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El plan 'C'

El semiparlamentarismo podría consolidarse como la tercera opción para que Álvaro Uribe gobierne hasta 2010. ¿Por qué?

30 de mayo de 2004

El cronómetro corre y la reelección camina lento. Sobre todo en la Cámara de Representantes, donde el terreno aún tiene muchos obstáculos para el proyecto. Si la iniciativa de reelección no pasa por el Congreso y si el plan 'B' de la recolección de firmas tampoco surte efecto, el gobierno tendría que explorar otros escenarios para que el presidente Álvaro Uribe permanezca en el poder por cuatro años más. Por eso, la propuesta del semiparlamentarismo estaría ganando nuevos apoyos de senadores y representantes, e incluso del gobierno.

En el sistema semiparlamentario los candidatos presidenciales son las cabezas de las listas al Congreso. A mayor fuerza de un candidato presidencial, más miembros de su lista se convierten en parlamentarios. Si con este esquema el presidente Uribe liderara una lista y si mantiene sus altos niveles de popularidad, además de ser elegido, podría sacar los votos necesarios para conformar una bancada mayoritaria. Por eso, y en la eventualidad de que el proyecto de reelección no alcance a ser aprobado, el Presidente estaría contemplando la defensa del semiparlamentarismo como un buen plan 'C' para gobernar hasta 2010.

Para el representante a la Cámara Luis Fernando Velasco, "la incertidumbre del proyecto de reelección sería el principal estímulo para que el gobierno apoye el parlamentarismo". Y el interés del Presidente en el plan 'C' se evidenciaría en que, según el representante, el propio mandatario le sugirió ir trabajando un documento de debate sobre la conveniencia del sistema semiparlamentario.

El desarrollo de un sistema de este tipo podría beneficiar a diferentes sectores. A los liberales oficialistas les serviría para unificarse alrededor de un candidato propio. Al Polo Democrático le sería útil para aglutinar otras fuerzas de oposición y consolidar los espacios ganados en las últimas elecciones. Pero sobre todo, a aquellos uribistas que han perdido apoyo en sus regiones porque el gobierno no les ha entregado puestos, colgarse a una lista encabezada por el Presidente les facilitaría su continuidad en el Congreso.

A los que no les convendría el cambio de reglas de juego sería a los conservadores. Al no tener un candidato presidencial propio para las próximas elecciones, perderían su identidad de partido y tendrían que jugársela por la lista del Presidente.

Más allá de los cálculos electorales, los defensores del semiparlamentarismo consideran que éste traería beneficios palpables para la democracia colombiana. Entre ellos, despersonalizaría el poder en la medida en que las elecciones serían una competencia entre partidos políticos fortalecidos y disciplinados. Además, al darles un mayor poder a los congresistas sobre el primer mandatario, el Presidente cumpliría funciones de Estado y no de gobierno, lo que garantizaría una mayor continuidad en las políticas.

En cambio, los más acérrimos defensores de la reelección no ven en la propuesta del semiparlamentarismo una alternativa viable para que Uribe permanezca en el poder. Consideran que la propuesta de cambiar el régimen presidencial sólo es un distractor que se está ambientando para reemplazar la reelección. Para la representante Gina Parody, si hay algo que les guste a los colombianos es tener un presidente visible y por eso "ahora por la derecha se quiere implantar un régimen que les dé más fuerza a los congresistas, en los que pocos creen, para nombrar al Presidente".

Más allá de los efectos de la propuesta de cambiar el régimen, esta semana la reelección por fin se discutirá en la comisión primera de la Cámara. Allí cada voto cuenta. Por eso, mientras el reloj corre en contra de la reelección, la opción del semiparlamentarismo puede irse convirtiendo para el gobierno en algo más que un plan 'C'.