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EL TIRO POR LA CULATA

Un mes despues de su debut en sociedad, los grupos de autodefensa comienzan a poner muertos

21 de septiembre de 1987

La creación de grupos de autodefensa fue el plato fuerte del mes de julio. El impacto que produjo su aparición fue tan grande, que tomó fuera de base a los miembros del gobierno que, en apresuradas declaraciones a la prensa, no lograron ponerse de acuerdo (ver SEMANA No. 274). Pero la liberación de Camila Michelsen, la muerte de los presuntos negociadores del M-19 en ese caso y la actual crisis colombo-venezolana acapararon la atención pública e hicieron olvidar a los grupos de autodefensa hasta finales de la semana pasada, cuando los medios de comunicación informaron sobre el asesinato de 11 campesinos pertenecientes a uno de estos grupos, en Capellanías, municipio de Bolívar, en el Cauca.
La matanza ocurrió cuando los miembros del Frente Amistad Juvenil (FAJ) de Chalhuayaco, a pedido de un ganadero de la región, fueron en busca de un grupo de ladrones de reses que actúa en la región. En la incursión, el grupo de autodefensa, compuesto por jóvenes entre los 15 y los 25 años fue emboscado por los abigeos.
Como ocurrió en julio pasado con la aparición de los grupos armados de campesinos en el Huila, en este caso las contradicciones no se han hecho esperar. Las declaraciones del alcalde de Bolívar señalan que los campesinos se agruparon por la falta de protección, aunque posteriormente dijo que en la cabecera municipal hay más de 100 elementos de la Fuerzas Militares. Por su parte, Jesús Revelo Zúñiga, dirigente del Frente Juvenil, dijo en declaraciones radiales que su organización "no es paramilitar, ni subversiva y fue creada para recuperar la paz y la concordia en los campos" y afirmó, refiriéndose a sus compañeros muertos, que "si nacimos para morir, no podemos hacer nada y ellos murieron en la batalla".
El confuso episodio sacó a la luz la existencia de 67 grupos de autodefensa que operan en veredas del norte del departamento de Nariño y el sur del departamento del Cauca. Aunque parece que el grupo que cometió los asesinatos no está ligado con ningún grupo guerrillero, el líder campesino indicó que, en ocasiones anteriores, han tenido encuentros con miembros de la guerrilla, sin que se hayan presentado enfrentamientos armados.
Tras la muerte de los 11 campesinos resurgió el interrogante clave del problema: la posibilidad de que lo que empieza como un legítimo derecho a la defensa, desemboque en acciones mediante las cuales un grupo ejerza justicia por su propia mano.
En el caso de Capellanías, aunque no ha quedado claramente establecido si los campesinos sólo querían ubicar el ganado robado o buscaban atrapar a los ladrones, hay gentes de la región que sostienen que la movilización se hizo con fines punitivos.
Toda parece indicar que los grupos de autodefensa (que en algo más de un mes se han multiplicado alarmantemente) están rebasando los principios de la estricta defensa personal para cumplir funciones que son de competencia de las autoridades legítimamente constituídas.