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EL "PACTO SAGASA"

Ante la posible coalición Samper-Galán-Sánchez, el resto del liberalismo crea un "sindicato" para torpedear el Colegio Electoral

9 de noviembre de 1987

Está planeado como el acontecimiento social del año. Pero no se trata de una fiesta de matrimonio, ni de aniversario, ni siquiera de un homenaje o de un concurrido banquete. Se trata del famoso Colegio Electoral, una fórmula casi social inventada por el liberalismo para disimular el carácter "dedócrata" que estaba tomando la selección del candidato para la Alcaldía de Bogotá, el segundo puesto más importante del país después del de Presidente de la República. Lo que no se sabe todavía es exactamente cuántas invitaciones se repartirán, ni cuántos los que aceptarán la invitación. Por lo pronto se sabe que, siguiendo la fórmula de un delegado por cada 2 mil votos obtenidos por los distintos sectores liberales en las últimas elecciones, el famoso Colegio estaría conformado por cerca de 320 delegados, incluyendo ex presidentes, ex alcaldes, senadores, representantes, concejales y suplentes elegidos por la circunscripción de Bogotá en las pasadas elecciones.
La importancia social del acontecimiento es la de que, por primera vez desde que se dividió el Partido Liberal en 1979, galanistas y oficialistas se sentarán a manteles para escoger el candidato de unión. Para Galán, desde luego, el episodio constituye un claro triunfo político. Con sólo la tercera parte de los delegados, está tratando de asegurarse la mitad del trago y del ponqué. Y aunque ya se fijó fecha (1° de noviembre), se alquiló el salón (el Concejo de Bogotá) y se escogió el menú (la elección del candidato de unión), no han comenzado aún a sonar los primeros acordes de la orquesta cuando ya salieron los aguafiestas de la reunión.
El senador Alberto Santofimio Botero, uno de los quíntuples de la Dirección Liberal, habló claro y duro: que a él no le vengan con carnés de baile ni con la escogencia de debutantes en canapé. Prefiere llegar con la pareja del brazo, es decir, con el candidato a alcalde acordado por consenso. "Si no hay consenso habrá división liberal en Bogotá", afirma.
"Si lo que se busca es la división, no habría camino más fácil que el atropello numérico para dejar por fuera a cerca del 50% de la opinión liberal, expresada en las pasadas elecciones".
Esta posición fue fijada en una carta firmada por cinco de los ocho concejales que posee el oficialismo en Bogotá, a la sombra de la cual, desde luego, estaba el senador Hernando Durán Dussán.
El problema, como lo afirmó el senador Santofimio, resultó siendo de cifras. Y como en cualquier ejercicio matemático, hay la posibilidad de hacer varias ecuaciones distintas.
Partiendo de los 320 delegados al Colegio Electoral, la mayoría necesaria para seleccionar el candidato es de 161 votos, o sea, la mitad más uno. Aunque ninguna de las tres corrientes posee la mayoría absoluta, la coalición de Galán con Samper y Sánchez (o "Pacto Sagasa") no tiene pierde: puede poner 188 votos, contra 127 que pondría el grupo de Durán, Santofimio y sus agregados (mejor conocido como "El Sindicato").
Eso permite una de tres posibilidades: o que los tres grupos vayan con su propio candidato a la primera vuelta, caso en el cual ganaría el llamado "Sindicato", aunque no con la mayoría necesaria para imponer el alcalde. Esto obligaría a ir a una segunda vuelta, en la cual se enfrentarían un candidato oficialista con uno galanista.
En un segundo caso, Galán, Samper y Sánchez podrían lanzarse de entrada con un solo candidato, caso en el cual contarían con la mayoría exigida por el acuerdo, dejando por fuera del juego a "El Sindicato".
Pero también podría suceder que "El Sindicato" le prestara algunos votos a la coalición Samper-Sánchez, con el objeto de dejar fuera del juego al candidato galanista, de manera que a la segunda vuelta irían dos candidatos oficialistas, de los cuales tendría asegurado el triunfo el que apoye el "Pacto Sagasa". En cualquiera de las combinaciones anteriores los ganadores serían Samper, Sánchez y Galán, y perderían Durán, Santofimio y sus agregados aunque, irónicamente, este último grupo es el que tendría más delegados para el Colegio Electoral.
Observadores políticos aseguran que este fue el desenlace que se olió "El Sindicato", y que por ello volvió a insistir en la fórmula de consenso: para desbaratar el Colegio Electoral.
Lo que en la práctica significa la propuesta del consenso es que Durán, Santofimio y sus agregados se reservan el derecho de veto sobre cualquier candidato que produzca el "Pacto Sagasa", amenazando con la división del liberalismo. Es decir, que en vírtud de la famosa carta de "El Sindicato", el Colegio Electoral podría quedar convertido en un organismo para ungir a un candidato escogido a dedo, que le guste a los tres sectores del Partido Liberal.
En últimas, el que parece estarse configurando como el acontecimiento social del año, puede resultar siendo nada más que una simple fiestecita, con ponqué de panadería, champaña nacional, baile con radio y todos los invitados criticando la amabilidad postiza de los anfitriones.--