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La elección al Concejo nunca había sido tan crucial para definir el futuro de Bogotá. Es tal el grado de pesimismo entre los ciudadanos, que hay candidatos haciendo pactos para renovar ese cuerpo colegiado y devolverle la confianza al electorado. | Foto: Guillermo Torres

POLÍTICA

Candente lucha por el Concejo de Bogotá

La campaña por la Alcaldía de Bogotá le ha quitado visibilidad a la pelea por ese organismo igual de determinante para la ciudad. ¿Qué está en juego y quiénes se están lanzando?

29 de agosto de 2015

La campaña electoral en Bogotá está marcada por el pesimismo de los ciudadanos. Más del 60 por ciento cree que la capital va por mal camino. El ambiente es favorable para un voto por el cambio. Y eso no solo es verdad en la escogencia del gerente –el alcalde-, sino también de la junta directiva. Por eso es tan importante la elección al Concejo de Bogotá.

Las 45 curules que se disputarán en octubre tendrán un peso enorme en el futuro de la capital. Decisiones como el Plan de Ordenamiento Territorial, el metro, la construcción de la ALO y la recuperación del río Bogotá, entre muchas otras, pasarán por ahí. Pero el Concejo también está enfermo de falta de credibilidad. Según el informe Concejo cómo vamos, publicado la semana pasada, el 25 por ciento de los bogotanos dice no conocer ni entender sus funciones y un 63 por ciento tiene una mala imagen de ese cuerpo colegiado. Según Mónica Villegas, directora de Bogotá Cómo Vamos, “Hay un profundo desconocimiento de la gente frente al papel del Concejo y eso genera un desinterés electoral muy peligroso para el futuro de Bogotá”. En las últimas elecciones en 2011, el 15 por ciento votó en blanco y el 80 por ciento de los que votaron ni siquiera se acuerdan por quién lo hicieron.
 
Esos índices también se deben a la cantidad de candidatos que se presentan. En esta ocasión hay 541 aspirantes peleándose un cupo. En general, sus niveles de conocimiento son bajos, es imposible para los medios seguirlos a todos y la mayoría tienen un discurso que incluye las ideas de independencia y renovación que no los diferencia.

Aunque muchos candidatos se muestran como los voceros del cambio, la verdad es que no lo representan. En algunos casos las herencias políticas siguen determinando gran parte de la elección. Por un lado están los herederos de la ineficiencia, familiares de concejales que no tuvieron un buen desempeño, según Concejo Cómo Vamos. Por ejemplo, Germán García Maya, hijo del actual concejal del liberalismo Germán García Zacipa, que en el último periodo no intervino en ningún debate ni firmó como autor ningún proyecto. Otro caso es el del candidato Ricardo Andrés Correa, hijo menor del concejal de La U Severo Antonio Correa, que quedó en el puesto 43 de 45 en el informe. En la lista cerrada del uribismo aspira a llegar Pedro Javier Santiesteban, hermano de Orlando Santiesteban, que salió rajado.

Y hay también herederos del carrusel de la contratación que tanto le costó a la ciudad. Luz Marina Gordillo quiere llegar en octubre por el Partido Liberal y es esposa del concejal Darío Fernando Cepeda, investigado por ese episodio. Jimmy Mejía, candidato por el Partido Conservador, es hermano del concejal Omar Mejía, acusado esta semana por la Fiscalía por supuestamente recibir 120 millones de pesos para evitar un debate de control político. También aspira David Ballén por La U, que dicen es cuota de Juan José Rodríguez, uno de los pocos concejales presos por el escándalo. Y lo mismo pasa con Pedro Rojas, de La U, cuota del exconcejal Andrés Camacho, hoy preso.

El panorama entre los que se quieren reelegir tampoco es alentador. De los 34, solo cuatro tuvieron un buen desempeño, diez fueron regulares y veinte se rajaron según Concejo Cómo Vamos. La necesidad de renovar un cuerpo colegiado que lleva años anclado en el pasado es urgente. El Concejo tiene la enorme responsabilidad de hacerle control político y vigilancia a la administración distrital,  además de proponer proyectos y aprobar o desaprobar los que presente el alcalde de turno.
De ahí que a los partidos también les interese quedar bien parados no solo en la Alcaldía sino en el Concejo, que en últimas tiene el poder de veto. Por ahora, según expertos consultados por SEMANA, el balance de fuerzas va así: el Partido Liberal puede crecer. En 2011 sacaron seis curules cuando su carta para la Alcaldía era David Luna. Con Rafael Pardo como candidato del liberalismo es probable que puedan jalonar más votos. En cuanto a La U, la cosa puede complicarse. Su cabeza de lista, Silverio Gómez, nunca se ha medido en elecciones y los senadores más representativos del partido como Roy Barreras y Armando Benedetti no suman votos en Bogotá. Con Cambio Radical pasa lo mismo. Ya no tienen un Carlos Fernando Galán jalonando para la Alcaldía y dependen, en gran medida, de la fuerza electoral de Germán Varón y como Enrique Peñalosa se presentó al principio por firmas no hay una estructura ligada a las listas del Concejo.

El Polo puede ser una sorpresa. Hoy tiene cuatro concejales, pero los 500.000 votos que sacó su candidata a la Alcaldía, Clara López, en Bogotá durante la primera vuelta presidencial dan para que el partido se consolide como una bancada mayoritaria en octubre.  Mira conservará su tajada de al menos dos curules, en parte porque es de los pocos partidos con buena imagen dentro del Concejo. Los conservadores, como siempre en estas elecciones, en el limbo. No tienen candidato propio a la Alcaldía ni una figura que jalone votos en Bogotá fuera de Marta Lucía Ramírez. Alianza Verde viene con 13 concejales desde 2011, pero puede que baje. Y lo más probable es que la ASI, con candidatos como Juan Carlos Flórez, recoja el voto de opinión de  Carlos Vicente de Roux.

La gran incertidumbre será Centro Democrático. Así como hace un año cuando llegó al Congreso, esta es la primera vez que el partido se dejará contar para Concejo y son muy altas las expectativas. Tuvo la votación más alta en Cámara con casi 320.000 votos (cinco representantes). En Senado logró más de 2 millones de votos y 19 curules, y en la primera vuelta presidencial Óscar Iván Zuluaga sacó 542.000 votos en Bogotá. Ese caudal electoral, sumado a que representa las cartas del expresidente Álvaro Uribe y al hecho de presentar sus 22 candidatos por lista cerrada, hace parte de la estrategia para ganar un buen número de curules. Se estima que ganará mínimo unas siete y que le podría quitar puestos a La U.

Una hipótesis de lo que puede pasar en octubre es que mientras la Unidad Nacional será la dueña y señora en alcaldías y gobernaciones, el uribismo y el Polo pueden dar una sorpresa en cuerpos colegiados como concejos y juntas de acción comunal. El senador Iván Duque de Centro Democrático así lo reconoce: “Nosotros sabemos que un partido se construye desde las bases y el uribismo por eso decidió meterle toda la ficha a los concejos”. Con Diego Molano como cabeza de lista de Centro Democrático y figuras como Ángela Garzón, hija del exvicepresidente Angelino Garzón, Daniel Palacios, vocero en temas de seguridad, y Carolina Villegas, al mando de asuntos de primera infancia, el uribismo tiene una amplia tajada asegurada. Están sincronizados como equipo e intentarán imitar a su bancada en el Capitolio con disciplina y duros debates de control político.

En todo caso hay varios que esperan llegar al Concejo con un planteamiento real de renovación. Aquí se agrupan personas como Diego Laserna y Diego Cancino de Alianza Verde,  Fernando Rojas de la ASI, Donka Atanassova del Polo, Andrés Forero de Centro Democrático, Rodrigo Lozano de Cambio Radical y Germán Ricaurte del Partido Liberal. Todos con buenas posibilidades de llegar en octubre a proponer algo distinto.  Esta vez, y como nunca antes, será clave saber elegir para devolverle el optimismo a la ciudad. Por eso, el mejor consejo es votar a conciencia por el Concejo.