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| Foto: AP

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El reclamo de Álvaro Uribe a El Espectador

El exmandatario reclamó por no publicar unas pruebas que demostrarían que no fue socio de un vinculado con el magnicidio de Guillermo Cano.

23 de septiembre de 2014

Escoltado por un aparatoso esquema de seguridad de 14 agentes, el senador Álvaro Uribe se encontró en la Plaza Núñez del capitolio con los cronistas de la redacción política de El Espectador Felipe Morales y Alfredo Molano Jimeno, y aprovechó para reclamarles por qué el diario bogotano no les había dado validez a las cartas que mostró en el Senado para demostrar que no había sido socio comercial de una empresa de Luis Carlos Molina, condenado por el magnicidio de Guillermo Cano.

Precisamente, previo al debate de Iván Cepeda, El Espectador publicó los documentos de Cámara de Comercio que muestran que Uribe, en los años 80, integraba la junta directiva de Comfirmesa S. A., empresa que tuvo múltiples cambios entre 1981 y 1989 y cuyo socio principal fue Luis Carlos Molina Yepes, quien fue condenado por el magnicidio del director de este diario, Guillermo Cano.

Uribe, inexplicablemente, les cuestionó a los periodistas el hecho de que el diario no publicó las mencionadas cartas. Lo cierto es que El Espectador sí lo hizo, un día después del debate, pero aclaró que correspondían a comunicaciones privadas que no constituían un documento con validez jurídica, como sí lo tienen los registros de la Cámara de Comercio de Medellín que certificaban esa relación comercial.

El senador aprovechó para entregarles el único editorial en el que Guillermo Cano escribió de él, y con lo que el expresidente se basó para afirmar que era "muy amigo" del asesinado director de El Espectador.

(En su columna Libreta de notas del 15 de agosto de 1982, refiriéndose a los tres funcionarios que se salvaban de la “mediocridad” de la administración Turbay, el entonces director escribió: “… Álvaro Uribe Vélez: la seriedad con que el director de la Aeronáutica Civil enfrentó la complejidad de la política aérea de Colombia; la decisión firme de modificar contra todos los intereses creados una desuelta concepción de la importancia de la intervención del Estado en las comunicaciones aéreas; su discreción para presentar sus realizaciones; la eficacia y el dinamismo que transmitió a su equipo de colaboradores en la difícil misión que se le encargó, constituyen un raro ejemplo, en mi criterio, de lo que un buen servidor público puede hacer en beneficio de la República y de sus conciudadanos…”).

Cabe decir que después de esa afirmación, la viuda de Guillermo Cano, Ana María Busquets de Cano, controvirtió a Uribe: “Ser amigo no creo, por lo menos en mi casa nunca estuvo, ni yo conocí que hubiera esa amistad en ningún momento”, dijo en Noticias Uno.

En ese momento, Molano lo interrumpió y le dijo al senador que llevaban mucho tiempo pidiéndole una entrevista y que nunca había querido concederla. A lo que Uribe le respondió: “¿Para qué entrevistas, si para Fidel Cano (director de El Espectador) todo lo que yo digo es mentira?”