Home

Nación

Artículo

P A Z    <NOBR></NOBR>

El ‘Víctor G.’ del ELN

Con la designación del ex canciller Julio Londoño como delegado oficial ante el ELN el gobierno le apuesta a una pronta negociación con esa organización guerrillera.

20 de marzo de 2000

Cuando se pensaba que el tema de las conversaciones con el ELN estaba entrando en arenas movedizas debido, entre otras cosas, a la falta de un interlocutor del gobierno ante la dedicación casi que de tiempo completo por parte del alto comisionado, Víctor G. Ricardo, a los diálogos de paz con las Farc, el gobierno sacó de la manga el nombre del ex canciller y actual embajador en Cuba, Julio Londoño Paredes.

Aunque no se trata de un nombramiento formal, puesto que Londoño seguirá ocupando su actual cargo y Víctor G. continuará como Alto Comisionado, todo hace pensar que la escogencia del ex canciller fue bien recibida en las filas del ELN. Para algunos analistas el nombramiento de Londoño produjo el efecto inmediato de despresurizar unas relaciones que estaban llegando al punto del no retorno, sobre todo después de que ese grupo desatara una ola terrorista sin antecedentes contra las torres de energía y las principales carreteras del país.

La designación de Londoño Paredes se veía venir desde octubre del año pasado cuando el senador conservador Juan Gabriel Uribe, como delegado del gobierno, viajó a La Habana para entrevistarse con los voceros del ELN Pablo Beltrán y Ramiro Vargas. En esa oportunidad la participación del embajador fue calificada de “fundamental” por el gobierno. Pero la gestión de Londoño no se limitó a Cuba. En diciembre pasado hizo parte de la delegación que se entrevistó en el sur de Bolívar con voceros del ELN para acordar una posible zona de distensión.

Como el ELN es un movimiento de inspiración castrista las relaciones personales de Londoño con Fidel Castro jugarán un papel importante. El origen de esta buena relación es la solidaridad que Londoño ha mostrado como canciller de Barco y como embajador en la ONU. Otra ventaja de Londoño es que por ser militar tiene buen recibo dentro del Ejército, cosa que no le ha sucedido siempre a Víctor G.

Londoño es uno de los funcionarios que más sabe de tratados internacionales y límites fronterizos. Durante el gobierno de Belisario Betancur ocupó la embajada de Colombia en Panamá y desde ese país se convirtió en uno de los líderes del llamado Grupo de Contadora, bajo la orientación directa de Rodrigo Lloreda y Augusto Ramírez Ocampo. La experiencia de Contadora le sirvió para ser no sólo conciliador —como buen diplomático— sino también negociador. “Londoño es de los que negocian duro”, dijo un funcionario del gobierno.

Siendo canciller de Virgilio Barco protagonizó uno de los episodios más delicados con el gobierno de Venezuela en la historia reciente que por poco termina en un conflicto armado. En efecto, en agosto de 1987 la corbeta colombiana ARC Caldas desafió a la armada venezolana haciendo presencia en aguas que Colombia considera mar territorial pero que Venezuela considera suyas. Desde entonces Londoño es considerado por sectores venezolanos como la máxima expresión de la línea dura en materia de intereses colombianos.

Ahora el reto para Londoño será sacar adelante un proceso que por momentos parece bastante complicado. Pese a ello, quienes lo conocen no dudan que este coronel retirado del Ejército y diplomático de carrera tendrá la misión de llevar la negociación con el ELN a puerto seguro.