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| Foto: Jorge Restrepo

POLÍTICA

El timonazo del presidente Santos

Más política, más diálogo y mejor mensaje son los ejes de la nueva estrategia de gobierno.

16 de marzo de 2013

El pasado mes de febrero fue uno de los más complicados para el presidente Juan Manuel Santos. La confluencia de protestas sociales, presiones económicas, malestar industrial, escepticismo frente al proceso de paz y deterioro en la percepción de seguridad enrarecieron el ambiente en el país y mantuvieron el bajonazo en las encuestas del gobierno. Con el alargamiento del paro cafetero, su impacto en varios departamentos y la amenaza de otros sectores de sumarse a las huelgas, la “tormenta perfecta” parecía estar empezando a golpear las costas y sus primeros vendavales a hacerse sentir.


Frente a este panorama el gobierno empezó a reaccionar y el capitán del barco dio el primer timonazo. Un cónclave de la cúpula del poder Ejecutivo en Hatogrande y dos cumbres con los sectores más afectados por la situación económica (agro e industria) son las primeras muestras del control que el presidente quiere enviar a la sociedad. A esto se le añaden la desactivación de otros paros inminentes como el de los arroceros, el anuncio de una agenda legislativa con reformas de salud y fuero militar y un compromiso más claro y abierto con el proceso de paz en La Habana. Todo lo anterior adobado con una nueva estrategia de comunicación y de nuevos mensajes que desde ya se perciben en las más recientes declaraciones y discursos.

El timonazo de Santos parece tener cambios en la forma, en el fondo y en la política. Incluye tanto directrices ejecutivas a los ministros como un despliegue político destinado a frenar las oleadas de inconformismo social que se tomaron el mes pasado las carreteras del país. También contempla una divulgación más eficaz de los logros del gobierno en las distintas áreas, un reposicionamiento del mensaje y una invitación al gabinete de recorrer las regiones. Con una campaña presidencial adelantada y en medio de este complejo entorno, hasta los tiempos de la decisión sobre la reelección presidencial caerán con seguridad bajo la sombrilla de esta nueva estrategia. 

La primera vuelta de timón tuvo lugar en la finca presidencial de Hatogrande donde el jefe del Estado compartió con su equipo de gobierno los mensajes de la recta final de su mandato (ver artículo relacionado). Bajo el eslogan de “un país más Justo, más Moderno y más Seguro”, (las iniciales de su nombre JMS) Santos buscará organizar los resultados de su administración, dispersos en un reguero de iniciativas como las víctimas, las tierras, los tratados de comercio, la reducción de la pobreza extrema y las regalías, entre muchos otros. Además de martillar el mensaje de JMS, el mandatario exigió mayor coordinación entre los ministros e impulsar la idea de la “unidad” hacia dentro del Ejecutivo.

“Unidad” que ya el presidente está introduciendo en sus últimas declaraciones. En especial en las palabras que pronunció en Medellín en la entrega del premio Empresario del Año del diario La República. En este discurso Santos no solo desplegó sus nuevos mensajes sino también dejó entrever el tono positivo que tendrá en la última etapa de su mandato. “Este es un momento para construir y no para dividir y sembrar pesimismo”, manifestó el presidente en un intento de colgar una etiqueta de negativismo a la oposición de izquierda y de derecha. “Mientras algunos siguen atrapados en el pasado, vendiéndonos una Colombia condenada a otros 50 años de violencia… nosotros creemos en nuestro futuro”, dijo Santos al explicar su decisión del proceso de paz con las Farc y defender de manera directa la apuesta por un acuerdo negociado en La Habana. 

Las nubes negras

La segunda vuelta de timón tiene que ver con la economía. La semana pasada, después de Hatogrande, el presidente Juan Manuel Santos afirmó que el gobierno es consciente de algunas “nubes negras” que se están viendo en materia de crecimiento económico, específicamente en la industria y el agro. El asunto tiene por qué preocupar al gobierno pues se trata de dos sectores económicos cruciales para el empleo y para cumplir las promesas de “prosperidad para todos”. 

Estas alertas en el horizonte urgen un cambio en la estrategia del gobierno. El propio Santos propuso convocar reuniones con dirigentes empresariales y gremiales “para iniciar un ejercicio de diálogo casi que permanente para ver qué tipo de medidas podemos tomar”. En su discurso de Medellín el mandatario bautizó este esfuerzo como el “plan de choque por el crecimiento y la productividad”.  

Pero, al igual que las decisiones de comunicación tomadas en Hatogrande, la caja de herramientas económicas de Santos necesita políticas más imaginativas y agresivas hacia adelante. Es decir, que contemplen más allá de subsidios o ayudas temporales que alivian momentáneamente la situación de los empresarios. Se requieren nuevas estrategias, de fondo y forma, para enderezar el rumbo. 

La verdad es que cuando el sol comienza ya a notarse en las espaldas del gobierno, no basta con echarle combustible y lubricante a las locomotoras económicas para que aceleren su ritmo. Es indispensable, a la vez, ir superando los obstáculos que están impidiendo que la máquina vaya a mayor velocidad e incluso amenazando con descarrilar el tren. Se trata de obstáculos tan pesados como la revaluación, el contrabando, los tratados de libre comercio y la caída en los precios internacionales, entre otros. 

Desde hace rato la revaluación viene siendo un dolor de cabeza para los empresarios y el gobierno y el Banco de la República no han logrado atajarla. Los efectos de los tratados de libre comercio se habían anticipado con mucho tiempo, pero desafortunadamente muchos sectores todavía siguen sin prepararse para esta etapa de mayor apertura comercial. El contrabando tampoco apareció de un momento a otro, pero como dicen muchos analistas hace falta más acción de las autoridades para contrarrestarlo. 

El paro arrocero que se estaba gestando era, entre otras, una reacción al contrabando. En cuanto a la caída de los precios de los productos internacionales de exportación, es un asunto que se sale de control del gobierno, pues obedece a la misma crisis internacional. No obstante, ahí es donde hay que abrir la caja de herramientas para buscar instrumentos que ayuden a amainar el golpe sobre los productores nacionales y que tiene un coletazo social con altos efectos políticos, como quedó demostrado con el paro cafetero. 

En la industria la gravedad de la situación es similar. Por lo menos 500 trabajadores de las compañías Paz del Río, Gerdau Diaco y Sideral bloquearon la vía Sogamoso – Bogotá con el fin de protestar pacíficamente por sus requerimientos. Otros sectores no han bloqueado vías o parado actividades pero han advertido que están al borde de la quiebra como los textileros, los confeccionistas y la industria del calzado, entre otros. 

Sin embargo, ser buen bombero no basta. El equipo económico de Santos aprendió la experiencia en el pasado paro cafetero, que según los analistas habría podido evitarse si se hubiera optado antes por el camino del diálogo permanente que hoy predica el Ejecutivo. Por ejemplo, el ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, reconoce que el ejercicio que se hizo con los arroceros muestra que se puede llegar a acuerdos, sin necesidad de ir a las vías de hecho. El arreglo con este sector permitió adoptar un esquema que aliviará a los molineros y cultivadores de arroz, sin costos fiscales para el gobierno. 

La recta final

Lo que se verá hacia adelante, como se definió en Hatogrande, será un presidente y unos ministros muchos más en contacto con los empresarios. Este viraje comenzó a aplicarse el jueves pasado. Aprovechando una solicitud de la Sociedad de Agricultura de Colombia, SAC, para una reunión urgente, el presidente Santos y su equipo económico aceptaron y convocaron una cumbre del agro en Palacio. Al día siguiente el turno fue para los industriales. Empresarios de todas las regiones fueron invitados a la Casa de Nariño para escuchar sus preocupaciones.

Estos encuentros ya están generando resultados. Se harán reuniones temáticas con la participación de varios ministros. La primera será este martes con representantes agropecuarios para mirar temas fiscales y de financiación del sector. Posteriormente habrá mesas sobre contrabando; comercio y TLC; medio ambiente; infraestructura y el tema laboral. En otras palabras, el cambio de rumbo de la Presidencia implica tanto nuevos espacios políticos con estos sectores, como la destinación de recursos para prevenir y atender malestares en la economía. 

Recordando sus tiempos de cadete en la Armada, al presidente Santos le gustan los símiles náuticos. En el discurso de Medellín el mandatario afirmó: “Tenemos claramente definido un puerto de destino, vamos avanzando hacia él a buen paso, y es natural que en la travesía nos encontremos con tormentas y con fuertes vientos”. Si bien es pronto para afirmar que el barco santista dejó atrás los nubarrones de la tormenta, el viraje ya empieza a notarse.