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Yesid Reyes, Mónica Cifuentes y Néstor Humberto Martínez pasaron al tablero de la Corte Suprema el pasado jueves. A los tres les fue bien. | Foto: Juan Carlos Sierra

POLÍTICA

Fiscalía: cualquier cosa puede pasar

La Corte Suprema de Justicia no eligió fiscal en su primera sesión. ¿Qué tan enredada está la situación?

11 de junio de 2016

Al contrario de lo esperado no ganó Néstor Humberto Martínez en la primera ronda de la elección del próximo fiscal general de la Nación por la Corte Suprema de Justicia. El pasado jueves los tres candidatos fueron a ese alto tribunal a presentar cada uno su hoja de vida y sus propuestas. A los tres les fue bien, pero independientemente del contenido, se daba por descontado que Martínez tenía asegurados los 16 votos necesarios para ser elegido ese mismo día.

El sistema de votación para elegir fiscal es bastante complicado. Tiene varias rondas de votación difíciles de entender. Primero se vota por los tres, luego en parejas de los punteros y finalmente solos contra el voto en blanco. De este procedimiento salen algunos resultados que muestran en qué están las cosas y la tendencia. Hay dos índices clave: 1) quién obtuvo el mayor número de votos y 2) quién obtuvo el menor número de votos en blanco, que en el fondo significan rechazo. A Néstor Humberto Martínez le fue bien en ambos frentes.

En una de las múltiples votaciones llegó a tener 13 a su favor, mientras que Yesid Reyes obtuvo 8 y Mónica Cifuentes, 6. Y en cuanto a votos en blanco, que son interpretados como vetos o abstenciones, Cifuentes obtuvo 15, Reyes, 14 y Martínez, 11. El voto en blanco en la elección de fiscal podría compararse con la imagen desfavorable en las encuestas electorales.  

¿Qué explicación tiene que Néstor Humberto Martínez, que en teoría tenía asegurados los 16 votos necesarios, se quedara corto en tres? Hay varias hipótesis, algunas sólidas y otras especulativas.  La más sólida es que a los magistrados les gusta valorizar su voto y una forma de hacer esto es crear suspenso y no entregarse de primerazo.  Eso explicaría muchos de los votos en blanco, que en el fondo pueden estar ya decididos. Las otras teorías tienen bastante de chisme, pero no necesariamente son inexactas.

En cuanto a esta última materia circulan dos rumores.  El primero, que Martínez tendría un acuerdo para que su vicefiscal fuera el polémico expresidente de la Corte Suprema Leonidas Bustos. Ese cuento era falso, pero hizo mucho daño.  A Bustos ni le habían ofrecido la Vicefiscalía ni podía aceptarla. Por su cargo anterior está inhabilitado para ser fiscal, por lo tanto en calidad de número dos nunca podría reemplazar al número uno si era necesario.  Además, como él mismo anotó, pasar de la presidencia de la Rama Judicial a ser vicefiscal definitivamente no es un ascenso.

Sin embargo, el chisme caló tanto que en la primera votación hubo un voto nulo,  en el cual apareció escrito a mano el nombre de Leonidas Bustos. El mensaje subliminal era “aquí todos somos marionetas de Bustos”.

El otro chisme no confirmado es que a Eduardo Montealegre se le había garantizado que su vicefiscal, Jorge Fernando Perdomo, iba a ser incluido en la terna. Cuando esto no sucedió, el exfiscal, quien todavía tiene mucho ascendiente en la Rama Judicial, sintió que le pusieron conejo y se convirtió en un antisantista vehemente. Igualmente se ha dicho que posteriormente hubo otro pacto para que Perdomo, después de no haber sido ternado, pudiera quedarse como vicefiscal de Yesid Reyes. Eso significaría que Montealegre se la jugaría por Reyes apoyado por la Fiscalía y las dádivas que esta ofrece.  Esto tampoco está confirmado.

Pero sí lo está que a Perdomo le gustaría poder quedarse un tiempo más de fiscal encargado. Bajo este escenario su prioridad y la de su jefe Montealegre es que la elección de fiscal se enrede, como sucedió en el pasado cuando Guillermo Mendoza Diago se quedó año y medio porque la Corte Suprema nunca alcanzó la mayoría para elegir fiscal durante el gobierno de Álvaro Uribe. 

Otro rumor que parece verdad es que las relaciones del gobierno con Montealegre y Perdomo están tan mal desde que este último no fue ternado, que los dos rechazaron embajadas. El presidente le habría ofrecido al exfiscal la de Alemania y a su número dos, la de Austria.

El supuesto desamor del exfiscal con el presidente puede llegar a tener implicaciones importantes en asuntos trascendentales. Aunque Montealegre está por fuera de la Fiscalía, su sombra aún existe y el poder está en manos de su protegido.  Ese binomio tiene la capacidad de hacerle mucho daño al gobierno. Por un lado,  se dice que podrían librar órdenes de captura contra altos mandos militares por los falsos positivos.  En el delicado momento en que se encuentran las negociaciones de paz y con la feroz oposición del uribismo, encarcelar generales sería abrir otro frente de batalla con el Centro Democrático y los militares. 

Como si lo anterior fuera poco, Montealegre está muy activo en la Corte Constitucional tratando de tumbar el plebiscito.  Desde el principio se había opuesto a cualquier fórmula de refrendación pues la considera innecesaria. Sin embargo, en los últimos días su actitud ha pasado de pasiva a activa en razón de los acontecimientos recientes.     

Volviendo a la terna, las tres presentaciones de los ternados ante la Corte Suprema y el país dejaron una excelente impresión. Primero habló Mónica Cifuentes, quien sorprendió por su carácter y la distancia que marcó con la anterior Fiscalía. Aseguró que si era elegida no asumiría causas partidistas ni notificaría sus decisiones a través de los medios.  De los tres ella es la mayor conocedora de cómo funciona la Fiscalía por dentro. Ha trabajado con De Greiff, Valdivieso, Gómez Méndez, y todos tienen un excelente concepto de ella.  Su intervención cayó bien porque presentó la dimensión humana a la Justicia, aclarando que la prioridad debía ser resolver los problemas cotidianos de los ciudadanos del común.

El segundo, Néstor Humberto Martínez, hizo una presentación gerencial. Prometió que de ser elegido haría de la Fiscalía “el proyecto de gerencia pública más importante en los próximos cuatro años” y expuso en cinco pilares cómo lo lograría sin aumentar el presupuesto. Los cinco puntos fueron concretos y convincentes,  pero no menos importantes fueron dos mensajes subliminales que percibieron algunos magistrados.  1) Que él siempre había sido amigo de la Corte Suprema de Justicia, con lo cual cobraba su oposición a la reforma de equilibrio de poderes. 2) Que consideraba que muchos de los 3.000 cargos que se han creado en los últimos años en el búnker no han sido para fiscales sino para teóricos y que él reversaría esa tendencia. Eso dio a entender a algunos magistrados que esos cargos regresarían a la Rama Judicial, en la cual ellos tienen juego.

Yesid Reyes también comenzó su presentación hablando de la gerencia, pero lo que le quedó claro a todos los presentes es que es un gran penalista. Su presentación impresionó mucho por técnica y profunda. También le echó una cuñita a sus electores pues aseguró que en su Fiscalía sería una prioridad articular el trabajo con la Corte Suprema y respetar siempre su jurisprudencia. Le fue especialmente bien en la tanda de preguntas que le hicieron a cada uno después de su presentación. Ahí quedó claro que no era que se había preparado para un examen, sino que sabía.

Aunque el jueves pasado no hubo humo blanco y reina algún pesimismo sobre una solución a corto plazo, lo más probable es que el 23 de junio, cuando tendrá lugar la segunda sesión,  habrá fiscal. Durante el gobierno de Álvaro Uribe se produjo una interinidad de año y medio porque había un choque de trenes entre la Casa de Nariño y el Palacio de Justicia. En esta ocasión no sucede nada parecido. Hay una presión muy grande de la opinión pública para que se llene el segundo cargo más importante del país y los magistrados seguramente van a respetar ese clamor.