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Henry Murraín del centro de pensamiento Corpovisionarios. | Foto: SEMANA.

BOGOTÁ

“El bogotano desconfía mucho del otro”

El director de proyectos de Corpovisionarios interpreta los resultados de la Encuesta de Cultura Ciudadana.

Camilo Jiménez, editor Enfoque Revista SEMANA.
27 de septiembre de 2013

Henry Murraín es la mano derecha de Antanas Mockus en el centro de pensamiento Corpovisionarios y habló con Semana.com sobre los resultados de la gran Encuesta de Cultura Ciudadana que acaba de lanzar. Los resultados abarcan diez años de investigación y dejan un sabor amargo sobre la moral y las normas sociales de los habitantes de la capital.

Semana.com: ¿Qué significa ‘cultura ciudadana’?

Henry Murraín:
Es un enfoque creado por Antanas Mockus que enseña que para resolver muchos problemas de la política pública y la convivencia es necesario revisar nuestros comportamientos y actitudes. En otras palabras, la cultura ciudadana es entender que para construir una sociedad hay que revisar la cultura, las normas sociales, las reglas no escritas.

Semana.com: Su encuesta abarca mediciones de los últimos diez años. ¿Han cambiado los bogotanos en este tiempo?

H.M.:
Sí, en varios aspectos. En lo positivo, la tolerancia racial y hacia la diversidad sexual va mejorando. La cultura tributaria sigue siendo muy alta en Bogotá. Pero hay puntos negativos. Vemos un aumento de la ‘tolerancia’ hacia los corruptos y los narcotraficantes. Además, las riñas y la violencia intrafamiliar siguen siendo un tema crítico en la ciudad.

Semana.com: Según la Encuesta, en Bogotá es 20 veces más peligroso estar involucrado en una riña que, por ejemplo, en un atraco. ¿Por qué?

H.M.: Si uno saca el promedio de los atracos que terminan en muerte y hace lo mismo con las riñas fatales, el resultado es que es más probable morir en una riña que en un atraco. Ojo, este dato no busca defender el atraco. Pero queremos hacer visible la tragedia de las riñas en una sociedad donde éstas aún no reciben el rechazo social que merecen. Dentro de la lógica de los machos machitos, el que dice ‘¡Es que yo no me dejo de nadie!’ Recibe incluso un reconocimiento.

Semana.com: Durante la presentación de los resultados, Antanas Mockus dijo: ‘Para cambiar algo hay que poder medirlo’. ¿Cómo se mide la cultura?


H.M.: Decir que uno mide ‘toda’ la cultura es pretencioso. Pero sí observamos la evolución de algunos temas relacionados con la seguridad, la movilidad, el comportamiento en el espacio público, la tolerancia, la confianza en las instituciones y el respeto de normas. Lo hacemos mediante un equipo interdisciplinario compuesto por expertos de las ciencias sociales y estadísticos y mediante encuestas, análisis de estadísticas de Medicina Legal y la Policía, entrevistas, conteos en las calles y mucha observación. La idea es construir indicadores sobre la cultura ciudadana, que podamos comparar y monitorear en el tiempo.

Semana.com: La corrupción es quizás uno de los traumas más grandes de los bogotanos en la última década. ¿Cómo se refleja ésta en la Encuesta?

H.M.: La mayoría de la gente opina negativamente de los funcionarios públicos. El 87 por ciento piensa que son corruptos. Esto es duro e injusto, pues la gente los castiga a todos por los escándalos de algunos. También la confianza en las instituciones públicas ha bajado. Los bogotanos confían en los maestros y la Iglesia, pero son muy desconfiados de los demás. Más de la mitad piensa que el otro es corrupto. Esto es lo más grave.

Semana.com: De las medidas de Gustavo Petro, ¿cuáles han tenido efectos positivos en la cultura?

H.M.: Él ha logrado variar dos tendencias. Menos personas se suben a un carro cuando el conductor está embriagado y muchas más rechazan el porte de armas.

Semana.com: A diferencia de otras ciudades, los bogotanos tienden a verse justificados a la hora de violar la ley. ¿Por qué?

H.M.: Se trata de lo que coloquialmente llaman los ‘fueques’. En Bogotá, la tendencia a justificar la violación de una ley por razones individualistas o utilitarias aumentó. Sin embargo, sigue siendo una minoría. La mayoría de los bogotanos no actúa así.