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EL TANGO DE DAVID

El contralor David Turbay alista su artillería para salir de la encrucijada.

30 de marzo de 1998

Son traidores en potencia, sin la lealtad en su diccionario; son sujetos sin grandeza, que bailan según el son; son fantasmas ambulantes, sin Dios ni relicario; son simples antifaces, hipocresía y decepción". Este párrafo pertenece a la tercera estrofa de un tango compuesto por David Turbay Turbay pocos días antes de que la Fiscalía ordenara su detención. La canción se llama Hay Amigos y está dirigida a sus amigos... pero también a sus enemigos.
Así como esta estrofa puede tener como destinatarios a muchas personas, lo cierto es que tras su encarcelamiento la semana pasada, Turbay ha empezado a enviar un mensaje: métanse conmigo pero no con mi mujer. Su esposa, Consuelo Arango de Turbay, también fue llamada a indagatoria para explicar la razón por la cual a través de sus cuentas bancarias se movieron millonarias sumas de dinero, al parecer, según los investigadores, provenientes de empresas de fachada del cartel de Cali. La situación jurídica de la esposa del Contralor no parece fácil porque el viernes en la tarde la Fiscalía Regional tomó una decisión que también puede ser interpretada como un mensaje: mantener el auto de detención contra Pedro Malaver, pese a que José Félix Turbay, hermano del Contralor, dijo ser responsable de que Malaver hubiera consignado en su cuenta un cheque del cartel. Con su autoinculpación, Turbay pretendía que los fiscales lo desvincularan del proceso. Así las cosas, la acusación contra la esposa del Contralor es similar a la de Malaver. Quienes conocen el caso de cerca consideran que estas dos personas son inocentes porque no estaban enteradas del origen de los dineros y solo le estaban haciendo un favor a David y a su hermano José Félix. La Fiscalía, sin embargo, considera que ese favor los puede haber colocado al margen de la ley.
Esta decisión de la Fiscalía, de seguir procesando a Malaver e investigar a su esposa, tiene a David Turbay cargado de tigre. A algunas de las muchas personas que lo han visitado en la estación de Policía donde está recluido, el Contralor les ha dicho que si se meten con su mujer él tiene en sus manos una bomba atómica. Aunque a sus allegados no les ha dado detalles de qué significa eso, muchos consideran que el funcionario tiene suficiente conocimiento de hechos aún no divulgados que ocurrieron en las últimas campañas políticas. Las pruebas de la Fiscalía contra Turbay y su esposa son dos y ambas relacionadas con la campaña de 1994 y en la cual era precandidato: primero, haber recibido _después de pasar por las manos de su tío Antonio Turbay Samuy, su esposa, y Ezequiel, su mensajero_ una millonaria suma proveniente de la empresa Exportcafé, propiedad de los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez. Segundo, ser destinatario de al menos siete cheques por 37 millones de pesos, girados por César Villegas, quien está siendo investigado por enriquecimiento ilícito.
La defensa de Turbay está sustentada en una abundante documentación, la que, sin embargo, fue valorada negativamente por la Fiscalía. Según el Contralor, no hubo giro de supuestos recursos provenientes del cartel de Cali para su campaña.De acuerdo con su explicación, todo empezó el 10 de mayo de ese año, cuando, para cubrir un déficit de dinero que había dejado la jornada electoral, Turbay decidió venderle a su tío, Antonio Turbay Samur, el lote La Arabia, de cuatro hectáreas de extensión, localizado al norte de Cartagena. La transacción fue acordada por 90 millones de pesos, que serían cancelados en varios contados. Un día después, el 11 de mayo, Turbay Samur le giró a la señora Consuelo Arango de Turbay, cuatro cheques que sumaban 49 millones y medio de pesos. Igualmente le entregó otros 12 millones en efectivo. Según les explicó Turbay Samur, esa cantidad de dinero la había obtenido de la venta de una pareja de esmeraldas a un señor identificado como Eduardo Gutiérrez, quien le giró un cheque por 50 millones de pesos. Gutiérrez resultó ser un testaferro de los Rodríguez.
Entonces, la esposa del Contralor depositó los títulos valores en sus dos cuentas bancarias. Días más tarde, la señora de Turbay abrió una cuenta nueva y depositó un cheque por valor de 16.370.000 pesos. Casi de inmediato, giró un cheque por ese mismo valor y le pidió a su mensajero, de nombre Ezequiel, que lo cobrara por ventanilla y depositara el dinero en efectivo en la cuenta 'David Turbay, campaña presidencial'.Turbay alega que el hecho de que su tío le haya comprado un lote con el producto de una venta de esmeraldas no significa que lo puedan vincular a él con el comprador de las gemas. Así, con las escrituras del lote de Cartagena, con la promesa de compraventa y con la respectiva declaración de renta en la que aparecen registrados los ingresos por ese concepto, es que David Turbay pretendió explicar a la Fiscalía lo que había ocurrido. De igual manera, su tío Antonio se presentó hace dos años ante el entonces fiscal Alfonso Valdivieso y le mostró los recibos originales en los que constaba que había vendido unas esmeraldas a un señor Gutiérrez. El pariente del contralor asumió esta actitud pocos días después de que la Fiscalía, con base en los allanamientos del Bloque de Búsqueda y en el testimonio de Guillermo Pallomari descubriera cuatro empresas de fachada del cartel de Cali.
Con respecto a los cheques de César Villegas, el contralor Turbay le dijo a los investigadores que no conocía la procedencia de los dineros girados por el dirigente deportivo. La Fiscalía desestimó esa explicación con el argumento de que estaba en la obligación de saber que Villegas tenía presuntos nexos con el cartel de Cali.Con este panorama es evidente que la Fiscalía y el contralor Turbay están en orillas muy distintas: el ente acusador considera que a pesar de que Turbay tiene una documentación muy completa, ésta no es más que una habilidosa coartada preparada en la época para prevenir futuras complicaciones. De su lado, Turbay sostiene que sus documentos son auténticos y que éstos tienen que tener más validez que las opiniones de la Fiscalía. Al igual que un comprobante de pago de una tarjeta de crédito en el Hotel Intercontinental lo salvó hace dos años de la acusación de recibir contribuciones de los Rodríguez, Turbay espera que la promesa de compraventa y el registro de la transacción del lote en su declaración de renta lo salven otra vez.