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Según las cifras de la Alcaldía de Medellín, el delito de homicidio alcanzó una disminución del 27 % en la ciudad. | Foto: Archivo SEMANA

SEGURIDAD

Las pandillas siguen mandando en un sector de Medellín

Según las estadísticas, en la capital antioqueña hay cerca de 240 combos que siguen controlando algunas comunas de la ciudad. Un mal de nunca acabar.

11 de diciembre de 2015

Hace unas semanas el CTI y la Policía incautaron en el Parque Arví, zona rural de Medellín, un arsenal -cuatro fusiles AK 47, tres granadas de fragmentación, dos granadas IM 26, un subametralladora Mini Ingram, uns pistola Sig-sauer que había sido hurtada a la Policía Nacional, un revolver Martial calibre 38, 70 changones doble cañon 12 mm, dos proveedores para galil, tres proveedores para AK 47, 490 cartuchos calibre 5.56, 250 cartuchos calibre 9 mm, 9 cajas de cartuchos calibre 12, 200 cartuchos entamborados S 5.56, 3 culatas para fusil galil- que, según las autoridades, pertenecía a los combos La Galera y La 29, que delinquen en las comunas 1 y 2 y que son el brazo armado de la Odín de San Pablo. Cosa de pandillas, de bandas, se pensó.  

Ochenta armas, incluidos fusiles de asalto, granadas y munición suficiente para un combate, no es poco. Fuentes de la Fiscalía dicen que con ese número de armas se puede dotar a un gran número de hombres, los suficientes para controlar una comuna de la ciudad: no se trata de un combo más.

En la ciudad hay aproximadamente 240 combos, y los de las comunas 1, 2 y 3 —cercanas al lugar donde se encontró la caleta— son: La Silla, El Hoyo de San Pablo, La 29, La Avanzada, Los Triana (con hegemonía en la comuna 2), La 38, Los Terranovas, El Filo, Los chicos malos, La Torre o La 107, La Galera, Barrios Unidos, El Pomar, El Hoyo, Balcones de Jardín o Combo del Indio, Oficina de Trasmayo, Versalles, La Terraza, Los Terribles, San Blas, La Salle, Combo de Motor, La Yegua o La Guyana, La Vaca, Cuatro Esquinas o Luisito, La Viña, La Marina, La Batea, La 43, La Cruz o La Honda y La Arboleda.

Por los cerros orientales de Medellín han entrado todos los grupos armados a la ciudad. Primero el M-19 -donde tuvo los famosos campamentos de paz-, luego las milicias populares de las FARC y del ELN, finalmente Carlos Mauricio Garcías, alias 'Doblecero', comandante del extinto bloque Metro de las AUC, quien luego se enfrentaría a muerte con Diego Fernando Murillo, 'Don Berna'. La zona es estratégica: salida directa al Oriente de Antioquia y al Magdalena Medio, rutas de combates, secuestros, extorsión y cultivos ilícitos.

En el 2012, en el mismo sector, las Autodefensas Gaitanistas estuvieron en guerra con la llamada 'Oficina de Envigado', lo que terminó con un pacto de fusiles y la división de territorios. Dice el director de Corpades, Fernando Quijano, que los primeros se quedaron con barrios como La Sierra, Villa Turbay, Villa Liliam y el corregimiento de Santa Elena, “ellos lo que quieren es hacer un empalme con los municipios que ya tienen el oriente, entiéndase La Ceja, Santuario, Concepción, zonas de megaproyectos”.

El vicealcalde de Seguridad de Medellín, Luis Fernando Suárez, asegura que esta es una de las incautaciones más grandes que se han hecho en la ciudad en los últimos años y que en las próximas semanas pueden venir más.

“Está claro que aquí más que pandillismo hay estructuras criminales armadas y las estamos combatiendo con total verticalidad. Nosotros siempre hemos partido de reconocer la complejidad del conflicto en Medellín y por eso sabemos que estas son estructuras criminales con mucha experiencias, armados, de mucho tiempo delinquiendo”, dice Suárez.

La seguridad, que en la percepción de la ciudadanía siempre es un problema, ha mejorado en Medellín en el último año. Según las cifras de la Alcaldía de Medellín, el delito de homicidio alcanzó una disminución del 27 % en la ciudad. “Al cierre del mes de noviembre del 2015. Según reporte del Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (SISC), entre enero y el penúltimo mes del año ocurrieron 453 casos, mientras en el mismo periodo del 2014 fueron 617, esto es, 162 muertes más”.

Sin embargo, y aun cuando es plausible la disminución de este fenómeno, los combos siguen acechando en las comunas y, sin lugar a dudas, son los que mandan en esos sectores de la capital antioqueña. Un mal de nunca acabar.