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El primero de la lista

Con la detención y extradición de 'Carlos Bolas', Estados Unidos deja en claro que ahora la pelea con las Farc es a otro precio.

24 de junio de 2002

Con el ferreo escepticismo que lo caracteriza, 'Manuel Marulanda Vélez', 'Tirofijo', afirmó hace unos meses: "¿Qué ha cambiado con el 11 de septiembre? Nada. Todo sigue igual". El martes de la semana pasada los hechos le mostraron al jefe de las Farc que el mundo sí cambió y que la lucha de Washington contra el terrorismo va en serio. Ese día, en una acción relámpago, el guerrillero Eugenio Vargas Perdomo, alias 'Carlos Bolas', fue detenido en Surinam y llevado a Estados Unidos.

"Su captura demuestra que a los terroristas les van a quedar muy pocos lugares en el mundo donde esconderse. Cualquiera que viole la ley, beneficiándose del terrorismo y del narcotráfico, debe saber que será perseguido por Estados Unidos y sus aliados", dijo en su parte de victoria el subsecretario de Estado para el hemisferio occidental, Otto Reich.

Antes del derribamiento de las Torres Gemelas la lista de organizaciones terroristas confeccionada por Estados Unidos, si bien era importante, pasaba casi inadvertida para el mundo. Pero desde entonces figurar en ese documento es ubicarse en el primer puesto de los enemigos de ese país. Por eso, cuando en marzo el Departamento de Justicia acusó a tres miembros de las Farc por narcotráfico, que es considerado por Estados Unidos como el principal financiador del terrorismo, quedó en claro que ahora la pelea era a otro precio.

Desde ese instante se advirtió que si los miembros de las Farc sindicados de narcotráfico eran capturados en Colombia se solicitaría su extradición y que si sus agentes de seguridad los detenían los pondrían en un avión para llevarlos tras las rejas en Estados Unidos.

El señalamiento contra las Farc resultó muy serio. El Departamento de Justicia presentó cargos por tráfico de drogas contra tres miembros del grupo guerrillero, así como contra otras tres personas, tres de ellas brasileñas, entre ellos Luis Fernando da Costa (alias 'Fernandinho Beira Mar'), capturado en Colombia y extraditado a Brasil, al tiempo que dijo que debían responder por "homicidio en primer grado", "conspiración para cometer homicidio" y "porte de armas durante un crimen". Para confirmar que el asunto era grave el anuncio fue hecho por el secretario de Justicia (fiscal), John Ashcroft, y el director de la Dirección Estadounidense Antinarcóticos (DEA), Asa Hutchinson.

Esa presentación de alto nivel subrayó oficialmente lo que ya era de público conocimiento: que el Departamento de Estado considera a las Farc como el grupo terrorista más peligroso del hemisferio occidental porque, entre otras cosas, controlan la zona de Barrancominas, Guainía, en la frontera con Venezuela. Y que además llenan aviones de cocaína, que luego salen rumbo a Estados Unidos.

Ashcroft y Hutchinson aseguraron que el responsable es Tomás Molina Caracas, 'El Negro Acacio', comandante del frente 16 de las Farc, y que otros dos guerrilleros eran los hombres de confianza de él: 'Oscar, el Negro' y 'Carlos Bolas'. "Estamos detrás de ellos", anunció Hutchinson. Y dio una pista: "Los hemos seguido y sabemos que estos individuos comercializan la droga que sale rumbo a Surinam, Paraguay, México y España".

Que aquel anuncio estaba basado en evidencias concretas quedó demostrado pues fue precisamente en Surinam, un creciente centro de narcotráfico, donde fue detenido 'Carlos Bolas' el martes de la semana pasada. 'Bolas', de 32 años, nacido en Puerto Lleras (Meta), fue arrestado con un pasaporte peruano y de inmediato trasladado por la DEA a Estados Unidos, donde fue recibido con evidente satisfacción. En palabras de Hutchinson, "este arresto lleva nuestra lucha contra el narcoterrorismo a un nuevo nivel. Por primera vez no sólo le iniciamos un proceso a un miembro de una organización terrorista sino que ahora lo hemos arrestado. Esto lo que quiere decir es que los narcoterroristas responderán por sus acciones ante el sistema de justicia tanto en Estados Unidos como en Colombia".

El martes de la detención de 'Carlos Bolas' los medios de comunicación de Brasil revelaron las copias de unas grabaciones hechas a 'Fernandinho', según las cuales él desde su lugar de reclusión organizaba el cambio de misiles por droga. La noticia, naturalmente, tuvo impacto en Colombia porque era una prueba más de las acusaciones de las Fuerzas Armadas en el sentido de que el capo brasileño estaba ayudando a abastecer de pertrechos a las Farc.

Y si la DEA encontrara dificultades para demostrar que 'Carlos Bolas' es narcotraficante las autoridades de Estados Unidos tienen otro as bajo la manga: acusarlo del asesinato de los indigenistas norteamericanos Ingrid Washinawatok, Lahe'ena'e Gay y Terence Freitas, ocurrido en marzo de 1999. El guerrillero detenido forma parte del estado mayor del frente 17, una unidad de mando compuesta por siete hombres. Este frente, a su vez, forma parte del bloque oriental que dirige Jorge Briceño, alias 'Mono Jojoy'. Así 'Carlos Bolas' no haya participado en forma directa en el asesinato por su nivel de mando se le puede hacer legalmente responsable como autor intelectual.

Es decir, que su permanencia en las cárceles norteamericanas va para largo. Al margen del grado de condena, lo trascendental es que su caso no será el último. Estados Unidos ha demostrado que el 11 de septiembre sí cambió su actitud frente a los grupos terroristas y cualquiera que sea considerado uno de ellos puede pagar por esto.

La consecuencia inmediata es que el campo de maniobra de los efectivos de las Farc a nivel internacional es más reducido. Sobre todo si se tiene en cuenta su reciente inclusión en la lista de terroristas de la Unión Europea.