Home

Nación

Artículo

ÓRDEN PÚBLICO

Las dudas que quedan del asesinato del ciudadano ruso secuestrado

El ELN reconoció ser responsable de la muerte de Voskanya Arcen Levoni, secuestrado hace seis meses. El grupo armado afirma que lo tomó como rehén porque recolectaba ranas venenosas para traficarlas en el mercado internacional

9 de septiembre de 2017

“Él está muerto. Huyó, le dispararon y lo mataron”. Con estas escuetas frases, y una frialdad impresionante, describió alias Yeison, comandante del frente Ernesto Che Guevara del ELN, la forma como sus hombres dieron muerte a un ciudadano ruso que tenían cautivo hace más de seis meses.

“Intentó quitarle una granada a los muchachos, la granada explotó hiriendo a cinco de los muchachos, él huyó y le disparamos y lo matamos”, contó el subversivo en una entrevista con la agencia de noticias Reuters. La escalofriante confesión tuvo lugar solo tres días antes del anuncio del gobierno sobre el cese al fuego bilateral con ese grupo hasta enero próximo. El miércoles pasado Pablo Beltrán, jefe del equipo negociador del ELN en los diálogos en Quito, Ecuador, afirmó que estaban comenzando a hacer contacto con la embajada rusa en Colombia para entregarle el cuerpo.

Puede leer: Lo que tiene que saber de la tregua entre el Gobierno y el ELN

La víctima se llamaba Voskanya Arcen Levoni. Ya el pasado 22 de abril el comando central del ELN había divulgado otra versión sobre la suerte de este hombre de 42 años. “Por intermedio del CICR recibimos de la Embajada Rusa en Colombia la solicitud de liberar al señor Voskanya Arcen Levoni, de nacionalidad Ruso-Armenio…”, dice el encabezado de la comunicación del grupo guerrillero. “El 19 de abril a las 11 a.m., sobre el litoral del Pacífico, cruzando el área del Alto Baudó, entre los municipios de Pizarro y Nuquí, el señor Levoni desarma a un compañero y ataca a la unidad que lo traslada, resultando gravemente heridos cinco compañeros del ELN, y el ruso-armenio se fuga también herido. Las unidades del ELN se retiran con sus heridos y se desconoce la situación del señor que se trasladaba para ser liberado”, afirmó el comunicado de hace cuatro meses.

Más allá de las versiones, lo cierto del caso es que el ELN asesinó a Levoni. Su muerte así como su secuestro configuran un misterio que aún plantea muchos interrogantes.

Según los subversivos, secuestraron al ruso el 5 de noviembre de 2016 “mientras recolectaba ranas venenosas para traficarlas en el mercado internacional”. Ese argumento para tratar de justificar las razones para secuestrarlo sin duda era insólito, y mucho más que lo hubieran retenido en la selva durante seis meses por robar anfibios.

Le recomendamos: Cese al fuego con el ELN: ¿un paso firme o apresurado?

Tampoco es fácil explicar qué hacía o cómo llegó Levoni a una región no precisamente turística debido a la fuerte presencia del ELN, la banda criminal del Clan del Golfo, y que, además, frecuentan diversos grupos de narcotraficantes. Al fin y al cabo es una de las zonas más importantes de procesamiento y rutas para el narcotráfico. 

Lo llamativo es que tan solo un día después de conocido el comunicado del ELN, en la mañana del domingo 23 de abril, la Armada encontró cerca de unas playas del municipio de San Juan, Chocó, en la mitad de la selva, a otro ruso, Sergey Donets.

La Infantería de Marina lo transportó hasta una pequeña base en Docordó, a dos horas del lugar. Solo logró decir que trabajaba de taxista en Rusia y estaba en vacaciones, de turismo. Como pudo explicó que salió en bus de Stávropol, Rusia, a Jordania. De ahí tomó un vuelo hasta La Habana y luego otro hacia Caracas. Posteriormente, ingresó a Colombia por Cúcuta, siguió hasta Bogotá, luego a Turbo y Chocó. Para las autoridades su versión dejó muchas dudas, en primer lugar, porque no era fácil entender cómo un taxista ruso tuvo los recursos para hacer semejante viaje; en segundo lugar, por qué hizo esas escalas tan sospechosas; y en tercer lugar, cómo, al igual que su compatriota Levoni, terminó justamente en el corazón de una zona roja de orden público.

Sergey contó con mucha mejor suerte que su paisano. Trasladado a Buenaventura, partió rumbo a Bogotá y regresó a Rusia. Ni la embajada de ese país, ni las autoridades nacionales han entregado mayores detalles de los dos casos. Lo único cierto es que uno sobrevivió y otro murió asesinado a sangre fría por el ELN. Es poco probable que el misterio de los rusos en las selvas de Chocó se resuelva, al menos a corto plazo.