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Chaid Neme se caracterizó por tener una continua preocupación filatrópica. Arriba, durante la entrega de equipos de radiología a la facultad de medicina de la Universidad Nacional, en los años 60

EMPRESARIOS

El último viaje

Chaid Neme dejó para el país un conglomerado industrial sólido y una ejemplar actividad filantrópica.

28 de marzo de 2009

Los libaneses suelen buscar su destino en tierras lejanas, y Chaid Neme, nacido en Biblos en 1911, no podía ser una excepción. Escogió a Colombia como su destino en 1932, cuando llegó al país en el que pasaría el resto de su vida, y donde dejaría una honda huella. El martes, cuando falleció a los 97 años de edad, había consolidado en el país un conglomerado de industrias entre las que se destacan Incolbestos, Inal, Cheneme y Cofre, compañías todas del Grupo Chaid Neme Hermanos, que hoy tiene presencia en los sectores de la construcción, el comercio y las manufacturas. Y tal vez lo más significativo, dejó su legado en muchas personas que lograron acceder a una educación superior gracias a su labor filantrópica: un largo camino con logros difíciles de igualar.

A su llegada, por Puerto Colombia, subió por el río Magdalena hacia Gamarra y desde allí atravesó la cordillera en un viaje de ocho horas por el cable aéreo que comunicaba esa localidad con Ocaña, donde se radicó inicialmente. Ese fue el comienzo de su viaje en el mundo empresarial colombiano. Lourdes Neme, sobrina de don Chaid, recuerda que "él llegó a Colombia cuando tenía 20 años, luego de una breve temporada en Ecuador. Se radicó en Ocaña, porque allí vivía una hermana suya que había enviudado y quedado con tres niños".

Allí comenzó su historia como empresario. Primero inauguró un almacén de telas que estuvo abierto hasta 2001, cuando el propio Neme, ya con 90 años de edad, se fue a clausurarlo. Pero obviamente ese era apenas el comienzo de la historia.

En la década de los 40 era un próspero comerciante que ya no sólo vendía telas sino también repuestos para carros. Y el 8 de abril de 1948, justo 24 horas antes del 'Bogotazo', llegó a la capital para radicarse definitivamente, pues sus visitas a la capital se habían vuelto permanentes gracias a que ya tenía dos almacenes de repuestos para vehículos.

Los disturbios dejaron destruidos sus almacenes ubicados en pleno centro de la ciudad: en el edificio Murillo Toro, uno, y el otro en la plaza de San Victorino. Así que tuvo que empezar de nuevo. Y lo logró, gracias al apoyo de su hermano Hares, quien también era un próspero comerciante en la ciudad de Barranquilla y con quien consolidó su conglomerado empresarial.

A los pocos años, su vida laboral dio otro giro importante. En la década de los 50, Europa estaba arrasada luego de la Segunda Guerra Mundial y la mayor parte de los proveedores del mundo estaban enviando sus productos hacia el Viejo Continente. Por eso hubo dificultades para proveer los almacenes, especialmente los de partes para vehículos. Neme entendió que había llegado el momento de emprender otra nueva tarea: la de hacer industria en Colombia. De esa idea nacieron empresas importantes como Incolbestos, la primera en fabricar en Colombia pastillas para frenos, e Industrias Metálicas Asociadas (Imal), que aún hoy son parte importante del grupo empresarial y que dan empleo directo a más de 6.000 personas.

Pero Neme entendió que la prosperidad debía ir de la mano con la filantropía, y que la educación es clave del progreso. Por esa razón siempre se mantuvo atento a ofrecer ayuda a quienes quisieran realizar estudios superiores y de hecho, como recuerda su sobrino Najib Neme, fue benefactor de muchas instituciones educativas.

Muchas personas recibieron su apoyo, como el abogado Alcibíades Serrato, quien recuerda que logró hacer una especialización en derecho público gracias a una beca que Neme le entregó de sus propias manos. Su sobrino Najib asegura que también ayudó a muchas personas en instituciones como la Universidad de los Andes, la del Rosario, la de Pamplona y la de Norte de Santander.

El pasado martes Chaid Neme emprendió su viaje definitivo. Su esfuerzo personal y su calidad humana dejaron un valioso legado que lo pone en un privilegiado lugar de la historia empresarial de Colombia.