades anteriores, el Congreso lo eligiría.

Pero algunos no contaban con las nuevas reglas de juego que exigían que todo el que quisiera ser tenido en cuenta debía inscribirse previamente. Y el último día dispuesto para tal fin los magistrados se sorprendieron cuando no vieron el nombre de Maya. Hay quienes creen que el Procurador pensó que el proceso no lo incluía y que su nombre entraría en consideración de todos modos.

Pero no fue así. La Corte Suprema decidió aplicar estrictamente sus propias reglas y comenzó la votación con los nombres inscritos sin incluir el de Maya. Por descarte quedaron tres en la recta final. El ex comisionado de Paz Camilo Gómez Alzate, el ex congresista y ex gobernador del Huila Rodrigo Villalba, y el ex magistrado de la Corte Suprema Enrique Marín.

Mientras tanto, el Consejo de Estado avanzó en su elección. Por 18 votos contra ocho eligió a Darío Martínez, un conocido jurista liberal que por su trayectoria se daba como el seguro nuevo procurador.

Pero a los pocos días pasó lo que nadie esperaba. Martínez renunció a su postulación. Sin explicaciones le dijo al Consejo de Estado que razones personales lo obligaban a retirar su nombre. Y fue entonces cuando Alejandro Ordóñez se convirtió en candidato.

Conocido en el mundo de la jurisprudencia por ser un conservador no sólo por su partido, sino por sus posturas radicales, Ordóñez se hizo famoso como presidente del Consejo de Estado por sus demandas a medios de comunicación por fotografías y artículos que él considera contrarios a la moral.

El que primero arranca tiene ventaja, y no perdió un segundo en su campaña con los congresistas.

En la Corte seguía la presión. Las votaciones no lograban definirse. Algunos decían que un grupo de magistrados no dejaba que ninguno de los candidatos obtuviera los 16 votos necesarios para obligar a abrir la baraja de aspirantes e incluir el nombre de Maya. Otros, que la traba era un sector de la Corte que dilataba la definición a favor de Ordóñez.

El gobierno, callado, esperaba los dos competidores de su candidato para poder elegir un nombre ganador. La bancada conservadora le exigió al mandatario uno de su partido y por eso Rodrigo Escobar Gil, hoy magistrado de la Corte Constitucional, era el más opcionado. Su nombre, por venir del gobierno, se daba como seguro procurador.

Sin embargo, el gobierno no destapaba sus cartas. Algo pasaba. El abogado del Presidente, Jaime Lombana, decidió poner a jugar en una entrevista de prensa el nombre de su amigo Rubén Darío Henao y descalificó a Escobar Gil al acusarlo de ser amigo de paramilitares. En la Presidencia, ante tanta espera y tras la descalificación sufrida, Escobar Gil le manifestó a Uribe que ya no le interesaba la postulación, pues se cansó de esperar que su nombre se anunciara oficialmente.

La semana pasada por fin la Corte logró postular a Camilo Gómez. Pero la demora le facilitó a Alejandro Ordóñez avanzar en su campaña. Hoy en el Senado se da por ganador.

Se rumora que el gobierno podría lanzar pronto su nombre y de no ser un candidato de peso político, la elección difícilmente cambiará. Camilo Gómez no parece tener el viento a su favor, pero, como él dice ahora que está en campaña, "en política no hay nada escrito".

Y más allá del novelón, lo importante es que la Procuraduría tiene un papel clave en estos tiempos en que los uribistas acaparan el poder. Urgen órganos de control que hagan el debido contrapeso, para bien de la democracia.