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T E R R O R I S M O

En tinieblas

En medio de la crisis económica el ELN obliga a los paisas a padecer el más duro racionamiento de energía de los últimos años.

21 de febrero de 2000

La noche del lunes pasado Medellín estaba a oscuras. Los centros comerciales cerraron sus puertas a las seis de la tarde. El tráfico se infartó. Igual ocurrió con el sistema telefónico. Una buena parte de la ciudad también se quedó sin agua pues los equipos de bombeo se paralizaron por falta de energía. El metro funcionó a media marcha y los dueños de restaurantes tuvieron que recurrir a las velas para atender a su clientela.

Fue la primera noche que los paisas sufrieron el racionamiento de energía impuesto por las autoridades locales a raíz de la voladura de torres por parte del Ejército de Liberación Nacional (ELN). La ola terrorista apagó a la ciudad y de paso puso con los nervios de punta a la industria y al comercio que, en buena parte, tuvo que paralizar su trabajo.

La arremetida guerrillera puso en jaque el sistema eléctrico antioqueño y tiene en ascuas al resto del país porque de continuar los atentados el racionamiento se extenderá a otras ciudades. El ELN voló el lunes 17 de enero 18 torres de energía, que se sumaron a las 60 que había dinamitado en meses anteriores. ISA, por su parte, sufrió la voladura de 183 de sus torres y apenas quedaron en pie 136. Con esos atentados perpetrados por el ELN los departamentos de Antioquia y Chocó quedaron aislados del sistema de interconexión nacional. Las Empresas Públicas de Medellín (EPM) se vieron obligadas a restablecer la operación de 371 circuitos y someter a racionamiento a 53 de ellos. Eso originó serios problemas, no sólo en la prestación del servicio de luz en Antioquia, sino que por los menos 500.000 personas quedaron sin el suministro de agua potable. Así mismo el sistema telefónico presentó serios problemas a raíz del atentado contra la antena repetidora que EPM tiene en Guatapé, la cual sirve de soporte del sistema de buscapersonas y del trunking.

De acuerdo con el alcalde de Medellín, Juan Gómez Martínez, el sector eléctrico de la ciudad pierde diariamente 1.000 millones de pesos debido a los racionamientos. También señaló que reparar cada una de las torres de energía voladas por ELN tiene un costo de entre 100 millones y 160 millones de pesos. Para poner en funcionamiento todas las torres dinamitadas se requiere una inversión cercana a 3.000 millones de pesos.

Los comandantes del ELN, Nicolás Bautista y Antonio García, señalaron que si el gobierno “no le hubiera mamado gallo” a la creación de una zona de despeje para realizar la convención nacional los atentados contra el sistema eléctrico no habrían sucedido. Pero el tema tiene un trasfondo más allá del despeje. El ELN se ha opuesto a la privatización de Isagen. “Esas privatizaciones las habíamos podido discutir con el gobierno en la mesa de negociaciones, pero como no quisieron despejar nos tocó pronunciarnos de esa manera”, señaló Antonio García.

Frente a esa posición radical del ELN el nuevo ministro de Minas y Energía, Carlos Caballero Argáez, dijo que los procesos de privatización de ISA e Isagen seguramente se verán seriamente afectadas por las incursiones terroristas. Mientras tanto los paisas seguiran en tinieblas y todavia no saben hasta cuando tendran que soportar ese calvario.