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EN CUIDADOS INTENSIVOS

Qué puede pasar ahora si los grupos económicos no aceptan pagar los 95 millones de dólares que pide la Comisión por cada canal de televisión privada

21 de julio de 1997

como un baldado de agua fría cayó para los interesados la cifra de 95 millones de dólares para adquirir la licencia de un canal privado de televisión en Colombia. Para los miembros de la Comisión Nacional de Televisión este valor fue producto de estudios realizados por la firma Inversiones e Ingeniería Financiera y verificados en la parte de ingresos por la Universidad de los Andes y la Universidad Nacional de Bogotá. No obstante, para varios expertos consultados por SEMANA los 95 millones de dólares son difíciles de amortizar en las nuevas condiciones a las que se verá sometida la televisión en Colombia. Para los grupos económicos interesados una cifra máxima por pagar sería de unos 50 millones de dólares por canal, que es apenas un poco más de la mitad de lo que pide la Comisión. Semejante brecha debe tener alguna explicación. La discrepancia entre estos dos puntos de vista obedece exclusivamente a criterios metodológicos sobre las proyecciones del crecimiento de la publicidad en Colombia. Entre 1990 y 1994 la publicidad en el país creció en forma espectacular. Esto se debió a dos sucesos: la novedad de la apertura, que hizo que centenares de productos nuevos trataran de entrar en el mercado colombiano; además de esto en 1994 tuvieron lugar simultáneamente tres hechos atípicos: un mundial de fútbol, elecciones presidenciales y la entrada de los teléfonos celulares a Colombia. Estos cuatro años fueron la base de las proyecciones de los estudios oficiales. Sin embargo para el medio de la televisión fue un cuatrienio estrella que difícilmente se volverá a repetir y que no puede ser considerado como una base estadística para comenzar cualquier proyección. La publicidad generada por la apertura fue publicidad de estreno de producto que no se mantuvo. Por otro lado, 1994 fue demasiado excepcional para ser tomado como punto de partida para estimar ingresos por publicidad en cualquier estudio sobre el tema.
El negocio
Expertos financieros sostienen que en Colombia habrá seis grandes canales: los actuales Uno y A, los dos privados, uno nacional cuando se encadenan los locales y, por su tamaño, el local de Bogotá. Así, si el valor esperado de lo que los anunciantes invierten en publicidad se estima para el próximo año en unos 260 millones de dólares y se divide la torta en partes iguales, un canal recibiría unos 40 millones. Estos tendrían que cubrir unos costos de operación y administración que serían de alrededor de unos 35 a 50 millones de dólares por año, dependiendo de la calidad de las producciones que se emitan. Hasta ahí las cifras aguantarían, pero si se tiene en cuenta un costo de licencia de 95 millones de dólares y uno de infraestructura de transmisión y operación de unos 100 millones, la operación no sería rentable. Desde que la Comisión Nacional de Televisión se pronunció acerca del valor de la licencia, el hermetismo y la prudencia han sido la constante en los grupos interesados en participar en la licitación de los canales privados. En conversaciones con SEMANA, Augusto López Valencia, presidente de Bavaria, dijo que no tenían todavía una posición oficial sobre el tema puesto que estaban estudiando el caso y todas sus implicaciones. Por su parte Samuel Duque, presidente de RCN, de la Organización Ardila Lülle, prefirió también no hacer comentarios al respecto hasta no conocer las bases completas de los estudios oficiales a pesar de que se mostró sorprendido por la cuantía fijada por la Comisión.
La realidad
Hay muchos intereses políticos y económicos de por medio en el control de la televisión. A varios programadores les gustaría que no disminuyera su tamaño de la tajada publicitaria, al sindicato de Inravisión no le interesaría perder su posición privilegiada en un medio sin competencia y a muchos políticos no les chocaría repartir frecuencias entre canales locales al no ser adjudicadas a los privados nacionales. Sin embargo, la verdad es que la Comisión de Televisión se ajustó a criterios técnicos. El problema es que esos criterios pueden ser errados. El argumento de que el cuatrienio 'estrella' de la publicidad 90-94 es demasiado atípico para ser una base de proyección tiene cierta validez. El hecho es que la pauta de televisión en Colombia no sólo no está creciendo sino que va en picada. En estas circunstancias no conviene desembocar en un enfrentamiento entre los grupos y la Comisión, y lo que hay que hacer es buscar una solución. Para la directora de la Comisión Nacional de Televisión, Mónica de Greiff, el futuro depara varias alternativas. Si los grupos no participan en la licitación se declararía desierta y se tomarían dos caminos: volver a abrir una nueva licitación o contratar directamente la prestación del servicio. Esto último es para ella altamente improbable y en ese caso se procedería a volver a abrir otra licitación. De producirse tal hecho, según los observadores, seguramente las diversas fuerzas llegarían a un punto: o el valor de la licencia baja o los grupos aceptan el precio fijado. SEMANA encontró que para algunos legisladores existe un buen chance de que se dé una prórroga adicional a los 10 años iniciales dados para operar el servicio, lo que aliviaría la carga financiera de una operación sujeta a inversiones tan grandes como esta. También existe la posibilidad teórica de que sólo un grupo económico participe en la licitación. En la práctica, sin embargo, esto no va a suceder: Santo Domingo y Ardila en el tema de la televisión están tomados de la mano. Lo único claro es que, por cuenta de todo esto, Colombia no podrá ser el único país en Latinoamérica en quedarse sin televisión privada. La Comisión ya mostró sus cartas, ahora faltan las de los grupo económicos.