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EN LA MIRA

Un contrato por ocho millones de dólares, para el suministro de 6.200 fusiles con destino a la Infantería de Marina, desata polémica en torno a la negociación.

8 de septiembre de 1997

la reciente adquisición de 6.200 fusiles marca Colt para la Infantería de Marina es el tema del momento en la Armada Nacional, en la Industria Militar y en las oficinas de los proveedores de armamento para las Fuerzas Militares. ¿La causa? Las serias inquietudes que ha producido la adjudicación de ese contrato. Tanto, que los organismos de control han empezado a mirar el asunto con detenimiento. SEMANA investigó el alboroto generado por esta negociación que alcanzó los ocho millones de dólares.
Buscando Galil
La historia empezó en la segunda semana de enero de este año, cuando el Ministerio de Hacienda informó a la Armada Nacional que ya había apropiado los recursos necesarios para dotar de fusilería nueva a varias compañías de contraguerrilla de la Infantería de Marina en Chocó, Sucre y Bolívar. El 20 de enero el capitán de navío Fernando Montenegro, jefe de material naval de la Armada, le envió una carta al gerente de la Industria Militar, Indumil, general (r) Nelson Mejía Henao, en la que le preguntó si esa entidad podía suministrar los 6.200 fusiles que necesitaban, marca Galil. Al indagar en particular por este fusil el oficial estaba dando cumplimiento a una decisión adoptada en 1993, en virtud de la cual fue seleccionado el Galil, de origen israelí, como el arma de las Fuerzas Militares. Según esos estudios las empresas Famage de Francia y Colt de Estados Unidos fueron seleccionadas como firmas alternativas.
Al día siguiente el general Mejía llamó por teléfono a Tel Aviv a Gad Hitron, presidente de Isrex, Industria Militar de Israel, y le preguntó si era posible la venta del material que requería la Armada. Este respondió que no porque ya había adquirido el compromiso de producir 25.000 fusiles con destino al Ejército colombiano y que por lo tanto su producción para 1997 estaba copada.

Buscando Colt
En los siguientes tres meses la Unidad Asesora de Contratación de la Armada realizó numerosos análisis para reemplazar al Galil. Y lo encontró de una manera relativamente fácil porque desde hace más de 15 años la Infantería de Marina utiliza fusiles Colt M-1 y M-14. Desvirtuado el Galil, la Armada se inclinó por la nueva generación de Colt, es decir, el M-16.Sin embargo a esta escogencia se llegó de una manera que los analistas consultados por SEMANA califican como posiblemente irregular: en el acta 003 del 15 de abril los expertos de la Armada le sugirieron al ministro de Defensa, Gilberto Echeverri, que suscribiera un contrato para que Indumil sirviera como intermediario de la negociación, pero dejaron en claro que debía ser fusil Colt. "... la celebración de un contrato interadministrativo para la adquisición de 6.200 fusilescarabinas calibre 5.56 mm, con repuestos y 300 lanzagranadas calibre 40 mm acopladas a los fusiles carabinas marca Colt".
El señalamiento unilateral de esta marca produjo la inmediata reacción del secretario del Ministerio de Defensa, general de Infantería de Marina Juan Octavio Gnecco, quien mediante oficio 2818 del 28 de abril recomendó que "la Unidad Asesora de Contratación del Comando de la Armada abriera la posibilidad de adquirir dicho armamento teniendo en consideración otras marcas". Este error quedó subsanado ese mismo día cuando la Unidad Asesora elaboró una nueva acta, la 005, en la que planteó de nuevo el negocio, pero no mencionó marca en particular, a fin de que pudieran participar diferentes fabricantes o proveedores del armamento M-16 calibre 5.56. (ver facsímil)."Como era apenas una recomendación al Ministro, la Unidad Asesora de la Armada no incurrió en un delito. Pero sí quedó la impresión de que querían amarrar el negocio a la Colt, violando las normas de contratación", dijo a SEMANA un funcionario del Ministerio de Defensa.
Así, el 13 de mayo pasado y después de obtener la autorización del Departamento Nacional de Planeación, el ministro Echeverri y el gerente de Indumil, Mejía Henao, firmaron el contrato interadministrativo 015 por un valor total de 7.973 millones de pesos. A partir de ese momento el negocio fue asumido enteramente por Indumil, que cobró el 0,5 por ciento de comisión por la importación del material bélico. Colt o ColtCon el contrato debajo del brazo, Indumil se dedicó de lleno a adjudicar la compra de los fusiles para la Infantería de Marina. Fue un procedimiento muy rápido. El 14 de mayo el general Mejía le pidió a la firma colombiana Angel e Hijo que cotizara el suministro del armamento. Dicha empresa era proveedora de munición, pistolas y subametralladoras para las Fuerzas Armadas.Para llenar el requisito exigido por el Estatuto de Contratación, o Ley 80, en el sentido de que deben existir dos oferentes, el general Mejía decidió llamar nuevamente a los proveedores de Galil. Esto ocurrió el 16 de mayo, cuando Indumil le envió una carta a Shiman Tekoa, gerente de Isrex para Colombia. La respuesta fue igual a la de enero anterior: su producción estaba copada.Pocos días después Indumil otorgó el contrato a Angel e Hijo, que vendió cada fusil M-16 a 1.200 dólares, es decir, un poco más de 1,2 millones de pesos. Aunque hasta ahora a la firma que ganó el contrato no se le ha atribuido ninguna responsabilidad el procedimiento empleado por Indumil sí generó suspicacias en algunas dependencias del Ministerio de Defensa y de la propia Armada Nacional:¿Por qué razón Indumil le pidió cotización a Isrex si la empresa israelí informó desde enero anterior que no estaba en capacidad de suministrar el fusil Galil para la Armada?
¿Por qué razón no convocó a Famage, de Francia, una de las tres empresas seleccionadas en 1993 como proveedor alternativo de fusilería? ¿Por qué razón no le pidió cotización a otras tres empresas, Bushmaster, Olimpic y C.I.A., que estaban en capacidad de proveer el fusil M-16 calibre 5.56 mm?SEMANA dialogó con el general Nelson Mejía, quien respondió estas inquietudes. Dijo que no solicitó oferta de Famage porque consideró que sus precios eran más altos que los de Colt. Agregó que aunque recibió mensajes de varias compañías que ofrecían el M-16 _como Daewoo de Corea_ no las convocó porque no habían sido seleccionadas en 1993. El oficial agregó que Indumil simplemente cumplió el deseo de la Armada de adquirir el fusil Colt y negó que se hubiera presentado algún tipo de favoritismo con la firma seleccionada.