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En cifras: radiografía del pacífico colombiano

El aumento de los desplazamientos, las restricciones a la movilidad, los asesinatos, las amenazas a líderes y a la población civil, en Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño, dan cuenta de una realidad violenta que se agudiza.

16 de mayo de 2017

Según el último boletín humanitario de la ONU, en los tres primeros meses del año, 23.231 personas fueron afectadas por limitaciones al acceso. Además, 5.520 fueron víctimas de desplazamientos masivos en Colombia, 14 %  más con respecto al mismo periodo del 2016. De estos, un total de 5.380 pertenecen a la región pacífica.

De acuerdo con el seguimiento de las emergencias realizadas por Médicos Sin Fronteras (MSF), las afectaciones más frecuentes entre enero y abril, fueron por confinamiento (25 %) y desplazamiento masivo (67 %). Estos fueron generados, principalmente, por ataques o amenazas a la población civil (25 %), combates (21 %), amenazas públicas por parte de organizaciones criminales (12 %) y restricción a la movilidad (12 %). El 75 % de estos hechos, fueron perpetrados por bandas criminales. El otro 25 % estuvieron relacionados con actores en el marco del conflicto armado.

Bahía Solano, Nuquí, Apartadó, Lloró, Bojayá, Alto Baudó, Bajo Baudó, Riosucio, Litoral del San Juan, Buenaventura, Timbiquí, Tumaco, Santa Bárbara de Iscuandé y Los Domingos, fueron entre otros puntos, los más afectados por acciones bélicas. Otras comunidades y municipios no son listadas por no impactar a grandes proporciones de la comunidad en un momento determinado, pero reconocemos que sí generan impactos humanitarios.

Dentro de las respuestas a las emergencias de MSF relacionadas únicamente con el conflicto, se atendieron en el primer cuatrimestre tres desplazamientos masivos en el Chocó: Huaca y Nabugá (Bahía Solano), Pie de Pató (Alto Baudó), Docordó (Río San Juan) y dos confinamientos: Valledupar y Palestina (Río San Juan - Chocó) y Cabeceras, Puerto Pizario, Cucurrupí y Chagpién Tordó (Río San Juan – Chocó/Valle). En estas intervenciones se beneficiaron a 631 personas en salud primaria y a 464 en atención en salud mental.

A lo largo de las intervenciones, se ha podido evidenciar la prevalencia de síntomas asociados a trastornos adaptativos con estados de ánimo depresivos, problemas emocionales y de conducta en los niños. La preocupación constante es el síntoma más representativo, seguido por malestares físicos generales, como los dolores de cabeza, cuello,  hombros y los problemas de sueño.

Esta alta incidencia de afectación en la salud mental, no solo es atribuida a la constante exposición a la violencia forzada, sino también a la dificultad de satisfacer sus necesidades básicas y a las deficientes condiciones de salubridad. Mientras no haya una respuesta oportuna y de calidad frente a las necesidades de esta población, las víctimas seguirán aumentando y padeciendo los dolores que deja la violencia.

*Con información de Médicos Sin Fronteras