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Columna de Daniel M. Rico | Foto: Archivo Particular

OPINIÓN

El siguiente millón de venezolanos

La diferencia entre el primer millón que cruzó a pie la frontera y el siguiente millón de venezolanos que llegarán a Colombia, es que estos últimos encontrarán las fronteras cerradas de los demás países, nuestro país cada vez es menos un paso hacia el sur del continente y se está volviendo el único destino posible. La crisis no para y nos estamos quedando solos en esta.

Daniel M. Rico
11 de junio de 2019

Los cálculos más conservadores tasan en 1,2 millones los venezolanos que han encontrado en Colombia su residencia, el alimento y la esperanza que no tuvieron en su país. Tal vez son solo estos, o un cuarto o tal vez medio millón más de migrantes, imposible saberlo con las frágiles estadísticas de esta crisis humanitaria. Lo que no hay duda es que más hermanos venezolanos seguirán llegando en 2019 y en 2020, y en cada año, mientras Maduro siga en el poder.

La diferencia entre el primer millón que cruzó a pie la frontera y el siguiente millón de venezolanos que llegarán a Colombia, es que estos últimos encontrarán las fronteras cerradas de los demás países, nuestro país cada vez es menos un paso hacia el sur del continente y se está volviendo el único destino posible. La crisis no para y nos estamos quedando solos en esta.

Al mismo tiempo que se celebraba con un concierto internacional la (frustrada) llegada de ayudas humanitarias a Venezuela, en los puentes internacionales el régimen de Maduro y Cabello parqueaban contenedores para interrumpir el paso y apostaban francotiradores que reforzaban el bloqueo; ese mismo día la Cancillería de Ecuador tomaba la decisión de exigir visas a los migrantes venezolanos para ingresar a su territorio, sabiendo que así taponaban su frontera, porque la gran mayoría de los caminantes no tienen ni visa, ni pasaporte, ya que estos documentos no se emiten desde hace años en Venezuela.  

Después de toda buena fiesta viene el guayabo, cuando los artistas se bajaron de la tarima de Cúcuta, las voluntades diplomáticas fueron mermando, a la exigencia de visados se sumó Panamá y después Brasil, y la semana pasada también Perú, estos últimos calculan que con 500.000 venezolanos ya es suficientes (acá residen por lo menos el triple). Ecuador se volvió a manifestar y cambio la exigencia de las visas por el pasado judicial a los  venezolanos, un documento que es igual de imposible de obtener en el colapso institucional del régimen, a menos que se disponga de suficiente plata para sobornos.

Si por resultados fuera y no por buenas intenciones, las acciones del Grupo de Lima han sido un fracaso. Hasta ahora no han logrado mover un centímetro el respaldo de los militares a Maduro, mucho menos impulsar el tan esperado ascenso de la oposición liderada por Guaidó, el eje de Rusia-China sigue firme en el apoyo a su endeudado aliado petrolero y tampoco han logrado esta junta de cancilleres unificar una postura regional frente a la migración venezolana. Mientras tanto Colombia continúa pagando la mayor parte de la factura del colapso venezolano.   

Antes de la puesta en marcha de la “estrategia” diplomática del Grupo de Lima contra Maduro, la gran mayoría de los caminantes venezolanos que llegaban a los albergues humanitarios tenían como destino otros países. Hoy con las exigencias de visados, pasaportes y pasado judicial en las otras fronteras, estas proporciones se invirtieron, y menos de la mitad planea salir de Colombia. (Informe 5 de la Red Humanitaria de Albergues)

Colombia jamás podrá cerrar los más de 2.000 kilómetros de frontera con Venezuela, por eso exigir visas (como piden con tinte xenofóbico algunos políticos locales) sería un saludo a la bandera que solo incrementaría la ilegalidad en las trochas y enriquecería más al ELN que las controla. Los adultos (86%) y niños (14%) venezolanos que migran por hambre y enfermedad cruzaran la frontera por donde sea y como sea.

Llegarán entonces un millón más de seres humanos buscando dignidad, y aunque en este país no estamos preparados, ni tengamos los recursos ni el liderazgo político para atender esta próxima ola de migración, sean  bienvenidos todos y cada uno de los venezolanos, ojalá que acá puedan mitigar su miseria, curarse sus enfermedades, educar sus hijos y soñar con un futuro mejor.

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La Red Humanitaria de Albergues atiende en sus 14 centros de apoyo en la carretera Cúcuta-Bucaramanga más de 20.000 caminantes al mes. Quien quiera donar tiempo, recursos o asistir de cualquier manera en esta crisis, puede contactarlos en el +57 311 5514225 o en www.redhumanitaria.com.