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El tío Pablo y el escribidor

El biógrafo de Pablo Escobar, uno de los personajes más exóticos que han caído hasta ahora.

20 de agosto de 1990

Envuelto en una gabardina negra y con un pequeño maletín de mano, Edgar Roberto Escobar se paraba en cualquier esquina de El Poblado a la espera de que un conductor se detuviera frente a él y le preguntara si el "doctor" estaba listo para examinar al "paciente". Era la clave para que él, de inmediato, abordara el vehículo y emprendiera un recorrido sin rumbo por las calles de la capital antioqueña.
De ahí en adelante, era cuestión de esperar. El "paciente" se comunicaba con el conductor para indicarle adónde tenía que llevar al "doctor". Casi siempre el sitio acordado era una pequeña cabaña en el campo. Ahí, al filo de la madrugada, en un pequeño cuarto, Pablo Escobar Gaviria se reunía con Edgar Roberto Escobar Taborda, el hombre que desde hace un año se convirtió en su escritor de cabecera. Su misión: recopilar y transcribir las memorias del jefe del Cartel de Medellín. Las reglas del juego eran muy claras: cada vez que el escribidor fuera contactado por uno de los hombres de confianza de Pablo Escobar, éste recogía su maletín de médico en el que cargaba una libreta de apuntes, una grabadora y casetes suficientes para contar la historia de uno de los hombres más buscados del mundo. Las memorias saldrían de las charlas informales que sostenían los dos hombres y que eran acompañadas por unos aguardientes.
Cuando Pablo Escobar consideraba terminada la jornada, Edgar Escobar Taborda abandonaba el escondite y regresaba a Medellín en donde procesaba la información y le agregaba el ingrediente del suspenso. Nada difícil para este hombre que durante varios años laboró como libretista en el departamento de novelas de RCN, y luego pasó a Todelar donde realizaba los libretos de "La ley contra el hampa", uno de los programas radiales de más audiencia en el país hace cerca de cinco años. Una vez dramatizados los relatos de Pablo Escobar, su escribidor le hacía llegar los originales a través de John Jairo Arias Tascón, alias "Pinina", quien fue dado de baja por el Cuerpo Elite de la Policía hace un mes en un apartamento de El Poblado.
En esos ires y venires, Roberto Escobar Taborda se convirtió en uno de los hombres más allegados a Pablo Escobar. Y además de desempeñar el papel de escribidor, paso a ser el jefe de relaciones públicas del Cartel de Medellín. El era el responsable de los comunicados que llegaban a los medios de comunicación a nombre de "Los Extraditables". El mismo que contactó a los periodistas de Medellín para llevarlos a las selvas del Chocó donde se hizo la entrega de tres laboratorios de procesamiento de cocaína, un día antes de que arribara el presidente Bush de los Estados Unidos a la cumbre de Cartagena. Hacía los contactos con los corresponsales extranjeros y, en más de una oportunidad, les hizo llegar correspondencia a las revistas y periódicos norteamericanos.
A medida que fue escalando posiciones en la organización del narcotráfico, sus alias comenzaron a rodar por las oficinas de los organismos de inteligencia. En el organigrama del Cartel de Medellín aparece con los remoquetes de "El poeta", "Juan Carlos" y "24". Sus actividades las camufló a través de dos empresas destinadas al negocio de la pornografía. La primera es "Trópico producciones", un estudio donde se filman videos de cine rojo protagonizados por jóvenes de ambos sexos, entre los 16 y 25 años. La otra es la editorial "E.E. Ediciones", que se montó para imprimir los comunicados de "Los Extraditables", pero se camufló a través de una serie de revistas también especializadas en pomografía. Una de ellas es la edición "Póker", dedicada a los homosexuales. Muchos de los jóvenes que han aparecido en la revista, han sido asesinados. Las últimas publicaciones son la revista "Cuerpos"; una fotonovela pornográfica, y el directorio sexual de Colombia. Los organismos de inteligencia creen que Edgar Roberto Escobar Taborda, también es el autor del libro "Un narco se confiensa y acusa", y probablemente fue quien escribió conjuntamente con Pablo Escobar los documentos hallados la semana pasada en la persecución a Escobar en el Magdalena medio, y que constituyen la carátula de esta edición de SEMANA.
Pero las actividades clandestinas de "El poeta" terminaron el pasado 13 de julio cuando el Ejército lo capturó en Medellín. "Los hilos de comunicación de Pablo Escobar con el resto del mundo se han cortado", señaló el general Harold Bedoya, comandante de la IV Brigada, en Medellín.