Home

Nación

Artículo

Cronica

El relato de Jesús González

El celador que capturó al terrorista que lanzó las granadas en la Zona Rosa cuenta en exclusiva para SEMANA su historia.

24 de noviembre de 2003

Esta es la narración que hizo a un periodista de SEMANA el héroe de la noche del sábado 15 de noviembre, cuando un terrorista de las Farc lanzó granadas contra dos bares de Bogotá. De 31 años, fornido y de mediana estatura, Jesús González* habló como si quisiera dejar atrás el episodio más dramático de su vida.

"Mire, yo voy a contarles cómo fue esa noche porque yo he visto que en el periódico han sacado cosas que no son ciertas. Entonces yo quiero contarles a ustedes cómo fue todo para que lo saquen bien.

"Eran como las 10 y media y el bar estaba lleno. Yo acababa de sentar una gente en la terraza y me hice junto al árbol (señala un árbol en frente del bar). Yo siempre me hacía ahí para ver quién entra y quién sale. Ahí estaba cuando llegó el tipo. Me pareció muy raro. De repente vi que me saltó en frente de la entrada y se me puso de espaldas. Yo me asusté porque como ahí no más estaban las chaquetas de la gente yo pensé que se me iba a robar alguna. Entonces me le mandé y lo cogí duro con ambos brazos. Así. (se para y abraza por detrás al periodista). Entonces en ese momento él me forcejeó y dejó caer algo que yo ahí no sabía qué era. El tipo me forcejeó fue para soltarse. Me forcejeó duro el berraco. Y fue cuando sonó el primer totazo. Fue la primera granada que me hizo abrir los brazos y echarme para atrás.

"Yo quedé aturdido y no supe sino que el 'man' salió corriendo. Pero yo me le pegué detrás. Me llevaba como cuatro metros de ventaja. Cuando llegamos a la esquina de Palos (se refiere al Bar Palos de Moguer que está en la esquina de la calle 82 con carrera 12) el tipo se metió la mano a la chaqueta y sacó otra granada. Yo vi cuando le quitó el seguro y la mandó por encima del toldo. Todo eso en pura carrera. El corría y yo detrás. Y ahí se oyó el segundo totazo. La segunda explosión. Muy duro.

"Yo seguí persiguiéndolo. El cogió para la 85. Yo gritaba que lo agarraran, que él había puesto las bombas, pero yo creo que nadie me oía. Cuando llegó a la calle cogió para abajo hacia la 15. Yo seguí detrás hasta que vi que el 'man' se me volteó y se me enfrentó. Se me paró de frente. Tranquilo. Ahí yo pensé que me iba a joder porque se me enfrentó y me dijo que me iba a matar. Se metió la mano en la chaqueta y sacó algo. Yo pensé que era otra bomba y que me la iba a tirar. Pero cuando me fijé parecía un celular. Entonces me le enfrenté con el fuete (se refiere a una fusta de alambre que llevaba colgada). El tipo me dio un golpe en el pecho y yo me fui para atrás. Pero cuando me estaba cayendo vi que él arrancaba a correr otra vez. Entonces le mandé una patada. Le hice zancadilla. El tipo que ya estaba arrancando se cayó y dio puros botes. Cayó duro. Entonces ahí aparecieron dos policías en una moto subiendo por la 85 y el tipo se paró y botó lejos el celular. En ese momento yo dudé porque ¿qué tal que de verdad no fuera un celular sino otra bomba?

"Yo le grité a los policías que lo cogieran que él había puesto las bombas. El policía que iba atrás se bajó de la moto y se le mandó encima al tipo. Lo cogió rápido. Le puso el fierro (revólver) en frente y le dijo que no se moviera. El otro policía se bajó y entre ambos lo esposaron. Si no es por esos policías se me vuela. Cuando ya lo tenían asegurado uno de ellos se fue a buscar el celular. Yo le dije que tuviera cuidado porque de pronto explotaba esa vaina. Entonces esperamos como un minuto y como no pasó nada fuimos a ver. Sí era un celular. Los policías se quedaron con el 'man' y yo me fui para el bar corriendo a ver qué era lo que había pasado. Cuando llegué todo estaba reventado. Muy jodido ver eso. Muy duro. Es que el bar ha sido mi casa y allá todos somos como una familia. Entonces es difícil ver eso así.

Cuando yo llegué aquí todo estaba mal. La gente estaba en el suelo y la terraza estaba toda quemada. Estaba todo negro por todas partes y yo estaba muy nervioso. Ahí fue cuando llegaron los policías y nos fuimos a la estación que queda en la 35 con circunvalar. Allá me sentaron y me dijeron que estuviera tranquilo. Que mi general Castro ya venía. (Se refiere al general Jorge Daniel Castro, comandante general de la Policía). Al tipo de las bombas lo tenían esposado por allá en una esquina. Pero no decía nada.

"Cuando mi general llegó me felicitó. Me dijo que muy bien y que estuviera tranquilo. Me tomaron una declaración en la que dije todo lo que les estoy contando y luego me trasladaron a una fiscalía. Ahí volví a dar otra declaración y luego sí me dejaron ir. Yo me fui a la Clínica del Country en donde me estaban esperando los dueños del bar. Yo ya los había visto a la salida de la estación de Policía porque fueron allá para acompañarme. Ahí en la clínica estaban ellos cuando llegué y me entraron de una vez a mirarme la pierna porque me dolía mucho. El médico me dijo que tenía una esquirla. Yo creo que fue de la primera explosión que fue la que me tocó más cerca. La esquirla me la sacaron. Claro que todavía me duele pero ya estoy bien.

"Yo quiero decirles una cosa. Que por favor digan que no nos podemos dejar. Mire que el bar está listo para que la gente vuelva. A mí el lunes me mandan fuera del país pero acá se queda mucha gente y dependen de que la zona siga bien. Yo creo que toca seguir. No podemos olvidar lo que pasó pero hay que ganarle al miedo y seguir viviendo".

Sus últimas palabras fueron dichas con mucha emoción. Es el testimonio de un colombiano más a quien una noche cualquiera la violencia le cambió la vida.n

* Nombre cambiado por razones de seguridad