Home

Nación

Artículo

PORTADA

¡Se mueve el tablero!

Sergio Fajardo se dispara, Germán Vargas retrocede y Gustavo Petro se estanca. Nada está escrito, pero las coaliciones serán definitivas para llegar a la Presidencia de Colombia. Gran encuesta de Invamer para SEMANA, Caracol TV y Blu Radio.

30 de septiembre de 2017

Si durante largos meses se dijo que la campaña presidencial no arrancaba, todo indica que ahora despegó. La política se está moviendo. Y algunas de las ideas que se estaban arraigando en el imaginario colectivo se ponen en duda. La segunda gran encuesta de Invamer para SEMANA, Caracol Televisión y Blu Radio tiene muchas sorpresas.

La primera es que Sergio Fajardo definitivamente se alejó del lote. Todos los números del estudio se movieron a su favor desde la anterior encuesta en el mes de mayo. El exalcalde de Medellín y exgobernador de Antioquia ganaría con amplitud una consulta interna frente a Claudia López, de la Alianza Verde, y Jorge Enrique Robledo, del Polo Democrático. Y lidera la intención de voto en un escenario abierto en el que se ponen a consideración todos los aspirantes, con una ventaja nada despreciable y superior al margen de error sobre quienes lo siguen –Germán Vargas, Claudia López y Gustavo Petro–. También ganaría a cualquier opción que se le enfrente en segunda vuelta. Y aparece en la cabeza de la lista en materia de imagen: tiene la mejor combinación de conocimiento, percepción positiva y negativa, y registró una mejoría en el periodo transcurrido desde la última encuesta.



En ese lapso muchas cosas actuaron a su favor. En un ambiente de polarización y pugnacidad política, el anuncio de una alianza con Claudia López y Jorge Robledo encajó con el interés del electorado de encontrar una alternativa que una en vez de polarizar. El surgimiento de escándalos en la Justicia, que afecta a miembros de los partidos tradicionales, también le dio fuerza al discurso de independencia frente a las colectividades tradicionales.

Puede leer: Gran Encuesta: Sergio Fajardo saca ventaja

Fajardo se ha beneficiado, además, del mayor conocimiento que ha logrado por fuera de su departamento. En Bogotá aparece en el primer lugar de preferencia, lo cual, sumado a su consolidación como profeta en su tierra –Antioquia y la zona cafetera– fortalece sus opciones. Bogotá y Antioquia son dos bastiones electorales fundamentales en una elección presidencial. Y en la costa Atlántica el exalcalde ganó terreno, aunque allí el exvicepresidente Germán Vargas Lleras sigue liderando las preferencias. Fajardo, en todo caso, en estos momentos tiene apoyos en todas las regiones, y supera al uribismo en su tierra y a Gustavo Petro en la suya.



Una encuesta, como se repite siempre, es una foto que puede cambiar con el tiempo. Y más aún cuando faltan ocho meses para la primera vuelta. Pero, por el momento, Sergio Fajardo depende de sí mismo y no de los errores de los demás. Es más fuerte que su compañera de equipo, Claudia López. No solo porque la derrota en la consulta, sino porque es más fuerte en una elección general. Pero el perfil de la senadora es un activo muy valioso, pues también figura en los primeros lugares del escenario más amplio –intención de voto de todos los candidatos– y tiene una muy buena relación entre conocimiento, percepción positiva y negativa.

Uribismo, no tan fácil

La otra sorpresa de la segunda gran encuesta de Invamer es que el uribismo enfrenta un panorama complejo y no tiene nada asegurado. La imagen del expresidente sigue siendo alta y mejoró desde la última encuesta. Esta percepción es mejor que la que presentan otras encuestas limitadas a los grandes centros urbanos. Uribe tiene fuerza regional, pero los precandidatos no despegan. Ni siquiera es seguro que pasen a la segunda vuelta. En la consulta interna Iván Duque obtiene el primer lugar, quien en escenarios de segunda vuelta pierde frente a Fajardo, Vargas Lleras y Humberto de la Calle.


Hasta el momento, el Centro Democrático tiene una estrategia basada en dos activos principales: la acogida de Uribe y la posibilidad de reconstruir la convergencia de fuerzas que obtuvo la victoria por el No en el plebiscito por la paz. En cuanto a lo primero, es cierto que el exmandatario mantiene una popularidad apreciable, pero también es un hecho que mientras no se sepa quién es “el que quiere Uribe”, su posición en las encuestas permanece estancada. Las cifras indican que la estrategia de campaña con actos de todos los precandidatos –Iván Duque, Carlos Holmes Trujillo García, Paloma Valencia, María del Rosario Guerra y Rafael Nieto– tiene límites y que será necesario acelerar el mecanismo para escoger un candidato.



Lo otro es que planear la siguiente elección como si fuera una repetición de la anterior no siempre es un acierto. El plebiscito tenía consideraciones que ya no están en el escenario político. Una, que la coalición del No agrupó a mucha gente que estaba contra el gobierno de Santos, pero no necesariamente uribista. El presidente ha repuntado –en esta encuesta tiene una imagen positiva de 37 por ciento– pero, sobre todo, no es protagonista en la competencia presidencial. Tampoco lo es el proceso de paz: en la lista de preocupaciones de los colombianos los asuntos relacionados con los acuerdos con las Farc no aparecen en los primeros lugares que, en cambio, sí ocupan el desempleo, la salud y la corrupción.

La encuesta también arroja algunas luces para el Centro Democrático. En la consulta interna Iván Duque obtiene una ventaja apreciable sobre los otros cuatro precandidatos. Empataría con Luis Alfredo Ramos, quien se comporta mejor en la competencia frente a otros partidos, pero quien por ahora está en la banca mientras se definen los procesos judiciales en curso. A Duque, sin embargo, le va mejor entre quienes se consideran miembros del partido uribista. La encuesta indica que su campaña ha tenido éxito en darse a conocer: su reconocimiento creció 20 puntos, y casi todos ellos con imagen positiva. Es una carta con potencial. Y puede subir aún más, porque todavía tiene niveles medios de reconocimiento.

La otra conclusión para el uribismo es que una alianza con Marta Lucía Ramírez definitivamente mejoraría su posición. La excandidata renunció a su partido y está recogiendo firmas para ir a la primera vuelta de manera independiente, con el objetivo de construir una coalición de derecha con una parte del conservatismo y el uribismo. Y esa convergencia tiene potencial. Marta Lucía es la segunda en la tabla de imagen positiva. En una eventual consulta interpartidista frente a Iván Duque, ganaría por un margen amplio. Y aunque en escenarios de segunda vuelta perdería frente a Sergio Fajardo, derrotaría a Germán Vargas Lleras (al contrario de lo que ocurriría con Iván Duque) y a Gustavo Petro.

Los dilemas de Vargas Lleras

Otra sorpresa de la gran encuesta es la caída del exvicepresidente Germán Vargas Lleras. En un panorama en el que casi todos los candidatos mejoraron en imagen, debido al ‘efecto Francisco’ –un aire de optimismo generado por la visita del papa– el exvicepresidente bajó, y su percepción negativa creció. Sus acciones se han deteriorado en Bogotá

Al exvicepresidente le han pasado cuenta de cobro algunos hechos recientes. En particular ha recibido críticas por renunciar a su partido y recolectar firmas para presentar una candidatura independiente, y es probable que su deliberado silencio le esté pasando factura. También tiene algunas dificultades de asociación en un juego en el que, definitivamente, las alianzas van a ser definitivas. En un escenario de segunda vuelta entre Fajardo y Vargas Lleras, los votantes afines al Centro Democrático preferirían al exalcalde de Medellín frente al exvicepresidente, al contrario de lo que podría pensarse.

Lo anterior no significa que no sea uno de los más fuertes candidatos. En la hipótesis de que Sergio Fajardo no fuera candidato –sino Claudia López o Jorge Robledo- Vargas Lleras pasa a ocupar el primer lugar. Y en todos los escenarios de segunda vuelta derrota a la mayoría, con excepción de Fajardo y Marta Lucía Ramírez.

Le puede interesar: Especial: A diez meses de las elecciones, así marchan los candidatos 


Contra la corriente

Los partidos tradicionales, Conservador y Liberal, tienen un juego difícil. Es evidente que ninguno de los dos podría, como en otras épocas, obtener el triunfo definitivo sin aliarse con otras fuerzas. Más allá de las consideraciones institucionales sobre la importancia de los partidos, defender a las colectividades tradicionales no es la estrategia más rentable en el escenario electoral de estos tiempos. Los rojos aparecen en el primer lugar de la afiliación partidista de los encuestados, seguidos en segundo lugar por el Centro Democrático. Según esta encuesta, tienen espacio para influir, pero pocas posibilidades de luchar por el premio mayor. Los azules, sin Marta Lucía Ramírez, corren el riesgo de ser irrelevantes en 2018.

La consulta interna del Partido Liberal, según la encuesta, favorece ampliamente a Juan Manuel Galán. Pero el partido tiene dificultades para definir el mecanismo para escoger al candidato. La decisión anunciada en el Congreso de la semana pasada marginó a Galán y a Viviane Morales, esta última sin registro importante en la encuesta. En los escenarios de elección de primera o segunda vuelta ni Galán ni Humberto de la Calle son fuertes y en ellos hay una paradoja: Galán derrota a De la Calle internamente, pero el jefe del equipo negociador con las Farc logra un mejor papel en las elecciones frente a aspirantes de otras fuerzas o partidos. Eso se debe en parte a que si bien Galán aventaja a De la Calle en el público general, entre quienes se consideran liberales la diferencia se reduce y se produce un empate.


La encuesta también indagó sobre las preferencias internas dentro del partido conservador. Al iniciar el trabajo de campo no se había conocido el anuncio del exprocurador Alejandro Ordóñez de buscar la candidatura por firmas, y fue incluido. El resultado es ventajoso para él frente a los otros dos aspirantes, el exministro Rubén Darío Lizarralde y el exgobernador del Valle Ubeimar Delgado. Dentro de las toldas azules 6 de cada 10 simpatizan con Ordóñez, quien a pesar de su paso por la Procuraduría todavía resulta desconocido para el 40 por ciento de los electores. Ese perfil le permite crecer a futuro, y no es claro que la decisión de optar por firmas, en vez del aval azul, sea la que más le conviene.

Los dilemas de Petro

El exalcalde de Bogotá Gustavo Petro conserva un papel protagonista de primer orden, pero tiene un camino muy cuesta arriba para triunfar. Así como Fajardo gana en todos los escenarios en los que se considera, Petro pierde en todas las hipótesis de segunda vuelta, y por un margen amplio. Su realidad electoral se parece a la de Marine Le Pen, quien en un momento de dispersión del voto y debilidad de los partidos pasó a segunda vuelta, pero allí la derrotaron por un margen de magnitud histórica.



Las fortalezas del exalcalde todavía están en Bogotá y en la costa, aunque en la capital ha perdido puntos frente a Fajardo. Esa votación no es despreciable y le permite conservar el segundo lugar en algunas de las combinaciones que se pueden plantear para la primera vuelta. En algunos de ellos, con Fajardo en primer lugar, competiría por el otro cupo para la ronda final con Germán Vargas y Humberto de la Calle y les gana, aunque si se tiene en cuenta el margen de error habría un empate técnico en ese segundo lugar.



La encuesta le trae a Gustavo Petro una noticia buena y una mala. La positiva es que su base es significativa y sólida. Sus fieles son leales y es muy poco probable que se vayan a otro lugar. Muchos de ellos son miembros del Polo Democrático, su expartido, en donde tiene más apoyo que el candidato oficial, Jorge Enrique Robledo. La mala noticia es que su caudal tiene un techo. No va a ser fácil crecer, dado su alto nivel de conocimiento -9 de cada 10 colombianos- y una percepción superior al 40 por ciento. Menos aún en un momento en el que la opinión pública está más inclinada hacia el centro y en el que la proliferación de candidaturas vuelve necesario construir alianzas. Y Petro está muy solo.

Mejora el clima

La encuesta de Invamer detecta una leve mejoría en el ánimo colectivo de los colombianos. Decantado el paso del papa Francisco por el país, no se trata de un cambio drástico, pero sí es evidente que hubo un giro. Casi un 40 por ciento de los encuestados dicen, directamente, que se sienten más optimistas después de la visita del pontífice. Y el porcentaje de quienes creen que el país va por buen camino subió 8 puntos, a un 29 por ciento.

El giro en la dirección de los vientos se siente en otros aspectos de la realidad política y pública. La percepción positiva de Juan Manuel Santos llegó a 37 por ciento, un ligero incremento frente a la encuesta anterior. Al primer mandatario le va mejor en encuestas amplias, que recogen municipios rurales, a intermedias, si se compara con estudios limitados a las grandes ciudades. Y la de Invamer para SEMANA, Caracol Televisión y Blu Radio cobijó a 1.200 encuestados de todas las regiones de Colombia. Tiene un margen de error promedio de 3 por ciento y se realizó entre quienes afirman que van a votar.



Las percepciones sobre el proceso de paz también denotan un repunte leve. La idea de que la implementación de los acuerdos con las Farc va por buen camino subió 5 puntos, aunque casi un 60 por ciento dice lo contrario. La confianza sobre el cumplimiento de lo pactado cobija tanto al gobierno como al exgrupo guerrillero, pero es mayor entre estos últimos. Y el anuncio de un cese al fuego con el ELN –realizado antes de la llegada de Francisco a Bogotá, pero se iniciará este domingo primero de octubre– hizo trepar el número de quienes piensan que las negociaciones con ese grupo en Quito van por buen camino, de 19 a 27 por ciento. En relación con el otro pronunciamiento del gobierno sobre orden público –el sometimiento a la justicia del Clan del Golfo– más de la mitad se manifestaron de acuerdo.

El panorama, en fin, muestra un repunte pequeño que, sin embargo, empuja hacia el alza los indicadores en varios campos. En la campaña electoral casi todos los candidatos con mayor protagonismo mejoraron en su imagen. Lo cierto es que la carrera apenas está comenzando, aunque los procesos internos de los partidos para escoger sus candidatos y los contactos para hacer coaliciones ya están en marcha. La competencia es larga y habrá cambios. Pero la extensa lista ya empieza a decantarse.